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COLUMNA
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‘Belascoarán’, un ingeniero reconvertido en detective

Esta ficción no es exactamente una serie: son tres largometrajes que pueden verse en cualquier orden

Luis Gerardo Méndez, protagonista de 'Belascoarán'.
Ángel S. Harguindey

Los tres capítulos que conforman Belascoarán están basados en tres novelas de Paco Ignacio Taibo II, un gijonés afincado en México desde su infancia que no perdió el contacto con sus raíces —ahí está, a iniciativa suya, la Semana Negra de Gijón— y no es exactamente una serie: son tres largometrajes que pueden verse en cualquier orden y que narran las investigaciones de un ingeniero reconvertido en detective independiente, un cambio de oficio motivado por la frivolidad de la que hasta entonces era su caprichosa y consumista mujer.

Y si en el primero de los largometrajes, Días de combate, el protagonista participa en una especie de Saber y ganar de la televisión mexicana para reunir el dinero necesario e iniciar su nueva profesión, consigue al mismo tiempo resolver el caso de un estrangulador en serie y conocer a la que acabará siendo su compañera sentimental, la estupenda Paulina Gaitán. En Cosa fácil se enfrentará a un doble reto: el secuestro de la hija de una estrella de la televisión en decadencia y el asesinato de un líder sindical de una fábrica. Es de las pocas ocasiones en las que la trama se adentra en los barrios suntuosos de la capital y ya se ratifica una de las constantes de las novelas: que a la incompetencia policial se le une la corrupción.

Por último, en No habrá final feliz reaparece otro elemento invariable: la violencia, o para ser más precisos, la facilidad con la que se aprieta el gatillo. Una interesante serie (Netflix) ambientada en los años setenta, lo que añade al guion alguna referencia a la previa y brutal represión policial de la Plaza de las Tres Culturas, muy correctamente protagonizada por Luis Gerardo Méndez.

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