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Heridas de bala y cesáreas en el hospital de Sudán que resiste al colapso sanitario

Voluntarios locales y un equipo de Médicos Sin Fronteras se han unido para reactivar un centro hospitalario en el sur de la capital, donde el sistema de salud se ha derrumbado a causa del conflicto civil

Sudán hospital
Una bala extraída de un paciente atendido en el hospital de Bashair, Jartum, en mayo de 2023.Ala Kheir (MSF/Ala Kheir)
Marc Español

Una de las primeras bajas que dejó el estallido de los fratricidas enfrentamientos entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido en Jartum y otros puntos del país el pasado 15 de abril fue el sistema de asistencia sanitaria nacional. Ya durante la primera semana de hostilidades, médicos locales y organizaciones de ayuda humanitaria alertaron de que los combates estaban impactando a muchos hospitales de la capital. Y los avisos de que estos iban cayendo fuera de servicio, ya fuera por haber quedado engullidos por los choques o por falta de suministros y personal, se fueron sucediendo uno tras otro.

Cuando el conflicto entra ya en su segundo mes, el 66% de hospitales adyacentes a las zonas más golpeadas por los combates —sobre todo Jartum y la región de Darfur en el oeste del país— han suspendido su actividad. El comité local de médicos advierte que sobre el resto merodea la amenaza de tener que ser los siguientes en hacerlo. En la zona de la capital, el porcentaje de hospitales fuera de servicio se eleva hasta el 70%, y en Jartum, en particular, solo hay cinco de un total de 36 que continúan trabajando.

El conflicto se encuentra ya en su segundo mes, el 66% de hospitales adyacentes a las zonas más golpeadas por los combates, sobre todo Jartum y la región de Darfur en el oeste del país, han suspendido su actividad.
Comité de Médicos Local

Uno de estos pocos centros que permanece parcialmente activo es el hospital universitario de Bashair, en el sur de Jartum, a poca distancia de una de las líneas del frente. Tras el inicio de los combates, el hospital quedó completamente cerrado, pero al poco un grupo de voluntarios de la zona, incluidos médicos, enfermeros y jóvenes dispuestos a ayudar, tomaron la decisión de volverlo a poner en marcha. El 9 de mayo, un equipo médico y quirúrgico de Médicos Sin Fronteras (MSF) pudo acceder al sur de Jartum a pesar de la violencia, y se desplazó hasta el centro para unir esfuerzos y aumentar la capacidad de trabajo, donde ya han intervenido quirúrgicamente a 240 pacientes solo durante su primera semana.

Equipo quirúrgico de emergencia en el Hospital Bashair de Jartum, Sudán, en mayo de 2023.
Equipo quirúrgico de emergencia en el Hospital Bashair de Jartum, Sudán, en mayo de 2023.Cedido por Médicos sin Fronteras (MSF/Ala Kheir)

“Cuando llegamos, la situación era caótica”, constata Hisham Eid, uno de los médicos del equipo de MSF. “El hospital no estaba operativo. Unos pocos médicos y voluntarios hacían lo posible por atender a un gran número de pacientes a pesar de la escasez de todo tipo de suministros, incluida electricidad. Ahora está mejorando y podemos atender a muchos con eficacia”, explica en un relato recogido por la organización.

La práctica desaparición del Estado y la paralización de la actividad de organizaciones de ayuda humanitaria que ha sufrido Jartum a raíz de los combates llevó a informales redes vecinales ―formadas en la larga lucha de los sudaneses por la democracia― a movilizarse para paliar el vacío. Y con los pocos recursos disponibles han organizado el reparto de bienes básicos, coordinado atención médica y planificado evacuaciones de emergencia.

“MSF trabaja en colaboración con voluntarios de la comunidad: médicos y enfermeros, pero también jóvenes de la zona que tomaron la decisión de intentar volver a reactivar el hospital tras su cierre y la marcha del personal por su seguridad”, anota el coordinador de emergencias Will Harper, ahora al frente del equipo en Jartum. “Cuando el equipo quirúrgico llegó, nos encontramos con un hospital en el que la gente se esforzaba al máximo y asumía riesgos. Así que nos unimos a ellos mano a mano para intentar llevar asistencia sanitaria y atención quirúrgica vital a la gente de esta zona”, agrega.

La práctica desaparición del Estado y la paralización de la actividad de organizaciones de ayuda humanitaria que ha sufrido Jartum a raíz de los combates llevó a informales redes vecinales formadas en la larga lucha de los sudaneses por la democracia a movilizarse para paliar el vacío

Las heridas que está tratando el equipo movilizado en el hospital universitario de Bashair son un crudo reflejo de la intensa violencia en la que se ha visto sumida Jartum, escenario de ataques aéreos, fuego de artillería y disparos constantes. Entre las docenas de personas que llegan al centro a diario se cuentan pacientes con heridas de bala, de ataques aéreos y apuñalamientos, a los que se suman casos ordinarios como cesáreas y accidentes.

El tipo de lesiones que presentan son por lo general bastante complejas, según MSF, e incluyen heridas que afectan desde el tórax, el abdomen y el hígado, hasta el bazo, el riñón y el intestino. En total, el equipo fue capaz de operar a 240 pacientes en poco más de una semana, muchos de los cuales habrían muerto si no hubiera sido por su intervención.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó en los primeros compases de los choques que una cuarta parte de las muertes, que ya ascienden a más de 700 junto a miles de heridos, según médicos locales, podrían haberse evitado con atención médica básica.

“Desde que llegamos hemos atendido a varios pacientes con heridas de bala y puñaladas que están en estado crítico y no sobrevivirían sin cirugía”, indica el cirujano del equipo de MSF, Shahzid Majeed. “También hemos realizado cirugía reconstructiva vascular, sin la cual el paciente habría muerto o habría perdido un miembro”, desliza Majeed, que explica que “realizar estas intervenciones en este entorno austero representa todo un reto”.

En el hospital universitario de Bashair han podido mantener su trabajo en gran medida gracias a las reservas de material médico que la organización humanitaria tenía almacenadas en Jartum antes de estallar los combates y a donaciones particulares. Pero alertan de que las existencias se agotarán en algún momento y el reabastecimiento está suponiendo un auténtico desafío. A ello se suma, además, una escasez generalizada de combustible y de electricidad.

Varias personas permanecen junto a una trinchera en Jartum, en medio de los combates entre las fuerzas de los dos generales rivales, el pasado jueves.
Varias personas permanecen junto a una trinchera en Jartum, en medio de los combates entre las fuerzas de los dos generales rivales, el pasado jueves.- (AFP)

A mediados de mayo llegó a Puerto Sudán, el principal puerto comercial del país, ubicado en el mar Rojo, un cargamento con suministros médicos de MSF que está pendiente de ser trasladado a Jartum y a zonas al sur de la capital, donde otros equipos están dirigiendo clínicas móviles para atender a los desplazados internos, que son ya más de un millón. Sin embargo, los esfuerzos de la ONU y organizaciones de ayuda humanitaria para enviar cargamentos de auxilio y reforzar sus actividades en el país para mitigar el sufrimiento de la población civil se están viendo entorpecido por la falta de garantías de seguridad.

Esta extendida inseguridad es en gran parte resultado de las repetidas vulneraciones que están cometiendo ambos bandos de su obligación de respetar y proteger centros médicos. Desde el inicio de la contienda, la OMS ha documentado 28 ataques contra el sistema de salud del país, incluidos saqueos, ocupación forzosa de instalaciones, ataques armados y obstrucción del acceso a la asistencia sanitaria. Al menos 19 hospitales habían sido dañados hasta finales de abril como consecuencia de los choques, que también han dejado como mínimo ocho muertos y 18 heridos entre el personal sanitario.

Uno de los últimos ataques de este tipo tuvo lugar el pasado miércoles, cuando miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido atacaron tres ambulancias, detuvieron a un médico y a los conductores de los vehículos, y se los llevaron a un lugar desconocido, según informó el Comité del Sindicato de Médicos de Sudán. Al menos una de estas ambulancias estaba transportando bombonas de oxígeno para pacientes y heridos en el hospital de Bashair.

“Estamos contentos de que haya un buen espíritu de voluntariado entre la gente del hospital”, señala Majeed. “Pero, de nuevo, no todos están acostumbrados a la cirugía de guerra, por lo que estamos trabajando con ellos para formarles en el manejo de los pacientes que requieren intervenciones quirúrgicas y en la atención postoperatoria, que también es bastante crítica”, apunta.

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