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“Nos vemos en Mastodon, Space Karen”: los usuarios bromean sobre el fin de Twitter

La red social se inunda de comentarios jocosos contra su consejero delegado, Elon Musk, y de llamamientos a abandonar la plataforma

Una proyección en la fachada de la sede corporativa de Twitter en San Francisco hace mofa de su dueño, Elon Musk.Foto: Twitter | Vídeo: EPV
M. G. Pascual

El caos reina en la red social Twitter desde que fue adquirida por Elon Musk. El magnate nacido en Sudáfrica ha revolucionado la plataforma con cada tuit que ha publicado desde que asumió el control de la compañía: servicio premium por ocho dólares mensuales, cambio en la política de moderación de contenidos, despidos masivos... Pero en las últimas horas se han precipitado las cosas. Cientos de trabajadores han rechazado el ultimátum que dio a la plantilla y que expiraba el jueves para que quienes no quisieran seguir en el barco se fueran. Muchos de esos empleados han publicado vídeos en la red social a modo de despedida o manifestando su malestar con el nuevo rumbo de la empresa.

Las protestas y los comentarios jocosos se han extendido como la pólvora por la red social. Uno de los vídeos que más se han viralizado en las últimas horas muestra la proyección del nombre de Musk en la fachada de la sede corporativa de Twitter en San Francisco, seguido de una serie de adjetivos que no lo dejan bien. Entre ellos ha tenido especial repercusión el término “Space Karen”, una burla a su publicitada intención de colonizar Marte (mezcla de Space, por su empresa aeroespacial, Space X, y de Karen, término peyorativo que se usa para describir a mujeres blancas de mediana edad que se quejan por cosas insignificantes).

Abundan los llamamientos a la emigración a otras plataformas como Mastodon o a foros del estilo Reddit. También hay numerosos tuits a modo de despedida de Twitter, como si fuera a colapsar de forma inminente, ensalzando todo lo bueno y lo malo que nos ha aportado. La salida de la empresa de tantos ingenieros está dando lugar a rumores sobre la fragilidad de la plataforma ante posibles ataques de ciberdelincuentes o acerca de su propia viabilidad tal y como la conocemos hoy.

Mientras, Elon Musk permanece aparentemente impasible ante la situación. Su actividad en Twitter, apenas interrumpida, permite pensar que no duerme: no pasan más de dos horas sin que se pronuncie en su red social. Ha dicho, entre otras cosas, que no le preocupa la estampida de trabajadores porque, en su opinión, se están quedando los mejores.

También ha respondido en tono desafiante a personajes públicos, como a la congresista demócrata estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, subrayando que tiene la situación controlada. De hecho, está sacando pecho: en otro tuit publicado hace unas horas, se pregunta: “¿Cómo hacer una fortuna en las redes sociales? Empieza por comprar una grande”.

Alternativas a Twitter

Twitter tiene más de 250 millones de usuarios. Sin embargo, si se materializa la intención de Musk de establecer una suscripción mensual de ocho dólares, puede haber una estampida de tuiteros que no estén dispuestos a pagar por el servicio.

Mastodon es uno de los candidatos para absorber a esos usuarios desencantados. Su funcionamiento es similar, aunque no igual: se pueden escribir mensajes de hasta 500 caracteres que son públicos para todos los usuarios de la Red. Se le puede dar a “me gusta” y a “compartir”. Sin embargo, aunque sus responsables aseguran que su base de usuarios se ha triplicado desde que Musk tomó las riendas de Twitter, la masa crítica es mucho menor que la de la red social del pajarito (hace poco superó el millón, frente a los 250 millones de Twitter), por lo que sus contenidos resultan menos interesantes.

Otras opciones son Reddit, Tumblr o Discord. Se trata de plataformas distintas a Twitter, pero que, a diferencia de Mastodon, tienen una base de usuarios más amplia y, por tanto, están más consolidadas.

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Sobre la firma

M. G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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