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Hong Kong impondrá un brazalete electrónico para controlar las cuarentenas en casa de positivos de coronavirus

Las autoridades sanitarias tratan de frenar el nuevo repunte de casos siguiendo la estrategia de ‘covid cero’ de la China continental

Una mujer escanea este martes un código QR para el seguimiento de contactos con infectados de covid en un centro comercial de Hong Kong.
Una mujer escanea este martes un código QR para el seguimiento de contactos con infectados de covid en un centro comercial de Hong Kong.Kin Cheung (AP)

Hong Kong, que desde junio está experimentando un rápido repunte de casos de covid-19, impondrá el viernes nuevas medidas de rastreo para los pacientes positivos, y está estudiando implementar un nuevo sistema de códigos QR de salud para identificar el riesgo de los residentes. La excolonia británica, en línea con la estricta política de tolerancia cero contra el coronavirus impuesta por Pekín desde el inicio de la pandemia, requerirá llevar un brazalete electrónico para controlar los movimientos de quienes estén aislados en sus hogares. Con el dispositivo, las autoridades sanitarias pretenden reducir el riesgo de que los enfermos abandonen sus edificios durante el periodo de cuarentena. Saltarse las medidas decretadas para frenar el virus en Hong Kong puede acarrear una multa que asciende a 25.000 dólares hongkoneses (unos 3.180 euros) y seis meses de prisión.

“Las órdenes de aislamiento están respaldadas por la ley, pero no está garantizado que todos las cumplan. Algunos pueden violarlas involuntariamente”, expresó el lunes Lo Chung-mau, el secretario de Sanidad de la región semiautónoma, al desvelar el nuevo plan de rastreo sanitario. “Todos estamos de acuerdo en que los pacientes covid no deberían salir y perjudicar al resto de la población”, enfatizó.

Según recoge el digital hongkonés South China Morning Post, el brazalete que se utilizará a partir del viernes recopilará información sobre la ubicación de sus portadores a través de señales de Bluetooth, GPS o redes inalámbricas. No es la primera vez que las autoridades del territorio recurren a este tipo de estrategia. Ya en 2020, los viajeros procedentes del exterior debían llevar una pulsera de plástico con un código QR (que tenían escanear a través de una aplicación móvil) durante la cuarentena de 14 días. En estos dos años, se ha desarrollado una la tecnología capaz de rastrear los movimientos desde el propio dispositivo.

Desde su reciente nombramiento el pasado 1 de julio como parte del Gabinete del nuevo jefe ejecutivo de la región, John Lee, Lo se ha comprometido a continuar implementando medidas similares a las de la China continental, como el aislamiento de los contagios y sus contactos cercanos o los testeos masivos. El gigante asiático es la única gran economía del planeta que se mantiene firme en aplicar la controvertida política de “covid cero”. Actualmente, en Hong Kong, solo aquellas personas que han recibido la pauta completa de la vacuna, viven solas y que, durante el sexto y séptimo día aisladas en un centro de cuarentenas han dado negativo, obtienen permiso para realizar la última semana de aislamiento en casa.

Hong Kong lleva sufriendo un aumento paulatino de casos de covid-19 desde el pasado junio. El 7 de julio, la ciudad superó la barrera de las 3.000 nuevas infecciones, una cifra que no se alcanzaba desde principios de abril. Entonces, China hacía frente al peor brote desde el inicio de la pandemia, que obligó a imponer un draconiano confinamiento en Shanghái durante dos meses, y que generó un amplio descontento entre la población e inusuales protestas.

Para más inri, desde el 17 de junio, el número de personas contagiadas que llegan en vuelos internacionales a Hong Kong supera el centenar diario, una situación que incrementa la presión sobre las instalaciones de cuarentena y las 24.000 habitaciones de hotel designadas por el gobierno para la misma, pues no pueden cubrir la demanda.

Los nuevos casos aparecen en un contexto que parecía llamar a la apertura: la ciudad redujo la cuarentena de llegada a siete días en un hotel –que corre a cuenta del viajero– y reabrió la frontera a no residentes. Además, eliminó la política de prohibir las rutas a las aerolíneas en cuyos vuelos viajaran pasajeros que al aterrizar estuviesen contagiados de covid. El veto, muy criticado por profesionales del sector y empresarios, ha provocado que el centro financiero de Asia se aísle aún más en un mundo cada vez más dispuesto a coexistir con el coronavirus y ha beneficiado a su gran rival, Singapur. China, por su parte, también anunció a finales de junio la mayor flexibilización de su política fronteriza desde marzo de 2020.

A pesar de estas recientes decisiones más aperturistas, Lo, de 61 años, expresó en febrero que Hong Kong debía mantener la estrategia de “covid cero” porque convivir con el virus “nos mataría a todos”. Entonces, aseguró que Estados Unidos y Europa estaban relajando las medidas porque habían fracasado en sus esfuerzos por contener la pandemia. Aunque el tono de su discurso se ha suavizado tras asumir su nuevo cargo, el secretario de Sanidad ha anunciado su intención de introducir un sistema de código de salud por colores similar al que se utiliza en las grandes urbes de la parte continental, que se pide incluso para entrar en los complejos residenciales. Defensores de derechos humanos advierten que Pekín utiliza los datos que recopila de dichos sistemas para controlar y restringir las libertades de la población, ya que a través del teléfono móvil se puede seguir la pista de los ciudadanos.

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