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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fuerte subida del euríbor

El encarecimiento de la cuota hipotecaria tiene un efecto directo en las familias endeudadas sin apenas alternativas para mitigarlo

Sede del Banco Central Europeo en Fráncfort (Alemania).
Sede del Banco Central Europeo en Fráncfort (Alemania).Elmar Kremser (AFP)
El País

La subida del euríbor, el tipo de interés interbancario de la zona euro, agudiza las dificultades de las economías domésticas endeudadas y muestra, desde otra perspectiva, la dificultad del momento económico que atravesamos. El índice se ha situado en máximos de 15 años, lejos todavía de su récord de 2008, que llegó a superar el 5%, pero doblando su promedio histórico desde la creación de la moneda única, que se sitúa en el 1,79%. Con las cifras actuales, el coste de la financiación empresarial se encarece, enfriando la inversión privada y, más preocupante, crece de forma significativa y abrupta el porcentaje de renta que deben destinar las familias al pago de sus hipotecas. La situación todavía no alcanza niveles tan alarmantes como en la crisis financiera de 2008, pero apunta ya a graves dificultades para muchos hogares, con un coste hipotecario que se sitúa ya en el 38% del salario promedio mensual.

Este efecto es consecuencia directa de la actuación del Banco Central Europeo, pues si bien el tipo de interés se marca libremente en el mercado interbancario, tiene como referencia última el tipo de interés oficial de la institución monetaria. Este lleva ya ocho meses con fuertes incrementos y, conocidos los malos datos de inflación del mes de febrero, no debe excluirse otra subida en la reunión prevista durante el mes de marzo. El mercado está descontando así nuevas subidas de tipos oficiales, efectuando de esta manera lo que se conoce como el mecanismo de transmisión de la política monetaria: los tipos de interés suben para enfriar la economía y contribuir, de esta manera, a reducir los precios.

En esta formulación clásica de la política monetaria deben contarse también sus negativos efectos sociales, en este caso no sólo sobre las clases bajas, sino también sobre la clase media endeudada, que ve cómo la cuota hipotecaria crece sin casi ninguna alternativa para aliviar su carga. La actuación de los poderes públicos, hasta ahora centrada en la ejecución del código de conducta bancario presentado en noviembre de 2022, puede no ser suficiente si la escalada sitúa el euríbor por encima del 4%, al que apuntan ya algunos analistas, antes de que pueda moderarse en la segunda mitad de 2023.

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Esta escalada de los tipos de interés, es, por lo tanto, una pésima noticia, sin que esté ejerciendo su efecto moderador sobre los precios, que están absorbiendo todavía el coste de la guerra en Ucrania. El peor escenario que podemos esperar es uno en el que la desaceleración económica, la subida de tipos de interés y la persistencia de la inflación confluyan en un cóctel económico peligroso que puede contribuir a hacer descarrillar lo que, hasta ahora, había sido una gestión más que razonable de las dificultades económicas generadas por la guerra. Poco hay que esté realmente en manos de los gobiernos para revertir esta situación, salvo seguir apoyando a las familias más vulnerables y seguir promoviendo una política de rentas más justa. España debe, por lo tanto, repensar sus herramientas de apoyo social con un ojo puesto en la evolución de sus cuentas públicas, que siguen estando en una situación frágil por el alto déficit público y la alta deuda.


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