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‘Genderbullying’: cuando el género y la orientación sexual agrava el acoso escolar

La educación en casa y en la escuela deben ir de la mano para evitar las vejaciones contra el colectivo LGTBI+, permitiendo así la libertad en la expresión afectivo-sexual del niño o adolescente

acoso escolar
En un alto porcentaje de casos de bullying LGTB+, niños y jóvenes se encuentran sin apoyos entre sus compañeros por miedo al estigma.Halfpoint Images (Getty Images)

Hablar de la LGTBfobia implica hablar de rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres que se reconocen a sí mismos como gais, lesbianas, trans o bisexuales. Yolanda Carmona, psicóloga especializada en sexología y colectivo LGTBIQA+ (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales, queer —poco usual, alejado de las ideas establecidas de sexualidad y género— y asexuales, entre otros), aclara que a ese concepto pueden sumarse más actitudes reprobables: “Hay que señalar la existencia de conductas de intolerancia, opresión, violencia de tipo psicológico, físico y simbólico e incluso falta en el reconocimiento de derechos”.

El bullying escolar de género o genderbullying se produce cuando las personas son acosadas por su identidad, sexualidad, expresión de género o por determinadas características físicas. Para Carmona, sería imprescindible que el niño pudiese expresarse libremente en el plano afectivo-sexual, en un lugar donde no se castigasen las emociones y hubiese afecto y comunicación. “La educación de casa y la impartida en el colegio deben ir de la mano”, añade. “De nada o poco sirve que en clase se ofrezca una normalización de otras orientaciones sexuales, además de la heterosexual, si en casa se llama ‘maricón’ a un niño o un joven que tenga una expresión más femenina”, prosigue. Para esta experta debe potenciarse la extensión del vocabulario, la comprensión de algunos términos y hablarse de diversidad y tolerancia.

Carmona incide en la importancia de la sensibilización y la visibilización del bullying al colectivo LGTBIQA: “Tener en cuenta las señales de alerta y sus consecuencias, además de fomentar estrategias para hacer frente a este tipo de violencia”. La psicóloga explica que quienes sufren este tipo de acoso tienen tendencia al absentismo escolar, al abandono escolar y a bajar su rendimiento en clase. “Por otro lado, muchos padecen ansiedad, depresión, culpabilidad, frustración o rabia”, añade. “Una de las situaciones que con más frecuencia se está viendo últimamente con respecto al bullying LGTB+ es el aumento de conductas de ciberacoso. También es alarmante la elevada posibilidad de experimentación de ideas suicidas en estos niños”, sostiene la profesional.

“Según datos de una encuesta elaborada en 2022 vía WhatsApp e Instagram por GoStudent —plataforma que cuenta con más de 20.000 profesores particulares en todo el mundo—, muchos adolescentes LGTB+ todavía no se sienten libres para ser ellos mismos en la escuela”, explica vía email Naiara Campo Albala, portavoz y mánager del Departamento de Tutores en GoStudent España. “En cuanto a si esa libertad se da entre los propios compañeros, en España solo un 44% de los tutores piensa que sus alumnos son tolerantes con sus iguales que pertenecen al colectivo LGTB+”, añade Campo.

El informe de 2019 de Delitos de odio, elaborado por la FELGTBI+ (Federación Estatal de esta comunidad), informa que “el 7% de los incidentes discriminatorios ocurre en los espacios educativos”. En el texto se señala a la LGTBfobia como una de las principales causas de acoso escolar: “Es uno de los datos más preocupantes, puesto que estas violencias tienen lugar en un espacio supuestamente protegido por los poderes públicos y donde, en teoría, las nuevas generaciones deben ser educadas en la convivencia pacífica y en los valores de diversidad y respeto a los derechos fundamentales que establece la Constitución Española”. “En las encuestas recogidas de manera anónima por COGAM (colectivo LGTB+ de Madrid) en las aulas resultó que, de entre los 6.500 alumnos encuestados, el 14% no se consideraba heterosexual, pero solo 1 de cada 5 de ellos se atrevería a decirlo abiertamente. Es un dato que ha de subsanarse con una educación en diversidad afectivo-sexual y de identidad en el currículo escolar”, añade Ángela De Castro, coordinadora de las formaciones del grupo de Educación en COGAM.

De Castro aclara que el bullying LGTB+ tiene características que lo hacen particularmente más difícil de frenar o evitar: “Las personas que lo sufren, no solo lo padecen porque se tenga la prueba fehaciente de que su orientación sexual o su identidad de género no sea la normativa, sino por parecerlo. El parecer gay o trans, es decir, la pluma que tengas, es la causa que incita a ese bullying. Podemos recordar el trágico asesinato del joven Samuel en Galicia en julio de 2021, golpeado sin piedad a gritos de maricón por tener pluma”.

“Si llegas a tus primeros años de colegio y te das cuenta de que el cómo eres significa cosas que no entiendes, pero genera rechazo, asumes que ese comportamiento o parte de ti es algo negativo y lo escondes, lo camuflas por supervivencia y por integración. Esto acaba en adultos con adolescencias robadas”, afirma De Castro. Para la experta, el hecho de que un niño, una niña o un adolescente llegue a casa de la escuela y diga que le llaman “maricón” o “bollera”, supone tener que responder: ¿Y por qué?: “Si a esto sumamos que los niños no tienen claro si en casa se recibirá la información con todavía más rechazo que en el colegio, se vuelve increíblemente difícil romper el silencio”.

La coordinadora de las formaciones del grupo de Educación en COGAM resalta que en un alto porcentaje de casos de bullying LGTB+, niños y jóvenes se encuentran sin apoyos entre sus compañeros por miedo al estigma: “Porque si le defienden, por ejemplo, por ser o parecer gay, a él le tildarán de ser como él o, incluso, de ser su pareja”. De Castro incide en que hay que impartir más formación sobre identidades o diferentes orientaciones sexuales: “Es preciso permitir un reflejo más auténtico de las realidades, por ejemplo, en las que existan más niñas que aspiren a ser astronautas y más niños a bailarines”.

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