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Brasil
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Le interesa o no a Lula que vuelva Bolsonaro a Brasil?

La respuesta contundente del Gobierno ha servido para atemorizar a los golpistas y para unir a la sociedad en favor de la democracia

Bolsonaro y Lula da Silva
Lula da Silva y Jair Bolsonaro discuten durante un debate previo a las últimas elecciones presidenciales.Marcelo Chello (AP)
Juan Arias

Que el nuevo presidente de Brasil, Lula da Silva, y su Gobierno han salido fortalecidos en su respuesta al intento de golpe de Estado de las huestes de Bolsonaro es innegable, ya que la respuesta rápida y contundente ha servido no solo para atemorizarles como para unir a la sociedad a favor de la democracia.

Ahora la pregunta que se hace en los círculos políticos es si a la defensa de la democracia y al nuevo Gobierno le interesa o no que el expresidente de ultraderechas, de vacaciones en Estados Unidos, donde se refugió tras su derrota en las urnas, regrese o no al país.

Un hecho es cierto. Justo tras el fracaso del intento de sus seguidores de atentar en Brasilia contra las sedes de los tres poderes del Estado, Bolsonaro acaba de anunciar a la CNN Brasil: “Yo vine a Estados Unidos para quedarme hasta finales de enero pero pretendo anticipar mi vuelta”. Una de las excusas dadas es que ha debido ser internado con motivo de sus ya conocidos problemas intestinales y cree que en Brasil sus médicos conocen mejor su cuadro clínico.

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Conocida la forma de Bolsonaro de tergiversar la realidad y de actuar más bien en la sombra y abrigado por las mentiras, existe la duda de por qué justamente después del fallido golpe fascista, ha decido regresar de su exilio. Es cierto que en Estados Unidos algunos diputados demócratas han empezado a solicitar la expulsión del expresidente brasileño, pero lo es también que en Brasil le esperan una serie de acusaciones graves que podrían llevarle a ser procesado y encarcelado, algo que ahora con el nuevo Gobierno resultaría más fácil.

Aún resulta difícil, a pesar de la victoria de Lula apoyada mundialmente, saber la fuerza política real de la que goza el perdedor y quienes son los empresarios que financian a sus seguidores más radicales que no se resignan con su derrota. Sin contar hasta qué punto Lula goza del apoyo tranquilo de las Fuerzas Armadas que hasta ayer apoyaron los acampamentos frente a sus cuarteles de los bolsonaristas que pedían un golpe militar.

Lula ha aparecido firme y seguro ante la primera prueba grave de su Gobierno provocada por los perdedores de Bolsonaro con su ataque a las instituciones del Estado que han impactado al mundo pero ahora tiene en su mano el poder para enfrentarles. ¿Le será mejor con Bolsonaro fuera o dentro del país?

Es cierto que no todos los millones de brasileños que votaron en Bolsonaro pueden ser considerados golpistas. Pero también lo es que ha sido esta la vez que Lula ha ganado las elecciones con menor margen de distancia, apenas un 2% de los votos, y que en un estudio de Datafolha de la semana pasada sólo un 51% consideran positivamente su Gobierno contra el 49% de Bolsonaro.

Lula sabe que Bolsonaro no se dará tan fácilmente por vencido ya que considera como fieles seguidores suyos los millones que votaron por él, algo que ha resultado falso dado el rechazo de la gran mayoría del país al frustrado golpe de estado.

Si Bolsonaro ha decidido regresar al país es muy posible que sea con la ilusión de no perder el liderazgo de los que siguen apoyándole y con la esperanza de que su gran amigo Trump pueda ganar las elecciones.

Al mismo tiempo si el perdedor regresa Lula tiene todas las cartas necesarias para anular cualquier intento de sublevación. Y ello porque antes ya de huir a Estados Unidos existían una serie de acusaciones graves contra Bolsonaro en el Supremo, que podrían no sólo hacerle inelegible sino también llevarle a la cárcel.

La esperanza de que, de cualquier modo, Bolsonaro aún volviendo ya no tendrá la fuerza que él cree para mantener en pie a su ejército de seguidores lo es el fuerte respaldo internacional que las grandes potencias han ofrecido a Lula y a su Gobierno democrático. Y un primer dato positivo es que justamente tras el fallido golpe del domingo pasado, la presencia de Bolsonaro en las redes sociales, hasta entonces siempre muy fuerte, ha caído estruendosamente, mientras que sus seguidores más fanáticos que no se resigan a perder se sienten frustrados y hasta traicionados.

Lo cierto es que Bolsonaro se encuentra hoy entre la espada y la pared ya que le resulta mal para él sea el quedarse en su exilio dorado de Estados Unidos donde empieza a no ser un turista grato, o volver para enfrentar un rosario de acusaciones graves y tener que vérselas con un presidente y un Gobierno dispuestos a defender los valores democráticos a costa, si fuera necesario, de procesarlo y encarcelarlo.

Ha sido relevante, por ejemplo, que gobernadores que se eligieron apoyados por Bolsonaro como el de Sao Paolo ante la difícil prueba a la que les sometió el fracasado golpe fascista, hayan querido apoyar públicamente a Lula y a su Gobierno. La larga lista de invitaciones de jefes de Estado a visitar sus países y el haber ganado hasta el momento el pulso a la cúpula militar, revela más que nada que Bolsonaro, si decidiera volver, no tendrá la vida fácil.

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