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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La economía resiste

Los datos recientes confirman la fortaleza de España frente a un escenario internacional de desaceleración

Varios turistas visitan la Sagrada Familia, el pasado mes de agosto en Barcelona.
Varios turistas visitan la Sagrada Familia, el pasado mes de agosto en Barcelona.Alejandro Garcia (EFE)
El País

En los últimos días el Instituto Nacional de Estadística ha hecho públicos los datos correspondientes a la Encuesta de Población Activa y a la Contabilidad Nacional del tercer trimestre del año, así como al índice de precios al consumo de octubre. Los datos, tanto en términos de empleo como de crecimiento, muestran la fortaleza y la resiliencia de la economía española frente a un escenario internacional de profunda desaceleración. Entre julio y septiembre de 2023, España creó más de 200.000 empleos, una cifra inesperadamente positiva que sitúa a las personas que trabajan por encima de los 21 millones, cifra inédita en nuestra historia. El crecimiento se generó tanto en el sector servicios como en la industria. Y nueve de cada diez nuevos empleos provienen del sector privado, que ha creado en el último año hasta 691.000 puestos de trabajo. En paralelo, se ha producido un ligero crecimiento del paro debido, por paradójico que parezca, a un incremento de la actividad, pues hoy son más las personas que, pudiendo trabajar, quieren hacerlo.

El crecimiento económico se ha situado en el 0,3% en términos trimestrales, lo que muestra cierta desaceleración frente al trimestre anterior, pero que prácticamente garantiza que España terminará 2023 con un crecimiento anual alrededor del 2%, en línea con las previsiones del Gobierno. El motor fundamental de este dinamismo se sitúa en el consumo interno, alentado por la buena marcha del mercado laboral, tras una época de cierta atonía por los altos precios. Esta demanda interna permite contrarrestar el negativo efecto que ha tenido sobre nuestro sector exterior la desaceleración de las economías de nuestros socios europeos y el crecimiento de los precios del petróleo.

La economía española, pues, está sabiendo navegar las complejas aguas de 2023 con una resiliencia inesperada. Las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo, aun con la pausa de la semana pasada, han enfriado notablemente la eurozona, situación que se puede prolongar hasta que la inflación sea domeñada. En España la interanual se ha estabilizado este mes en el 3,5% gracias a la bajada de los carburantes. No obstante, el precio del petróleo, que había dado cierto respiro en la primera mitad del año, se ve ahora sacudido por la inestabilidad en Oriente Próximo, algo que terminará afectando a Europa. En esta circunstancia, que España mantenga el crecimiento económico es una señal de fortaleza que permitiría evitar los peores escenarios.

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Esta resiliencia macroeconómica no debe hacernos olvidar la difícil situación de una parte de las familias españolas. De acuerdo con la EPA, el número de hogares sin ingresos ha crecido notablemente durante el verano, evidenciando así el riesgo de que esta fortaleza no se traslade a las familias, particularmente las más vulnerables y a las afectadas por las subidas de los precios de los alimentos o por los tipos de interés. Las cifras macroeconómicas, siendo positivas, no son en modo alguno suficientes, sino que deben servir también para acelerar una política dirigida a promover la cohesión social. Sobre todo de cara a la desaceleración que ya se atisba en el horizonte.

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