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La UIF denuncia a Murillo Karam por operaciones con recursos de procedencia ilícita

La acusación contra el exprocurador, preso por el ‘caso Ayotzinapa’, y su familia es además por presuntos delitos de tráfico de influencias y fraude fiscal, tras la información revelada por los Papeles de Pandora

Beatriz Guillén
Jesús Murillo Karam durante una conferencia de prensa en 2014.
Jesús Murillo Karam durante una conferencia de prensa en 2014.Marco Ugarte (AP)

La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) ha anunciado este martes que inició una investigación contra Jesús Murillo Karam, exprocurador general de México, y una red de familiares y colaboradores por presunto tráfico de influencias y fraude fiscal. La dependencia apunta a que Murillo Karam “posiblemente” esté relacionado “con un esquema de operaciones con recursos de procedencia ilícita, debido a que una empresa familiar, en la que destaca como socios sobrino, yerno e hijos, resultó beneficiada con contratos del Gobierno Federal cuando éste se desempeñaba en su cargo”. El exfuncionario, que tiene 74 años, ya está en la cárcel acusado de desaparición forzada, tortura y obstrucción a la justicia, en el marco de las investigaciones por el caso Ayotzinapa. La indagatoria realizada por la Unidad fue trasladada a la Fiscalía General de la República (FGR) este lunes a través de una denuncia por operaciones con recursos de procedencia ilícita.

En el comunicado emitido por la unidad, dirigida por Pablo Gómez, se identifica que entre 2013 y 2015 la empresa de Murillo Karam obtuvo licitaciones por parte de Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), comandada entonces por Gerardo Ruiz Esparza. En ese mismo lapso, Murillo Karam tenía como secretario particular a Gerardo Ruiz Dosal, hijo del titular de la SCT. “Por lo que posiblemente se trató de un esquema de contraprestaciones mutuas, en donde a través de influencias se benefició con contratos a la empresa familiar”, apunta la UIF.

Murillo Karam fue procurador de diciembre de 2012 a febrero de 2015. En ese periodo de tiempo, tres empresas constructoras, Alvarga, Kuoro e Itrio, propiedad de hijos, sobrinos y parientes políticos del funcionario, ganaron contratos de obra por 4.625 millones de pesos (más de 300 millones de dólares) justo durante los tres años que él ocupó uno de los puestos más importantes en el gabinete presidencial, según desveló Mexicanos Contra la Corrupción. Las compañías multiplicaron, en ese margen, 714% sus contratos de obra pública y las tres se apagaron cuando Murillo Karam salió de la Administración.

La UIF menciona irregularidades en la constitución de una de esas empresas —no especifica el nombre— y también lagunas fiscales. “Declaró deducciones similares a sus ingresos acumulables lo que hace inviable el sostenimiento económico de la misma, al tener ganancias mínimas, situación que contrasta con el volumen de contratación pública que recibió y las operaciones financieras frente a lo declarado fiscalmente”, se lee en el documento, que añade que “también se identificó envió y recepción [de] recursos con empresas simuladoras”.

Por último, la unidad acusa a Murillo Karam de recibir 2,8 millones de dólares en 2017 en concepto de “un retorno de inversión del extranjero” y de haber colocado 26,5 millones de pesos (unos 1,3 millones de dólares) en cuentas propias en el extranjero durante 2020 y 2021 sin haberlo declarado al fisco.

La investigación de los Papeles de Pandora, que coordinó el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y de la que formó parte EL PAÍS, reveló que Jesús Murillo Ortega, hijo del ex procurador de justicia de Peña Nieto, constituyó en Panamá junto a su entonces esposa una empresa denominada Sweet Land Ltd el 24 de marzo de 2014, cuando su padre estaba en el cargo. El propósito de la offshore era administrar “bienes raíces” y los activos estimados eran de un millón, aunque los documentos no precisaban si se trata de pesos o dólares. La fuente de los ingresos, según el formulario de inscripción de la sociedad, eran sus ahorros personales. Consultado sobre el tema, Murillo Ortega aclaró que la compañía nunca tuvo actividad u operación y ni siquiera abrió alguna cuenta bancaria. “Incluso fue disuelta prácticamente desde su inicio, derivado del término de mi vínculo matrimonial con mi entonces socia y pareja”, dijo entonces.

Esta información se extrae a partir de un análisis de riesgos, que la UIF inicia con respecto de las personas mexicanas expuestas políticamente mencionadas en la investigación de los Pandora Papers, entre las que se encuentra Murillo Karam. “El uso de empresas off shore, fideicomisos e instrumentos financieros en jurisdicciones extranjeras denominadas paraísos fiscales, constituyen situaciones de alerta que la UIF no podía ignorar”, explica la unidad.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Redactora de EL PAÍS en México. Trabaja en la mesa digital y suele cubrir temas sociales. Antes estaba en la sección de Materia, especializada en temas de Tecnología. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS. Vive en Ciudad de México.

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