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COLUMNA
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‘Sin novedad en el frente’: el futuro de Europa se juega en las trincheras (otra vez)

La película de Netflix es un portento técnico y emocional, pero puede atragantarse. Lo que más teme un soldado metido en el fango es vérselas con un tanque, hoy también en Ucrania

Edin Hasanović, en una escena de la película 'Sin novedad en el frente', de Netflix. Foto: REINER BAJO
Ricardo de Querol

Mucho dron bomba, mucho satélite, mucha ciberinteligencia y mucho misil teledirigido que causa gran destrucción. Pero los episodios más decisivos de la guerra de Rusia contra Ucrania se están librando ahora en el barro y en el hielo, palmo a palmo, en trincheras como las que cruzaron Europa de 1914 a 1918. Y en ese fango se imponen los carros de combate. Lo cuenta así un soldado ucranio a Euronews: “Lo más aterrador es cuando ves venir un tanque hacia ti. Cuando el tanque dispara sucede muy rápido. Cuando es un proyectil que vuela hacia nuestra posición, lo oyes y tienes uno o dos segundos para esconderte”.

Una de las escenas más impactantes de Sin novedad en el frente, y hay muchas tremendas, llega cuando unos tanques arrollan las debilitadas posiciones alemanas en el frente francés al final de la I Guerra Mundial. Su blindaje repele las balas, su cañón dispara de cerca, las orugas superan cualquier desnivel o directamente aplastan a quien se interponga.

La película de Netflix —basada en la novela de Erich Maria Remarque, ya llevada a la pantalla en 1930 y 1979— es un portento en lo técnico y en lo emocional, y de ahí sus nueve nominaciones a los Oscar. Pero puede atragantarse al espectador, porque no se ahorra ni un detalle de los horrores de la guerra. El relato subraya lo inútil de la pérdida de vidas jóvenes, sobre todo las enviadas al matadero, sin nada que ganar, cuando ya se negociaba un armisticio.

Rusia prepara una gran ofensiva terrestre una vez formados los 300.000 movilizados a la fuerza. Una “nueva fase brutal de la guerra”, lo llama el New York Times. Europa y Estados Unidos mandarán los tanques que imploraba Kiev porque, sí, estamos todos implicados. El futuro de Europa vuelve a jugarse en las trincheras como hace un siglo. Nada indica que estemos cerca del final.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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