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Las claves de ‘¿Qué (diablos) es España?’, el adiós televisivo de Iñaki Gabilondo

El veterano periodista entrevista a diversas personalidades españolas que intentan descifrar su país a través del diálogo y la reflexión. “Muchas veces los viejos nos ponemos muy estupendos llamando sabiduría a lo que sencillamente es fatiga”, asegura

Fotograma del documental '¿Qué diablos es España?' en el que Iñaki Gabilondo (izquierda) entrevista al escritor Antonio Muñoz Molina.
Nora G. Fornés

“¿Qué diablos es España?” Esta es la pregunta que intenta dilucidar Iñaki Gabilondo (San Sebastián, 80 años) en su último proyecto televisivo, un documental de hora y once minutos que se estrena esta noche en Movistar Plus+. Para ello, entrevista a diversas personalidades españolas de ámbitos muy distintos, como la historiadora y política Cayetana Álvarez de Toledo, la filósofa y activista Elizabeth Duval o el astronauta y exministro de Ciencia Pedro Duque, entre otros, para obtener respuestas a través del diálogo sosegado y la reflexión. Tras haber dicho adiós a la radio hace más de un año, el periodista de la SER y de los informativos del canal de televisión Cuatro se despide del medio audiovisual con este espacio, un metraje que ha presentado esta mañana en la Cineteca del Matadero de Madrid.

Para el periodista, el documental supone un adiós sin acritud: “Quería que lo último que hiciera no tuviera vinagre. No he ocultado a nadie que, en los últimos años de mi carrera, avanzaba hacia el escepticismo a gran velocidad. Durante algún tiempo creí que eso era sabiduría de viejo. Luego descubrí que era cansancio y que muchas veces los viejos nos ponemos muy estupendos llamando sabiduría a lo que sencillamente es fatiga. Así que decidí acabar con algo que he hecho toda mi vida, que es preguntar y hablar serenamente sobre nuestro país lejos de la bronca política”.

Gabilondo ha deplorado que España sea un tema de crispación continua y que sus habitantes gasten toda su energía enfrentándose: “Estamos demasiado ocupados discutiendo sin dialogar. Cuando escuchamos una voz que discrepa, decimos que nos lleva la contraria, porque asumimos que alguien que no comparte nuestro punto de vista solo puede ser un idiota o alguien que tiene mala voluntad. Hemos perdido tantas oportunidades históricas por pelearnos. Ya lo dijo Otto von Bismarck: ‘España es el país más fuerte del mundo, porque lleva dos siglos queriendo matarse y no lo ha logrado. Si algún día se dejara de poner la zancadilla, avanzaría”.

En vez de pensar en lo que son los españoles, o en lo que han sido, ha explicado, mejor sería pensar en lo que pueden hacer para construir algo juntos: “España es un país de antepasados, que no cierra ninguno de sus episodios históricos. Los demás países tienen broncas que resuelven mejor o peor y siguen adelante. Nosotros no sabemos si estamos orgullosos o avergonzados de la aventura americana o del pasado islámico de Al-Ándalus”.

Por ello, el periodista ha llegado a la conclusión de que nunca podría haber consenso para una cosa tan ornamental como ponerle letra al himno de España. “A mí no me importa que no tengamos letra, pero sí que no pueda tenerla”, ha aclarado. “Con el chef José Andrés deducimos que lo único que nos une a todos es la comida, así que escribí una versión del himno español con platos regionales”. Esta versión gastronómica, que cantó ayer por primera vez en La resistencia, el programa de David Broncano, se ha extendido por las redes sociales. En ella, Gabilondo enumera platos típicos de la gastronomía española al ritmo del cántico patriótico. “Grelos, gazpacho, tortilla de patatas sin cebolla o con, y un plato de jamón”, ha vuelto a entonar en la presentación del documental.

Cuando la moderadora del evento le ha preguntado por qué es este su adiós definitivo, Gabilondo ha respondido con una analogía: “Una conocida mía se enteró de que se había muerto la Reina de Inglaterra —que ya tenía más de 90 años— y me preguntó: ‘¿Y de qué se ha muerto?’ Acabo de cumplir la escalofriante edad de 80 años. Creo que no necesita más explicación”.

A lo largo del documental, dos sillas rojas plegables se repiten en todas las entrevistas. Aparecen en medio de escenas tan distintas como un palacio señorial, un bar, un campo de fútbol rodeado de balones o una calle con grafitis. La idea, de Cristina Nieto, la subdirectora del metraje, surgió para darle continuidad estética al documental. Alfonso Martínez Cabanillas, el responsable de la productora Cañas Brothers que participó en el proyecto con Movistar, ha añadido que las dos sillas simulan visualmente un paréntesis, el de la conversación sosegada, lejos de todo ruido. Las sillas, como barreras verticales del conflicto y la polarización, se plantan como símbolos de concordia, como elementos en una conversación entre los vecinos de un pueblo que salen a hablar y a tomar el fresco.

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Sobre la firma

Nora G. Fornés
Redactora de la sección de Cultura y Televisión desde septiembre de 2022. Licenciada en Filología inglesa por la Universidad Sorbona y máster de enseñanza por la INSPE de París. Antes de incorporarse a EL PAÍS, trabajó como profesora de secundaria de inglés. Cursó el máster de Periodismo UAM-EL PAÍS en la promoción 2021-2023.

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