El exfutbolista que hace reír
(y reflexionar) con su pasado

Zuhaitz Gurrutxaga

Zuhaitz Gurrutxaga (Elgoibar, Gipuzkoa, 1980) es presentador y humorista.
Antes, a los 16 años, fue campeón de Europa con España junto a Iker Casillas. A los 19 debutó en LaLiga Santander con la Real Sociedad e incluso llegó a ser subcampeón liguero. Pero a los 24, estancado en su carrera, buscó otras formas de sentirse “especial”: clases de teatro, un grupo de música, las primeras apariciones en televisión. Todo mientras seguía jugando en categorías más modestas. Hoy, ya retirado, vuelve a disfrutar del fútbol con un espectáculo en el que aborda su trayectoria en clave de parodia, pero también de aprendizaje y superación.

“La comedia me ha permitido reconciliarme con mi carrera”

Capítulo 1

El éxito

Gurrutxaga ha atendido a más periodistas en los últimos meses que en sus 15 años como futbolista. Le han entrevistado en muchas cabeceras nacionales y hasta en medios internacionales como L’Equipe, ESPN o La Gazzeta dello Sport. ¿La explicación? El estreno por primera vez en Madrid de su espectáculo FutbolisTOC, asegura.

El monólogo, en realidad, tiene una década de vida. Él lo empezó a hacer cuando aún no había colgado las botas, allá donde le dejaban. La mayoría de las veces no ganaba dinero, pero la iniciativa le abrió las puertas de un casting para presentar un programa de la televisión autonómica vasca, donde ha terminado haciendo carrera hasta hoy.

En su tierra, cuenta, muchos ya lo identifican más como presentador que como exjugador. Pero las funciones en el madrileño teatro Reina Victoria, donde estuvo en cartel desde el pasado septiembre hasta diciembre, hicieron que muchos descubrieran esta figura atípica del futbolista convertido en cómico. “Me pilló por sorpresa toda la atención, porque yo esta transición ya la tenía superada. Soy consciente que mi material es bastante único, aunque Joaquín, que ahora tiene su programa, me quita el puesto rápido”, bromea.

El lado cómico de una expulsión

Sobre el escenario, el exfutbolista pasa revista a sus cuatro temporadas en la élite y se detiene, con un tono autoparódico, en algunos momentos un tanto sonrojantes. Fallos, goles en propia meta o su accidentado debut contra el Atlético de Madrid, cuando a pesar de su buena actuación terminó siendo expulsado y protagonizando un vídeo humorístico en El Día Después de Canal+.

Capítulo 2

La caída

Gurru, como le conocían en los vestuarios, cumplió el sueño de todo niño de jugar con el club del que siempre fue hincha, la Real Sociedad. Su buen rendimiento en la campaña 1999/00, donde se afianzó como titular tras estrenarse en la jornada 21, hacía que muchos lo vieran comandando la defensa donostiarra por mucho tiempo. Pero a la temporada siguiente, su segunda, el sueño se transformó en pesadilla.

Las dos carreras de Zuhaitz Gurrutxaga

El presentador y humorista

  • Se estrenó como presentador, hace más de 10 años, en un concurso de cultura general.
  • Lleva ocho temporadas conduciendo un programa donde visita pueblos del País Vasco.
  • Ha sido presentador de las campanadas en EiTB en varias ocasiones.
  • Ha compaginado su vida en televisión con el teatro, tanto como monologuista como actor.

El futbolista

  • Disputó 34 partidos en LaLiga Santander y fue subcampeón liguero en 2003.
  • Pasó la mayor parte de su carrera en Segunda B, retirándose en la SD Beasain en 2013.
  • Con el Real Unión eliminó al Real Madrid en los dieciseisavos de Copa del Rey en 2008.
  • El pasado 28 de diciembre, Día de los Inocentes, anunció su vuelta a los terrenos de juego.

Empezó a sentir angustia, a notar cada vez más presión. Sufría por no estar a la altura de las expectativas y terminó desarrollando un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). El simple hecho de ir a entrenar era tortuoso: revisar las luces y el gas antes de salir de casa, aparcar el coche siempre en el mismo sitio, con milimétrica precisión, dejar las chanclas en el vestuario siempre en paralelo... “Al salir al campo se me olvidaba todo, por suerte. Pero en los partidos es donde sufría más. No quería salir a jugar. Recuerdo que Ricardo Sá Pinto, un compañero de la Real, no pudo jugar durante un año por una sanción y yo lo envidiaba”.

El cromo de Gurrutxaga en la temporada 2002/2003 de Panini y Colecciones Este.

Pese a la ayuda de una terapeuta, y el apoyo incondicional de su madre y de compañeros como Igor Gabilondo, que llegó a racionarle el jabón en la ducha para calmar su obsesión con la limpieza, Gurrutxaga fue perdiendo peso en el equipo y pasaría la mayor parte de su trayectoria en Segunda B.

Capítulo 3

El descubrimiento

En la temporada 2004/05 salió cedido al Rayo Vallecano, donde vivió una de sus mejores experiencias. No por el fútbol, ya que seguía arrastrando problemas psicológicos y no disfrutó de muchas oportunidades, sino por descubrir otras actividades, otras vidas posibles en una ciudad llena de posibilidades.

Primero, una vez por semana, las clases de teatro en una escuela del barrio de la Prosperidad. Ahí, en un espacio modesto, “con un escenario de unos 40 centímetros de altura y frente a 40 o 50 personas”, llegó a actuar en una obra de la que no recuerda la trama, pero sí al pequeño personaje con acento francés que interpretó. Su primer estreno.

Las otras facetas del central

El exfutbolista, en el centro de la imagen, en una función de Konpromisoa, la adaptación en euskera de una obra del director Philippe Claudel.
Gurrutxaga es el presentador junto a Mikel Pagadi de Herri Txiki, Infernu Handi (pueblo pequeño, inferno grande en castellano) en EiTB.
Después de la disolución de su grupo Vanpopel, el exjugador sigue apareciendo de vez en cuando con la guitarra para actuar en televisión.
Gurrutxaga en su faceta de humorista y monologuista durante una función de FutbolisTOC.

Luego, la guitarra. En Madrid vio que lo de “juntar cuatro acordes” no se le daba mal y más tarde, de vuelta al País Vasco en las filas del Real Unión, formó un grupo al que llamó Vanpopel, en honor al ciclista neerlandés. Empezarían tocando en el escaparate de una tienda de ropa, en una carnicería, en una panadería y terminarían teloneando a Rosario Flores o a Sidonie, el grupo indie al que quiso emular cuando formó su propia banda. Con el tiempo, sin embargo, se dio cuenta de que el público parecía apreciar más lo que decía entre canción y canción que los temas en sí. “Contaba anécdotas de mi carrera, improvisando, y la gente se reía. Acabé apartando la guitarra y empecé a hacer el monólogo”.

“Todo fue más impulsivo que vocacional”, cuenta el exfutbolista, quien abrazó el mundo del arte no por ser un cultureta, sino con la intención, asegura, de “conocer gente diferente, interesante” y salir de la burbuja del fútbol donde vivía “desde los 12 años”. Sea como fuere le salió bien porque empezó a sentirse mejor bajo los focos del escenario que bajo los de los estadios.

Capítulo 4

La redención

Actuar, contar historias, entretener son las actividades que hoy le dan de comer y que, de paso, le han permitido reconciliarse con su pasado. “Sentí que mi carrera fue un fracaso hasta que hablar de aquel fracaso me ha dado réditos de público, de risas de la gente... He hecho las paces con el fútbol. Casi me da pena que no me hubieran pasado más desgracias”, bromea.

Especialmente terapéutico fue recibir la llamada de Marcelo Bielsa una tarde de 2013. Bielsa, entonces entrenador del Athletic Club, le pidió que actuara frente a sus pupilos en Lezama, una experiencia que repetiría con la plantilla del CA Osasuna en 2015, la temporada que estuvieron a punto descender a Segunda B. “Son los mejores públicos que he tenido. Se rieron mucho y sentí que se identificaban plenamente con lo que contaba”, defiende.

Gurrutxaga durante una actuación organizada por la Fundación de la Real Sociedad

La rúbrica a ese proceso de reconciliación llegó hace unos meses. Casi dos décadas después de firmar su primer contrato profesional con la Real Sociedad, Gurrutxaga volvió a las mismas oficinas para sellar un contrato de colaboración con la Fundación del club para participar en eventos o realizar monólogos a lo largo de 2023.

"Durante años me alejé de la Real y casi de mis sentimientos. Pero todo eso ha vuelto. Fíjate la de cosas que me han pasado después de dejar el fútbol, pero siento que en mi vida no ha pasado nada importante desde entonces. Nada que merezca la pena contar. Es curioso. He caído en el mundo de la cultura como un paracaidista, pero mi mundo es el fútbol. Creo que disfruto más en una cena con excompañeros que con actores".

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