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México prohíbe las grasas trans en aceites, alimentos y bebidas no alcohólicas

Estas sustancias matan a 13.153 mexicanos al año, según la Organización Mundial de la Salud

Daniel Alonso Viña
Grasas alimentarias
En una foto de archivo, el estante de frituras de un supermercado en Ciudad de México.Rogelio Morales (CUARTOSCURO)

La Cámara de Diputados ha aprobado por unanimidad —472 votos, 0 en contra y 0 abstenciones— la regulación de las grasas trans hasta casi prohibirlas por completo. Esta sustancia se utiliza para la fabricación de alimentos fritos como las patatas o los rebozados, empacados como algunas margarinas y mantecas, o procesados como las galletas, bollos y otros dulces. Este tipo de grasas mata a 13.153 mexicanos al año y a unas 500.000 personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lleva años dando la batalla para que se limite al máximo el consumo de este producto.

El dictamen aprobado añade el artículo 216 Bis a la Ley General de Salud y determina que “los aceites, grasas comestibles, alimentos y bebidas no alcohólicas no podrán contener aceites parcialmente hidrogenados”, la sustancia previa a las grasas trans. Además, “los alimentos, bebidas no alcohólicas, aceites y grasas” no podrán contener más de dos partes de grasas trans de producción industrial por cada 100 partes de grasa normal.

Así, la normativa se equipara a la de regiones como la Unión Europea, y está en consonancia con las indiciaciones de la ONU, que ha felicitado a México en una publicación de Twitter después de que se aprobara la medida. “Felicitamos a México por este importante avance en beneficio de la salud”, decía el mensaje.

Las grasas trans se producen cuando los fabricantes de alimentos convierten aceites líquidos en grasas sólidas que permiten alargar el margen de caducidad de los productos y aumentar su estabilidad ante altas temperaturas. Las empresas que utilizan esta sustancia en su cadena de producción tendrán 90 días para eliminar la grasa trans de su composición, justo cuando la inflación general vuelve estos productos cada vez más apetecibles, no tanto por su valor alimentario, sino porque resisten bien el aumento de los precios.

Un estudio del Overseas Research Institute llevado a cabo en países de rentas altas y emergentes encontró que, en los últimos 30 años, el precio de los alimentos saludables ha subido más que el de los alimentos procesados. El fenómeno se acentúa en épocas de inflación.

La medida fue aprobada por el Senado en octubre de 2021, pero estaba pendiente de aprobar por la Cámara de Diputados. Llega después de la batalla contra las grasas trans que la OMS comenzó en 2018, cuando pidió por primera vez la eliminación a nivel mundial del consumo de esta sustancia por el riesgo que tiene de causar sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes.

Otros países como Dinamarca, Estados Unidos y Cánada, además de la Unión Europea, ya han legislado al respecto. Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la OMS, advirtió que “las grasas no tienen ningún beneficio conocido y presentan enormes riesgos para la salud”, que además “generan enormes costos para los sistemas de salud”.

En un foro realizado en la Cámara de Diputados el pasado septiembre, los legisladores coincidieron en la necesidad urgente de eliminar las grasas trans de la producción industrial de alimentos en México. La diputada Margarita Valdez, presidenta de la Comisión de Salud, dijo que “en pleno siglo XXI nos damos cuenta de que la mayoría de los alimentos contienen esas famosas grasas trans”, que deben ser “reguladas debido al daño que causa a cualquier persona, incluidos los niños y niñas”.

El diputado Emmanuel Reyes Carmona explicó que existe un amplio conjunto de evidencia que ha demostrado los efectos perjudiciales de estas grasas en el metabolismo, así como la relación positiva entre la cantidad de grasas trans consumidas y las cardiopatías coronarias. “El consumo alto de estas grasas aumenta en más de 34% el riesgo de muerte”, aseguraba el diputado. De las 500.000 muertes que se han contabilizado por el consumo de esta sustancia en el mundo, 160.000 corresponden a América Latina.

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