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El club Hankuk de taekwondo: cómo un buen ambiente forja una medalla olímpica

La escuela donde se formó y se entrena la subcampeona en Tokio 2020 Adriana Cerezo tiene una filosofía que defiende que la exigencia no está reñida con el disfrute

Adriana Cerezo (izquierda) en un entrenamiento en el club Hankuk previo al Europeo de taekwondo que se disputa del 19 al 22 de mayo. Foto: Samuel Sánchez

En el club Hankuk de San Sebastián de los Reyes (norte de Madrid) hay unos 400 taekwondistas: los más pequeñitos tienen 5-6 años y se fijan en el grupo de los mayores, los de alta competición. El grupo, entrenado por Jesús Ramal y Suvi Mikkonen, lo lidera la sonrisa permanente de Adriana Cerezo, subcampeona olímpica en los Juegos de Tokio con tan solo 17 años. Cerezo, que ahora tiene 18, aterrizó en el Hankuk con 11 años: allí la llevaron sus padres cuando quiso dejar el taekwondo. “Me entró ansiedad, me pilló todo de sopetón, no disfrutaba de la competición”. Y allí encontró otra familia, su familia deportiva y otra manera de hacer las cosas.

Marta Calvo, que tiene 25 años y una plata mundial y europea en su palmarés, también lo quiso dejar el pasado verano. Hasta que decidió escribir a Ramal para ingresar en su club. Igual que Cerezo, se encontró con otra manera de ver y hacer taekwondo. Lo cuentan ambas en este vídeo-reportaje pocos días antes de que se celebre el Europeo en Manchester (jueves 19-domingo 22 de mayo).

Así lo resume Jesús Ramal: “Parece que se ha implantado la filosofía en el alto rendimiento del no pain, no gain [sin dolor no hay ganancia]. Nosotros queremos ser el mejor club del mundo y en este camino estamos buscando el hacerlo de una forma agradable, en un entorno enriquecedor, de aprendizaje, de pasarlo bien, de disfrute”.

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