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Asesinato y resurrección en la pista de baile: Sophie Ellis-Bextor o la historia del increíble regreso de una diva gracias a ‘Saltburn’

El himno pop ‘Murder on the dancefloor’, lanzado por la cantante británica en 2001, se ha convertido en la canción más viral de las últimas semanas gracias a su aparición en la banda sonora de la controvertida película de Emerald Fennell

Sophie Ellis-Bextor
Sophie Ellis-Bextor.Dave Benett (Dave Benett/Getty Images for Joh)

“Sorprendida y desde el confort de su casa”. Así está presenciando Sophie Ellis-Bextor el ascenso imparable de uno de sus temas más icónicos de su repertorio a lo más alto de las listas dos décadas después. Murder on the dancefloor, himno disco-pop de 2001, se ha convertido en la banda sonora más viral e insólita de las pasadas fechas navideñas por su inclusión en la secuencia final de la película Saltburn, escalando hasta los primeros puestos en las listas a nivel global de manera meteórica. “Es como estar en el casino y darte cuenta de que tus dados todavía siguen en el juego”, ha confesado la artista a la edición británica de GQ, encantada de poder compartir este fenómeno con una nueva generación de fans.

El asesinato discotequero de Ellis-Bextor ha convertido a su autora en uno de los primeros iconos globales de este 2024, una figura seminal de la cultura pop británica en este siglo que ve por fin cómo su predicamento es ahora abrazado más allá de las islas. Madre de cinco hijos a sus 44 años –está casada con el productor musical Richard Jones–, cuenta con siete álbumes de estudio, un podcast de entrevistas, Spinning Plates, que versa sobre los retos de la conciliación de las esferas laboral y familiar a los que se enfrentan las madres trabajadoras, y un programa de radio en la BBC, Kitchen Disco. El formato coge prestado el nombre de los directos que hizo la vocalista durante el confinamiento por la pandemia, cosechando un gran éxito en las islas por los conciertos desde la cocina de su casa amenizando las horas de aislamiento.

También es ahora el momento de reivindicar a Sophie Ellis-Bextor como el icono de estilo que es. Basta con repasar la hemeroteca de los primeros dos mil para toparse con looks cargados de personalidad que, si bien comulgan con algunas de las tendencias de aquel momento que pretenden ser resucitadas hoy, confirman un gusto personal y propio. Ella, que citó en una ocasión a Julie Andrews en Mary Poppins y a una muñeca Sindy “con cabello oscuro, piel blanca, delineador de rojos y tez pálida” que tenía de pequeña como sus referentes e iconos de moda, es representante de un estilo ecléctico, un poco gótico, bastante british y muy vintage que la colocó en la primera línea de los desfiles de diseñadores como Vivienne Westwood. Los zapatos Mary Jane, los minivestidos sesenteros, el pelo ligeramente cardado crearon escuela en su momento y siguen definiendo su estilo y sus más recientes apariciones a día de hoy.

“Llevo cantando Murder on the dancefloor durante 20 años y me sigo llevando muy bien con ella. Me encanta cantarla, interpretarla y lo que está pasando ahora mismo tiene algo de mágico, la verdad”, expresó la cantante. Este inesperado resurgimiento profesional no va a pasar como una anécdota por la carrera de una Sophie Ellis-Bextor que, a pesar de no haber parado de trabajar en este tiempo, hace décadas que no saborea los éxitos de principios de siglo. Sus productores ya han confirmado que están trabajando en nuevo material pop después de haberse alejado del género en fechas recientes, preparados para inaugurar una nueva de las muchas vidas vividas por la británica y rentabilizar este imprevisto escaparate. Este mismo mes de marzo, iniciará una gira por Europa de trece conciertos que la llevará a pisar los escenarios de capitales como Berlín, París, Viena, Estocolmo o Praga en apenas quince días.

Quizá ahora pueda recuperar el estatus internacional disfrutado en sus inicios, cuando se postulaba como la nueva Kylie del siglo que acababa de empezar con éxitos como Groovejet (This Ain’t Love), hilo musical hegemónico en los clubes ibicencos de la época. Un tema conocido también por haber sido el protagonista de una mediática rivalidad con Victoria Beckham ya que la canción le quitó el primer puesto en las listas a su debut en solitario. Una derrota que hizo correr ríos de tinta en la prensa sensacionalista y que acabó condenando las opciones como solista de Beckham, la única spice girl en no lograr nunca llegar a lo más alto de las listas. En una industria siempre dispuesta a alimentar conflictos entre divas contemporáneas –elija su propia aventura: del Britney vs Christina Aguilera al Paulina Rubio vs Thalía o Pantoja vs Jurado–, el perfil de Ellis-Bextor acabó siendo reducido al de antagonista de Victoria: la representante del pueblo elegida para bajar los humos y desbancar de su privilegiado trono a la celebrity.

Ambas contribuyeron al ruido mediático. Beckham hizo todo lo posible por lograr que el single de Ellis-Bextor viera dilatado su lanzamiento para no chocar en las listas, algo que enfureció a la artista. “Eso fue indigno”, alegó, “es un poco infantil y petulante creer que te vas a llevar el número uno solo con poner un pie. No es tan fácil. Pero Victoria ha hecho tantas cosas y ha acelerado tanto que ahora va a parecer un poco tonta si no lo consigue”. Tan crudo fue su enfrentamiento que, cuando se anunció la posible reunión de las Spice Girls en 2009, varios medios publicaron que Victoria había vetado expresamente la entrada a Ellis-Bextor en todos sus conciertos.

El temperamento incendiario de la artista en los albores de su carrera, tan característico en aquellos años del hooliganismo brit-pop liderado por Oasis o Blur, también le valió otra agria disputa con Robbie Williams. Con apenas 19 años, Ellis-Bextor rechazó acompañarle en su primera gira en solitario tras abandonar Take That, compartiendo en la prensa la incomprensión ante su éxito y calificándolo de “imbécil”. Williams incentivó la animadversión afirmando que la cantante tenía “la cara como una antena parabólica y los tobillos de su abuela”. Un enfrentamiento reavivado estos últimos meses con motivo del estreno del documental de Netflix sobre el intérprete de éxitos como Angels y que ha provocado que Ellis-Bextor pida disculpas en su cuenta de Instagram por las palabras pronunciadas 25 años antes. “La moraleja de la historia es que hay que ser amable y reconocer los errores. Y, si alguna vez eres cruel, intenta que no te graben ya que es brutal ver a la adolescente de lengua afilada que era yo tras tanto tiempo”.

Icono gay por excelencia, la británica ha sido una de las artistas más vocales y activistas en la defensa de los derechos LGTB y la comunidad trans, asegurando que sin el apoyo del colectivo su carrera no hubiera sido la misma. En 2021, la artista también fue noticia por confesar públicamente que había sido víctima de una violación a los 17 años de edad. Un guitarrista, 12 años mayor que ella, la había forzado para que perdiera la virginidad en su apartamento contra su voluntad. “Me escuchaba a mí misma diciendo ‘No’ y ‘No quiero’, pero eso no cambió nada”.

El impacto actual de la cantante en las listas de reproducción de todo el mundo se ratifica con una cifra publicada estos días: más de un millón y medio de reproducciones (un incremento del 340% respecto al año anterior) ha cosechado esta Nochevieja Murder on the dancefloor en Spotify. A su vez, en redes sociales como TikTok, miles de usuarios –también la propia Ellis-Bextor– recrean con coreografías libres la escena del filme en la que suena el tema, con el actor Barry Keoghan (nominado al Globo de Oro por su interpretación) bailando desnudo, repleto de júbilo y euforia, por las estancias de la mansión barroca inglesa que da título a la película. Hasta la prescriptora por excelencia Paris Hilton compartió un vídeo sobre su próxima maternidad utilizando el hit popero como banda sonora.

“Me encanta esa canción. Era la única que parecía adecuada para unir todo el final de la película”, dijo Emmerald Fennell, la directora de este trasunto de thriller psicológico con toques de comedia negra que ha alzado a los cielos de Hollywood al propio Keoghan y a Jacob Elordi. Aunque sí la más celebrada, esta no es la única canción de la banda sonora de Saltburn en verse beneficiada por la fascinación y repercusión que esta ha despertado entre sus oyentes. Temas como Time to Pretend de MGMT, Low del rapero Flo Rida’s y el hit dance Perfect (Exceeder) de Mason & Princess Superstar también han multiplicado el número de reproducciones estos días y escalan puestos en las listas de lo más viral.



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