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Economía
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fin del ciclo alcista de tasas de interés

El fin de los aumentos en la tasa de interés nominal no necesariamente implica el fin del apretamiento monetario. Este puede continuar por varios meses más después de haber iniciado una pausa

El edificio de la Reserva Federal se muestra el 2 de mayo de 2023 en Washington, DC.
El edificio de la Reserva Federal se muestra el 2 de mayo de 2023 en Washington, DC.Win McNamee (Getty Images)

En su decisión de esta semana, y de acuerdo con lo esperado por el mercado, la Reserva Federal de los Estados Unidos aumentó en 25 puntos base el rango de su tasa de interés objetivo. Al comunicar esta decisión, la Reserva Federal también prácticamente anunció el fin de su ciclo alcista de tasas de interés. En su comunicado, la Fed señaló que en futuras decisiones tomará en cuenta el endurecimiento acumulado de la política monetaria y el rezago con el que esta afecta a la actividad económica y a la inflación. Esto fue interpretado por el mercado como una señal de que a partir de ahora vendrá una pausa monetaria. Por supuesto, la fragilidad de varios bancos regionales de tamaño mediano en Estados Unidos jugó un papel en esta decisión y en su forma de comunicarla. Sin embargo, también es cierto que la inflación ya ha comenzado a ceder y que todo parece indicar que el proceso de desinflación en ese país continuará en los próximos meses.

Por su parte, algunos bancos centrales latinoamericanos también ya han dado fin a su ciclo alcista o están por hacerlo. El banco central de Brasil, por ejemplo, realizó su última alza de tasas de interés en agosto del año pasado, cuando optó por llevarla a 13.75%, por lo que ya lleva ocho meses en pausa. El instituto central de Chile realizó su último ajuste a su tasa objetivo en octubre del año pasado, cuando decidió aumentarla en 50 puntos base y llevarla a un nivel de 11.25%. En el caso de Colombia, la junta del Banco de la República decidió esta misma semana aumentar en 25 puntos base la tasa de interés y situarla en 13.25%. Varios analistas anticipan que este también podría ser el último episodio del ciclo alcista en ese país, una vez que la inflación finalmente comenzó a ceder en su dato de abril de este año. Por último, el Banco de México también ha comenzado a dar señales de que podría iniciar una pausa monetaria en la decisión que anunciará el próximo 18 de mayo. Si esto ocurre, ello implicaría que su último aumento habría sido el de la decisión de febrero de 2023, cuando decidió aumentar su tasa objetivo en 25 puntos base y llevarla a un nivel de 11.25%.

En este contexto, surgen ahora dos preguntas relevantes. Primero, ¿el fin de los aumentos en las tasas de interés implica el fin del apretamiento monetario? Y segundo, ¿cuándo comenzarán las reducciones en las tasas de interés nominales?

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Para responder a la primera pregunta, hay que entender que la postura monetaria no se determina únicamente por la tasa de interés nominal, sino que también se ve influida por el nivel de la inflación esperada. Esto se debe a que lo que en realidad importa es la tasa de interés real ex–ante, es decir, la diferencia entre la tasa de interés nominal anual y la inflación esperada a 12 meses. Así, si la tasa de interés nominal se queda sin cambios, pero la tasa de inflación esperada disminuye, esto implicará que el costo del financiamiento en términos reales continuará aumentando. En el caso de México, por ejemplo, la tasa de interés real ex–ante en estos momentos es de 6.57%, dada por la diferencia entre la tasa nominal (11.25%) y las expectativas de inflación a 12 meses (4.68%). Así, aun si el Banco de México iniciara una pausa monetaria en su decisión de mayo, es posible que veamos aumentos hacia adelante en la tasa de interés real debido a la reducción de la inflación esperada a 12 meses. Noten que este comportamiento es altamente probable que ocurra, tomando en consideración que la inflación esperada por los analistas para 2024 es en este momento de 4.1%. Por lo tanto, conforme avancemos en el año, es previsible que la inflación esperada comenzará a converger a un nivel más cercano a lo que se anticipa para 2024 (es decir, de 4.68% a 4.10%). Si las cosas no cambian significativamente, esto implicaría que la tasa real ex–ante todavía podría aumentar en alrededor de 60 puntos base en lo que resta del año, incluso si la tasa de interés nominal ya no aumentara. De ocurrir esta situación, esto llevaría a la tasa de interés real en México a un nivel por encima de 7% (¡), un nivel extraordinariamente restrictivo, ya que la tasa de interés real neutral que ha estimado el propio instituto central es de alrededor de 2.6%.

En resumen, la respuesta corta a la primera pregunta es que el fin de los aumentos en la tasa de interés nominal no necesariamente implica el fin del apretamiento monetario. Este puede continuar por varios meses más después de haber iniciado una pausa, si las expectativas de inflación continúan descendiendo. En el caso específico de México, es muy probable que veamos precisamente este escenario. Algo similar podría ocurrir en los casos de Colombia y Estados Unidos, aunque las magnitudes serían distintas.

Con respecto a la segunda cuestión, la respuesta seguramente variará de país a país. Es más probable que las reducciones comiencen antes en los países que pausaron antes. Así, en Brasil se espera que las reducciones de tasas comiencen incluso antes del fin del primer semestre del año, mientras que en Chile ya se prevén disminuciones en las tasas a partir del mes de julio. En ambos casos, estas decisiones se justificarían para evitar tener tasas reales extraordinariamente altas por un periodo demasiado prolongado, además de que en Brasil la inflación ya se ha comenzado a acercar a su nivel objetivo.

En los casos de México y Estados Unidos, por su parte, no es improbable que los recortes comiencen antes del fin de año, aunque quizá lo hagan por razones diferentes. En el caso de Estados Unidos para responder a su mandato dual y para tratar de evitar una recesión o, en su caso, buscar que esta sea lo menos profunda posible sin que ello ponga en riesgo el objetivo de inflación. En el caso de México, la razón podría ser un nivel inflacionario claramente en ruta hacia su objetivo, que ya no necesite tener las tasas de interés reales más altas en lo que va del siglo, que es lo que se alcanzaría en caso de no reducir las tasas de interés nominales para entonces.

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