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Sánchez retrasa hasta septiembre la presentación de la presidencia española de la UE prevista en plena campaña

La Moncloa afirma que consultó ya el martes al Parlamento Europeo la posibilidad de cambiar la fecha. El líder del Partido Popular Europeo ha enviado este viernes una carta a la presidenta de la Eurocámara para solicitar un aplazamiento

El presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, junto a Alberto Núñez Feijóo, el 17 de noviembre en Lisboa.
El presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, junto a Alberto Núñez Feijóo, el 17 de noviembre en Lisboa.Horacio Villalobos (Corbis via Getty Images)

La convocatoria de elecciones anticipadas comienza a alterar elementos muy concretos de la presidencia española de la UE, que empieza en julio. El líder del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber, ha tomado este viernes una iniciativa inusitada, al enviar una carta a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, para que aplace dos meses la presentación ante el Parlamento Europeo del nuevo presidente de turno del bloque comunitario, puesto que asumiría Pedro Sánchez el próximo julio y hasta diciembre. Ese aplazamiento supondría trasladar la cita parlamentaria de julio a septiembre. Horas después de conocerse la petición de los populares, el presidente del Gobierno español ha hecho público un comunicado —también poco habitual— en el que asegura que ha sido su Ejecutivo el que ha solicitado ese aplazamiento, y que lo hizo el pasado martes.

En esa presentación de las líneas maestras europeas, que da visibilidad exterior y que ahora se busca postergar a septiembre, el jefe del Gobierno debe detallar ante la Eurocámara, como hacen todos los mandatarios que asumen la presidencia rotatoria de la UE, las prioridades del mandato. La cita estaba prevista para el 13 de julio en Estrasburgo y lo más probable es que ahora se celebre en una fecha por determinar entre el 11 y el 14 de septiembre, aunque los resultados de las elecciones del 23 de julio podrían influir de alguna manera en estos planes.

La Moncloa argumenta que “la decisión ya fue avanzada el pasado martes 30 de mayo a la Dirección General de Comunicación del Parlamento Europeo, 24 horas después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara la convocatoria de elecciones generales”. Sin embargo, no ha sido hasta unas horas después de que trascendiera la petición de Weber cuando Presidencia del Gobierno ha hecho público este paso. Fuentes gubernamentales alegan que el aplazamiento responde a un “ejercicio de responsabilidad” de Sánchez, que quiere mantenerse al margen de cualquier utilización del órgano europeo más político, el Parlamento. Esas fuentes aseguran que existe malestar en Presidencia del Gobierno, ya que sospechan que el PP está aprovechando las circunstancias para embarrar la campaña.

Fuentes de la dirección general de la Eurocámara a las que apunta el Gobierno aseguran que lo que hubo el martes fue “una consulta” desde La Moncloa en la que se les preguntó por la posibilidad de dar este paso y si había precedentes. Weber, por su parte, ha remitido la misiva con su petición de retraso directamente a la presidenta, la popular maltesa Roberta Metsola.

La carta del Partido Popular Europeo para reclamar el aplazamiento se había divulgado esta misma mañana. El argumento que daba el también líder del grupo parlamentario popular en la Eurocámara para “este ligero ajuste” son las elecciones generales, adelantadas al 23 de julio. Para el PPE, recuperar el Gobierno en España resulta prioritario, pues es el único país de los cuatro grandes en el que los conservadores tienen la posibilidad de volver al poder, tras perderlo en Alemania y casi desaparecer en Francia e Italia.

Los movimientos de respaldo de los populares europeos a Alberto Núñez Feijóo desde que este se hizo con el control de Génova se han multiplicado. El más llamativo se dio hace pocas semanas, cuando después de las contundentes críticas de la Comisión Europea a la ley de regadíos de Doñana, salió el propio Weber en tromba contra el Ejecutivo europeo, presidido por su correligionaria y compatriota Ursula von der Leyen, para frenar el desgaste que estaban sufriendo sus compañeros españoles. El líder alemán de los populares a nivel continental ha cultivado una muy buena relación con el partido español. Mantiene reuniones frecuentes con Esteban González Pons, eurodiputado y vicesecretario general del partido, y con Feijóo. Y, como muestra la carta, se está movilizando para impulsar al PP en España.

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Pedir que se retrase la presentación de prioridades de la presidencia semestral de la UE correspondiente a un país es algo muy inusual. Pero más lo es que se haga por motivos electorales. Por ejemplo, el año pasado, el turno le tocaba a Francia entre enero y junio, y nadie reclamó que la presentación por parte de Macron se retrasara hasta después de las presidenciales que se celebraron en abril.

Los populares europeos confían en recuperar el poder en España, lo que daría una voz potente a este grupo político en los próximos meses. Con unos sondeos poco favorables en Polonia, donde el partido de los populares se enfrenta al Ejecutivo ultraconservador de Ley y Justicia (PiS, por sus siglas polacas) en los comicios que se celebrarán en otoño, España es el único país grande en el que pueden gobernar antes de que cambie el ciclo en las elecciones europeas. Estas se van a celebrar en junio de 2024, y unas semanas después llegará el reparto de cuatro de los grandes cargos de la UE: la presidencia de la Comisión Europea, del Consejo y del Parlamento, además del alto representante para la Política Exterior. En España, dicen fuentes del partido, hay una “oportunidad real” de tocar poder.

Gobierno en nueve países

Ahora los populares gobiernan y, por tanto, tienen voz en el Consejo, en nueve países. El de mayor población es Rumania, y se pueden sumar pronto Finlandia y Bulgaria. En las últimas ocasiones, la posición de los populares para esta negociación de reparto de cargos europeos era fortísima: ganaron las elecciones y, además, tenían el poder en Alemania (junto con los socialdemócratas). Esto tenía su reflejo en el reparto final, como demuestra que los populares llevan 19 años (cuatro legislaturas) ostentando el cargo de más peso: la presidencia de la Comisión (José Manuel Durão Barroso, Jean-Claude Juncker y ahora Ursula von der Leyen).

El resultado de las elecciones municipales en España fue recibido con euforia en Bruselas por el PPE. Su secretario general, Thanasis Bakolas, explica a EL PAÍS que están “muy felices” con la representación lograda por los conservadores. Este dirigente griego se deshace en elogios a Feijóo y subraya el gran apoyo que tiene de los líderes de su partido. “España es muy importante para Europa”, resume.

Después de los comicios del año próximo se deciden los nuevos puestos de poder en las instituciones comunitarias. Y el PPE, que ahora tiene sentadas en la presidencia de la Comisión Europea a Von der Leyen y en la Eurocámara a Metsola, además de otros puestos clave dentro del Ejecutivo comunitario, no quiere perder peso.

Cuesta que las declaraciones de dirigentes del PPE vayan más allá de estas palabras de apoyo o de las críticas al presidente Sánchez. Acerca del posible apoyo al PP de la ultraderecha de Vox optan por no pronunciarse. “La campaña está en marcha. Vamos a dejar que la gente hable”, responde Bakolas. Otras fuentes de la organización remiten a lo que suele explicar Weber: “Veremos caso a caso”. Bakolas es un ejemplo claro de esta frase. La reacción de máxima prudencia al hablar de Vox se torna en crítica durísima cuando se refiere a los ultras polacos del PiS, que acaban de aprobar una ley que puede evitar que el líder popular en Varsovia, Donald Tusk, concurra a las elecciones de otoño. Vox y el PiS forman parte del mismo grupo parlamentario en el Parlamento Europeo.

La filosofía del “caso a caso” también se observa en Finlandia, donde los populares están negociando con ultras para llegar al poder y, sobre todo, en Italia. La alianza en Roma con la primera ministra, la ultra Giorgia Meloni, recibe los halagos constantes de Weber, que la pone como ejemplo de lo que puede pasar en otros sitios de Europa. Las líneas rojas que se les imponen a los potenciales socios, en palabras del secretario general, son cuatro: tienen que ser pro-Unión Europea (sin más concreción), pro-OTAN, pro-Ucrania (lo que equivale a ser crítico con el presidente ruso, Vladímir Putin) y respetar el Estado de derecho.

El envío de la carta de los populares europeos es uno de los movimientos de apoyo que se pueden hacer desde fuera de España para respaldar a Feijóo, ya que fuentes del partido aseguran que la cúpula europea no puede meterse directamente en la campaña electoral española. De hecho, han pospuesto algún evento para evitar interferir, como una reunión del grupo que trabaja en el diálogo interreligioso, que se iba a reunir en Galicia a principios de julio, con la presencia del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Sin embargo, el PPE aprovecha para tratar de impulsar a los españoles estirando su margen de maniobra. El partido tendrá su reunión anual de retiro en Málaga (el año pasado fue en Grecia) antes de que se inicie la campaña electoral.

Antes del movimiento de Weber, Metsola, presidenta del Parlamento, también popular y muy cercana al líder del partido, ya había preguntado a la delegación española en la UE por la Conferencia de Presidentes, la cita previa a cada semestre europeo de un Estado miembro con la cúpula de la Eurocámara y todos los grupos políticos con representación en ella, según comentan fuentes del PPE. Está previsto que la reunión se celebre en España el 26 y el 27 de junio, pero todavía no hay localización confirmada y Metsola había pedido una clarificación.

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