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Solo el 44% de los adolescentes con conductas suicidas ha recibido tratamiento psicológico en los últimos tres años

Un estudio de la Fundación Anar basado en 589.255 llamadas relacionadas con suicidio de menores alerta de que los principales desencadenantes son la violencia y los problemas de salud mental

Adolescentes con conductas suicidas
La violencia y los problemas de salud mental son los factores más asociados a la conducta suicida.Getty
Ana Torres Menárguez

“El dato es muy preocupante”, sostiene Diana Díaz, directora del teléfono/chat de atención a menores de la Fundación Anar, sobre el hecho de que solo el 44% de los menores entre 13 y 17 años que han contactado con ellos en los últimos tres años por ideación suicida o por intento de suicidio ha recibido atención psicológica, bien dentro del sistema público de salud o de forma privada. “Las derivaciones desde atención primaria están saturadas, los testimonios de los chavales nos revelan que, incluso en situaciones graves, las citas se dan en un intervalo entre 15 días y tres meses, por eso somos conocedores de primera mano del colapso del sistema público de salud mental”. Esta es una de las conclusiones del Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) que Anar ha presentado este jueves, en el que han analizado el contenido de las 589.255 llamadas y mensajes de chats relacionados con conductas suicidas de menores que han recibido en su teléfono gratuito (900202010) en los últimos 10 años. Otro de los datos pone sobre la mesa que las consultas se han incrementado un 128% desde 2020, coincidiendo con la crisis del coronavirus.

Una de las consecuencias de esa falta de tratamiento psicológico es la sobremedicación. “Tanto los familiares como los propios menores nos cuentan que se están medicando sin acompañar esos fármacos de terapia, se está sustituyendo la psicoterapia, que no se puede llevar a cabo por falta de recursos, por pastillas y esto es grave”, sostiene Díaz, que explica que el suicidio es “la punta del iceberg”, pero que siempre “hay un problema detrás y hay que abordarlo para que el menor disponga de herramientas”.

La línea de atención de Anar, que cuenta con más de 200 psicólogos con un alto nivel de especialización en suicidio (todos han seguido una formación de 400 horas), está disponible las 24 horas del día, pero los responsables de la misma advierten de que este servicio en ningún caso sustituye a la terapia. “Nuestra función es actuar ante crisis graves que se producen en un momento determinado, alertar al 112 en caso de emergencia o a las autoridades policiales para una inmediata intervención, e informar sobre los servicios disponibles para que el menor proceda a pedir una cita para recibir una atención presencial”, indica la directora del teléfono.

“Las dilatadas listas de espera del sistema sanitario público para recibir atención psicológica y el elevado coste de este tratamiento en la sanidad privada dificultan que puedan recibir este tipo de atención cuando la necesitan y, por tanto, elevan la posibilidad de que la ideación derive en intento de suicidio y el intento en suicidio consumado”, añade Benjamín Ballesteros, director del programa de Anar.

Equipo de psicólogos que atienden la línea telefónica y el chat de la Fundación Anar.
Equipo de psicólogos que atienden la línea telefónica y el chat de la Fundación Anar. Anar

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2020 en España se registraron 314 suicidios de menores de edad. Anar atendió en 2021 a 748 adolescentes que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida. Entre 2012 y 2022, los casos atendidos por ideación suicida se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidio por 25,9. De los 9.637 menores que han contactado por ese motivo en la última década, el 63,8% se corresponde con los últimos tres años. Los responsables lo achacan al confinamiento y a los efectos sociales de la covid: mayor aislamiento, maltrato intrafamiliar, hacinamiento, abuso de las tecnologías, barreras asistenciales a la salud mental, e incremento de la pobreza.

Perfil mayoritario

El perfil mayoritario es el de una mujer entre 13 y 17 años (media de 15), de familia migrante, que cuando se puso en contacto con Anar ya había iniciado el intento de suicidio y que presenta bajo rendimiento escolar. Sufre problemas de salud mental (principalmente autolesiones), tiene antecedentes de fuga y ha sido víctima de agresión sexual. El factor de riesgo predominante es la falta de apoyo familiar, advierte Ballesteros. “Tener una mala relación o mala comunicación con los progenitores o vivir en un entorno de violencia es uno de los detonantes más importantes. Aunque el resto del mundo no les entienda, si sus padres le apoyan, la probabilidad de que intente acabar con su vida se reduce”.

Perfil mayoritario de adolescente atendido por Anar por ideación suicida o intento de suicidio.
Perfil mayoritario de adolescente atendido por Anar por ideación suicida o intento de suicidio. Anar

La violencia ejercida contra el menor (reportada por el 60,9% de los adolescentes afectados) y los problemas de salud mental (27,4%) son los principales factores asociados con la conducta suicida. Los tipos de violencia más frecuentes son el acoso y el ciberbullying que se producen en el entorno escolar (así lo aseguran el 21,4% del total); el maltrato físico (14,7%); el maltrato psicológico (10,4%); las agresiones sexuales (7,2%) y la violencia de género (3%). Hay tres diagnósticos de salud mental predominantes: las autolesiones (13,7%); la tristeza/depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación (8,7%), y los problemas de conducta (4,4%).

“En la mayoría de ocasiones, las llamadas que recibimos duran más de una hora, no es fácil que te cuenten su intención suicida en primera instancia, se necesita tiempo para crear un vínculo y que se genere confianza... a veces se necesita más de una llamada”, explica Diana Díaz, que añade que los jóvenes encuentran en su línea telefónica la escucha que necesitan. En el 68,4% de los casos, la ideación suicida tiene una duración superior al año y para el 70,2% se produce con una frecuencia diaria.

Mayor uso de redes sociales

Entre 2019 y 2022 ha aumentado 18 puntos porcentuales la implicación de las tecnologías en los intentos de suicidio, se ha pasado del 33,5% de los casos al 51,5%. “Generan situaciones de malestar o violencia a través de la sextorsión, el grooming —cuando un adulto contacta con un menor a través de internet, haciéndose pasar por un adolescente—, o el ciberacoso, o se utilizan para obtener información sobre métodos concretos para quitarse la vida y esto último propicia el llamado efecto Werther, la imitación y el contagio entre iguales”, indica Benjamín Ballesteros. Instagram y Tikok son las redes sociales más utilizadas para contar las intenciones suicidas, pedir perdón o incluso despedirse, señala el informe de Anar.

“La tecnología se ha convertido en un refugio doble... además de hacer sentir al adolescente que sí está en contacto con sus iguales, fomenta el aislamiento”, argumenta Diana Díaz, que cuenta que una de las señales de alarma para los progenitores debe ser un cambio brusco en el comportamiento del menor y en su estado de ánimo que le llevan a no querer ver a sus amigos de toda la vida y refugiarse en su habitación con el móvil. “Según los testimonios de los propios menores, muchas veces las personas de su entorno no han sabido leer sus señales, incluida su familia”. Participar en actividades presenciales y salir del aislamiento es crucial para iniciar la recuperación.

La media de edad predominante son los 15 años —los niños de 10 años representan el 3,3% del total y a diferencia del resto presentan un perfil de alto rendimiento escolar—. El 62,6% de los menores son estudiantes de Secundaria; el 14,8% de Primaria y el 13,9% de Bachillerato. El 56,1% de ellos presenta “bajo” rendimiento escolar; el 47,6% de ellos vive con ambos progenitores y el 28,1% con la madre.

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Sobre la firma

Ana Torres Menárguez
Redactora de Juventud. Antes, pasó por las secciones de Educación y Tecnología y fue la responsable del espacio web Formación, sobre el ámbito universitario. Es ganadora del Premio de Periodismo Digital del Injuve (dependiente del Ministerio de Derechos Sociales). Fue redactora de la Agencia EFE y del periódico regional La Verdad.

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