Qué son las evidencias científicas y por qué están revolucionando la educación

Más allá del contenido teórico, se abre paso en la pedagogía un método basado en trasladar los datos fundamentados en la investigación y la evidencia científica a la toma de decisiones de los profesores en las aulas. Aún con poca tradición en España, entidades como Fundación la Caixa y cada vez más docentes avalan ya una metodología que mejora los resultados de los alumnos y la formación de los profesores

“Profe, y esto, ¿cómo lo hago?”. Jordi Villar, jefe de Estudios y profesor de Tecnología en 4º de la ESO y 2º de Bachillerato en el Instituto Badalona VII (Barcelona), responde con paciencia una y otra vez a esta pregunta en el tiempo que duran sus clases. Reconoce que no todos los alumnos aprenden igual ni tienen las mismas necesidades; por eso, personaliza la enseñanza adaptándose a las particularidades de cada uno de ellos: “Me encanta la educación a través de retos; así les creas el ansia y la necesidad de aprender”. Villar reconoce la desmotivación del alumnado como el principal problema al que se enfrentan hoy los docentes: “Por eso debemos centrarnos en cómo el alumno puede hacer cosas nuevas, más que en el contenido teórico en sí”, razona.

Eso que Villar califica como “retos” y “cosas nuevas” y que aplica con éxito en su centro de estudios, no es otra cosa que el uso de las evidencias científicas educativas, es decir, de los resultados derivados de investigaciones que han sido validados por la comunidad científica y que demuestran que una práctica educativa es eficaz. Un modelo aplicado desde su creación, en 2011, por la británica Education Endowment Foundation (EEF), centrada en asesorar y apoyar a institutos y maestros para la mejora del estudio y de los métodos de enseñanza en los centros. “Cuando basamos las prácticas en evidencias científicas, nos aseguramos de que las horas, la energía de los profesores y los presupuestos de las escuelas se aprovechan y utilizan correctamente. Así, les guiamos hacia enfoques y técnicas de enseñanza y aprendizaje que sabemos que funcionan y desterramos las más ineficaces”, explica su directora ejecutiva, Becky Francis, que también es pedagoga.

En la última década, su organización ha orientado más de 200 investigaciones en la mitad de los centros educativos de Inglaterra y ha analizado más de 2.500 informes sobre la aplicación de estas metodologías en distintos países. Desde hace cuatro años, la EEF apoya y colabora con el primer y único programa de prácticas educativas efectivas en España, organizado por EduCaixa, el proyecto de la Fundación la Caixa que desde 2011 facilita recursos a colegios, docentes y alumnado para impulsar su formación con iniciativas que favorezcan la innovación educativa. Como abunda María Espinet, responsable de EduCaixa: “Además de las herramientas que ponemos a disposición para que cada docente o equipo directivo pueda acceder a ellas y las trabaje en su centro, impartimos charlas, webinars y cursos formativos en distintas universidades y administraciones españolas”.

Una herramienta para ayudar

Precisamente Villar ha sido uno de los más de 3.000 profesores españoles que han utilizado los materiales y guías pedagógicas facilitadas por EduCaixa que, como él mismo reconoce, han supuesto una formación y unos conocimientos que de otra manera no habría podido adquirir: “En cuanto descubrí uno de sus programas, el de Liderazgo para el Aprendizaje, me encajó desde el minuto cero. El desarrollo profesional que genera es brutal; te enseñan a analizar en tu centro qué funciona y qué no. Todo está fundamentado en una rigurosa y pura investigación”, añade.

Una de las propuestas más innovadoras lanzadas por la EEF y su aplicación práctica en España a través de EduCaixa es la Teaching and Learning Toolkit, una herramienta gráfica que permite a los docentes consultar y comparar, con datos y costes, el impacto y la eficacia de las distintas prácticas educativas. Ejemplos de ellos son la participación de la familia en las actividades de aprendizaje de sus hijos, la importancia de la expresión oral y articulación de ideas o potenciar el método fonético en clase. Como aclara Francis desde Londres: “Toolkit sintetiza la mejor investigación internacional realizada hasta ahora sobre la aplicación de distintos enfoques en las escuelas, y establece recomendaciones claras basadas en la evidencia para que los profesores las implementen en el aula. Es un recurso que se actualiza periódicamente según van publicándose pruebas que confirman la solidez del procedimiento”.

La situación en España

Sin embargo, queda un largo camino para que la investigación sobre métodos óptimos de docencia se extienda a todos los centros de España. En opinión de Marta Soler, socióloga, catedrática y doctora por la Universidad de Harvard debería ser una responsabilidad institucional y hasta legislativa: “Cuando se habla sobre un tema de salud en el Congreso, o aparece una noticia relevante en ese ámbito, siempre se citan publicaciones prestigiosas como The Lancet o Nature. Esto, en materia de educación, no pasa en España. Se recurre a referencias de catedráticos en lugar de ir a lo que ya está avalado por la ciencia”, afirma.

Alumnos utilizando una tableta digital durante su formación.
Alumnos utilizando una tableta digital durante su formación.

Esas lagunas y carencias es precisamente lo que obliga a replantear la estructura de un sistema lastrado por la ausencia de un pacto de Estado o de leyes y reformas educativas de consenso. Como explica Villar: “Aquí no evaluamos nuestra actividad docente ni recogemos datos; es un problema endémico y cultural de este país. Tendríamos que hacerlo para saber si lo que enseñamos está funcionando o no. Y para eso necesitas un feedback constante, no puedes tener un proyecto educativo que se actualice cada cuatro años”. Se trata de un giro largo y laborioso para el que se necesita voluntad y compromiso, una opinión compartida por Cintia Refojo, jefa de la Unidad para el Avance de la Comunicación Científica en la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT): “El Ministerio de Educación está cada vez más involucrado en el tema, pero la nueva reforma de la ley de Educación y los estragos que ha dejado la pandemia en el sistema han obstaculizado trasladar esa investigación a las aulas”.

Jordi Villar, desde su experiencia en las aulas, lo tiene claro: “Hay una insuficiencia de proyectos como EduCaixa para que nuestro desarrollo profesional sea mucho mejor y transformemos el sistema educativo. Entre profesores, lo que más comentamos es que seguimos impartiendo contenidos para actividades o profesiones que ya ni existen”. Una apelación que Villar traduce en la necesidad de que la formación docente no termine cuando se entra por primera vez en un centro a impartir clase, sino que continúe en él y se aplique con ciencia y evidencias reales en la propia pedagogía diaria.

El reto ‘The Challenge by EduCaixa’ viaja a Silicon Valley

Otra de las iniciativas desarrolladas por EduCaixa para promover e impulsar la transformación e innovación de la educación es el programa The Challenge. Dirigido a alumnos de 3º y 4º de la ESO y Bachillerato, los alumnos participantes debían elaborar un proyecto que desarrollara la competencia emprendedora en el aula, identificando una causa o problema social a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y que contribuyera a su consecución.

Se presentaron 1.253 proyectos y, tras una primera criba de los 100 mejores, 22 de ellos fueron seleccionados durante una gala digital celebrada en el Metaverso de The Challenge para viajar a Silicon Valley y recibir allí un curso formativo que les ayudará a llevar a la práctica las ideas emprendedoras que nacieron en las aulas. En total, 77 alumnos y 22 docentes estarán en la meca de la tecnología hasta el 12 de julio, acompañados por el famoso youtuber mallorquín Miquel Montoro, embajador del programa.