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Columna
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Ópera de Sídney

Este edificio excepcional, que cumple 50 años, tiene para la ciudad un valor emblemático no distinto del de la Sagrada Familia para Barcelona o la Torre Eiffel para París

Edificio de la Ópera de Sídney.
Edificio de la Ópera de Sídney.alamy / cordon press

Su célebre cubierta evoca el velamen de un barco. Para los detractores de la época, “un grupo de monjas francesas jugando al fútbol”. Este edificio excepcional tiene para Sídney un valor emblemático no distinto del de la Sagrada Familia para Barcelona o la Torre Eiffel para París, y es una de las construcciones más reconocibles y fotografiadas del planeta. La Ópera de Sídney cumple en 2023 50 años desde que fue inaugurada por la reina Isabel II. Con tal motivo se ha programado un nutrido programa de actividades. Hoy Patrimonio de la Humanidad, su existencia se debe a la inventiva visionaria y audaz de un puñado de hombres. A la cabeza de ellos, el arquitecto danés Jørn Utzon, quien obtuvo por su trabajo el prestigioso Premio Pritzker.

Lo cierto es que la construcción de la Ópera de Sídney, ahora orgullo de Australia, comportó en su día dificultades administrativas, incomprensión y polémica, como acontece a menudo cuando la creatividad de mentes provistas de inteligencia y sensibilidad superiores se adentra por sendas novedosas, vedadas al entendimiento de la grey mediocre. Utzon no llegó a ver su obra acabada. Harto de trabas y menosprecio, abandonó Australia y nunca más volvió, a pesar de la solidaridad que le brindaron intelectuales y especialistas de diseño de todo el mundo. Su nombre ni siquiera figuraba en la lista de los invitados a la inauguración. Añádase a las múltiples críticas el aumento exorbitante de los costes, problemas de ingeniería, cancelación del presupuesto y terminación defectuosa del edificio, aunque más tarde el arquitecto original fue invitado a dirigir en consonancia con su criterio una serie de reformas reparadoras. Aceptó el encargo, pero delegó la ejecución en su hijo. El reconocimiento tardío dispensó a Utzon, fallecido en 2008, del no raro destino de quienes reciben desprecio por sus méritos.

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