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Con polémica y sin garfios: así se celebra el Toro de la Vega tras dos años suspendido por la pandemia

Los tribunales zanjan que el festejo taurino de Tordesillas (Valladolid) no podrá suponer daño al morlaco

Celebracion Toro de la Vega
Participantes en el festejo del Toro de la Vega que la villa de Tordesillas (Valladolid) en 2019.Diego Rayaces / EFE
Juan Navarro

El único protagonista del Toro de la Vega que vive ajeno a la polémica previa al festejo taurino en Tordesillas (Valladolid) se llama Manjar y pesa 560 kilos. La controversia de esta edición, tras dos años suspendida por la pandemia, ha llevado al morlaco a los tribunales y estos han decidido que no podrá infligirse violencia sobre él. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) anuló el viernes los planes del Ayuntamiento y del Patronato, que planteaban un nuevo modelo que no permitía alancearlo en público pero sí clavarle garfios metálicos. La sentencia alude a un decreto autonómico de 2016 refrendado por el TSJCyL y el Tribunal Supremo en 2019, que impide dañar al animal en estos espectáculos. Ahora los organizadores se han apresurado para readaptar los planes hacia un encierro normal, como entre 2016 y 2019, entre la indignación popular por tanto vaivén resuelto horas antes de su celebración.

La primera embestida contra la idea de Tordesillas la ejecutó este jueves el Ministerio de Derechos Sociales, que pidió suspenderla ante la Fiscalía de Medio Ambiente por “maltrato animal”. La solicitud de medidas cautelares por parte de la dirección de derechos de los animales, que molestó a los organizadores del Toro de la Vega por considerar que fomentaba la “cultura de la cancelación”, fue desestimada el viernes por el fiscal, que apreció que “no existen indicios de la comisión de delito alguno” y sostenía que la propia Junta de Castilla y León había validado la nueva normativa, que limitaba a 50 los caballistas y suponía clavar esos ganchos en la piel del astado en lugar de alancearlo: “La cuestión esencial reside en que existe una base legal autonómica que permite la situación presente, y a la que se ha adaptado el modo de celebrar este tipo de festejos”. Buenas noticias que poco duraron para el Patronato y los defensores de esta tradición tordesillana. La propia Fiscalía matizaba que allí no había competencias para analizar el asunto y abría una nueva dimensión para el culebrón: “Correspondería dilucidar a la jurisdicción contencioso-administrativa y no al Ministerio Fiscal”.

Así fue. Un par de horas después, el TSJCyL anunciaba que atendía una denuncia del partido animalista Pacma contra ese nuevo reglamento porque aunque no mataba al toro en público, sí dañaba al astado. El pronunciamiento judicial remite al artículo 19 del decreto autonómico de 2016, que prohíbe “herir, pinchar, golpear, sujetar o tratar de cualquier otro modo cruel a las reses” y sí permite los encierros o las vaquillas. A la par, sugería un plan B a los organizadores, pues entre 2016 y el coronavirus se celebró el torneo como un encierro, sin darle muerte pública al toro. “Durante más de cinco años [la sentencia no recoge que en 2020 y 2021 no se celebraron] han tenido lugar las fiestas de Tordesillas, vigente el Decreto-Ley 2/2016, por lo que no se ocasiona ningún perjuicio irreparable a las mismas porque se celebren este año como han tenido lugar anteriormente con arreglo al Decreto-Ley, hasta tanto se resuelva el fondo del asunto”, dispone la resolución judicial.

El escaso margen de maniobra se ha considerado en Tordesillas (8.800 habitantes) como un complot. Según los partidarios del Toro de la Vega, el pronunciamiento tardío se debe al afán de impedir que se celebre y que no haya tiempo para que el Consistorio remita a la delegación territorial de la Junta las solicitudes pertinentes para realizar el espectáculo taurino, finalmente aceptadas, y que incluyen factores como las medidas de seguridad o sanitarias para garantizar que el encierro trascurra sin percances. La delegada territorial de la Junta en Valladolid, Raquel Alonso, insiste en ratificar que todo quede en orden: “Lo importante es que se cumpla la normativa y la cautelar estrictamente, es una documentación larga y se está mirando todo bien”. Enrique Carnero, presidente del Patronato, se indigna ante este proceso: “El acoso a Tordesillas llega a tal nivel que en un momento dado la gente va a explotar, menos mal que somos castellanos y hacemos como la gaseosa, explotamos rápido como en 2016 [año del decreto de Castilla y León, con mayoría absoluta del PP y aprobado casi por unanimidad en las Cortes] y luego nos lo comemos todos y acatamos lo que dicen nuestros gobernantes”.

El encierro que comenzará este martes a las once de la mañana en las calles de esta localidad vallisoletana y que terminará con Manjar corriendo por los pinares cercanos al río Duero se asume con resignación en la organización del festejo, que aspiraba a disputarlo bajo el nuevo reglamento. En anteriores ediciones se han vivido enfrentamientos entre defensores y detractores de la cita. El presidente de Pacma, Javier Luna, ha asegurado que prevén la presencia de activistas “a título particular” en Tordesillas para mostrar su rechazo al Toro de la Vega, aunque ahora se abre la incógnita de si acudirán estas personas al haberse impedido la violencia pública sobre la res. El toro, una vez termine el encierro, será conducido a un matadero.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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