Sucede más allá de nuestra vista. Cada vez que tiramos la basura al cubo amarillo, un efectivo engranaje tecnológico se pone en marcha. ‘Big data’, sensores e inteligencia artificial son algunos de los sistemas que están transformando el reciclaje de envases.
Conseguir que un residuo tenga una segunda vida requiere de la buena conciencia de un ciudadano y de una tecnología cada vez más sofisticada. Un ejemplo: cuando un contenedor está lleno, un sensor de volumen indica a la flota de camiones que ya es momento de vaciarlo. Otro: esos mismos camiones recorren siempre la mejor ruta gracias al cálculo de una inteligencia artificial.
El objetivo de estas tecnologías es lograr un reciclaje cada vez más sostenible. Estas son las herramientas más destacadas.
PARA OPTIMIZAR LA RECOGIDA
Smartwaste es el cerebro del reciclaje. Esta plataforma, desarrollada por TheCircularLab, el centro de innovación de Ecoembes sobre economía circular, recoge datos de los sensores que incorporan camiones y contenedores y los cruza con información sociodemográfica oficial, como puede ser el padrón o el censo.
Una inteligencia artificial digiere toda esta información y calcula soluciones a los problemas cotidianos a los que se enfrentan los responsables municipales de la gestión del reciclaje.
A continuación, varias situaciones simuladas sobre una ciudad ficticia en las que Smartwaste ayuda a la toma de decisiones
El sistema registra cuánta basura depositan los ciudadanos en los contenedores de reciclaje en una zona, barrio o municipio. Una información que se puede cruzar con diversos factores sociodemográficos, como por ejemplo la edad.
En este ejemplo, los contenedores en rojo, situados en los barrios más jóvenes, representan las zonas en las que los usuarios reciclan menos basura. Estos datos permiten a los gestores segmentar las campañas de concienciación con más precisión.
La plataforma calcula a qué distancia tienen los ciudadanos los contenedores según la calle en la que residan.
Las zonas rojas del mapa son aquellas en las que los residentes tienen que recorrer más distancia hasta los contenedores. Se corresponden al centro histórico, un área de difícil acceso para los camiones y orografía complicada.
Esta información es la base para estudiar cómo reforzar la red de contenedores y que el ciudadano los tenga lo más cerca posible.
Estima las rutas de recogida óptimas para los camiones.
Partiendo de información como el número y frecuencia de llenado de los contenedores o la densidad de población, el sistema es capaz de seleccionar la ruta óptima de recogida de residuos para cualquier camión.
Señala los puntos calientes de generación de basura: colegios, estadios, salas de concierto u hospitales…
La plataforma sitúa en el mapa estos puntos calientes en los que hay mucha generación de residuos. Detectar estas zonas ayuda a reforzar la recogida de basura en días y horarios determinados.
Registran el nivel de llenado, la población atendida, las frecuencias de vaciado o incidencias
Es el espacio donde se acumulan y compactan los residuos recogidos y cuenta con uno o varios compartimentos. Puede ser de carga trasera, lateral, superior o frontal.
Algunos camiones ya incorporan elevadores y baterías eléctricas para la compactación de envases que ejecuta el recolector.
Una parte de la flota de camiones ya funciona con energía eléctrica.
Los conductores controlan la recogida de basura con un joystick y un sistema de cámaras que les permite ver todos los ángulos del contenedor.
Cualquier operador que participe en el proceso del reciclaje (administraciones, consorcios, empresas) puede conectarse a la plataforma y consultar los datos para mejorar el servicio ofrecido al ciudadano.
Más de 30.000 contenedores inventariados
100 camiones "conectados"
2 millones de usuarios atendidos
Smartwaste ya funciona en cuatro comunidades autónomas: Asturias, La Rioja, Galicia y Castilla-La Mancha. A corto plazo incluirá información de las plantas de selección de envases. El objetivo es lograr la trazabilidad completa del camino del reciclaje.
PARA FOMENTAR EL RECICLAJE
Reciclos es un sistema que otorga recompensas a los usuarios que reciclan.
Apuntarse y participar es sencillo: basta con tener un teléfono móvil y descargarse la aplicación. Los ciudadanos acumulan puntos por cada envase depositado en los contenedores amarillos o máquinas que incorporen el sistema Reciclos y los pueden canjear por premios como participación en limpiezas de espacios naturales, descuentos para el transporte público o productos locales.
Sirve para escanear el código de barras de los envases que se van a reciclar y el código QR que incorporan los contenedores amarillos adscritos a Reciclos.
Algunos contenedores cuentan con un sistema de inteligencia artificial que detecta automáticamente los envases que deposita el ciudadano.
El blockchain, un sistema informático que encripta pagos y transacciones, asegura la obtención de puntos y recompensas.
PARA SEPARAR LOS RESIDUOS
La visión artificial es un sistema que está cambiando la forma de separar los residuos en las plantas de selección.
Esta técnica geoespacial, importada de proyectos del mundo de la agricultura, consiste en la toma de imágenes tridimensionales gracias a sensores instalados en puntos estratégicos de la planta.
Las fotografías sirven para determinar las condiciones físicas de los residuos y ajustar la maquinaria de selección para obtener el máximo rendimiento y ahorro de costes.
En la actualidad, existen otras muchas tecnologías que están modernizando la clasificación de los envases: láseres, etiquetas invisibles al ojo humano, robots…
+5,3% toneladas de envases enviadas a instalaciones recicladoras respecto a 2020
-2,05 millones de toneladas de CO₂ emitidas a la atmósfera
-5,27 millones de MWh de gasto de energía
-20,5 millones de m³ de agua
Fuente: Informe Anual Ecoembes 2021