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La tragedia del choque de trenes desgasta al Gobierno de Grecia a pocos meses de las elecciones

La formación de izquierdas Syriza no logra rentabilizar en las encuestas la caída en intención de voto de los conservadores de Nueva Democracia

Grecia
Jóvenes posan a lado de una pancarta con la palabra "criminales" y otra con un dibujo que representa a una víctima del accidente de tren frente al Parlamento griego, el pasado viernes.LOUISA GOULIAMAKI (AFP)
Hibai Arbide Aza

La tragedia ferroviaria de Tempe, que la noche del 28 de febrero provocó 57 muertos por un choque de trenes en esa localidad del este de Grecia, ha alterado el escenario político ante unas próximas elecciones generales en el país mediterráneo que los conservadores de Nueva Democracia (ND), ahora en el Gobierno, daban por ganadas. Esta formación acusa un desgaste en sus perspectivas electorales, según se desprende de las encuestas efectuadas tras el accidente, que auguran al partido gobernante una caída de tres puntos porcentuales. Ningún sondeo había otorgado hasta ahora a ND un descenso tan pronunciado en solo un mes. Aunque sigue en cabeza, la distancia con el principal partido de la oposición, el izquierdista Syriza, se estrecha en torno a cinco puntos porcentuales. A pesar de todo, Syriza no parece haberse beneficiado de esa indignación popular que atribuye a las autoridades inacción en el mantenimiento del ferrocarril. El partido de Alexis Tsipras no ha crecido en los sondeos desde el accidente. Hace dos años, en abril de 2021, la brecha entre los dos partidos era de 20 puntos a favor de los conservadores.

Inicialmente, el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, depositó toda la responsabilidad de lo ocurrido en el jefe de la estación de Larisa, ciudad cercana a Tempe. Se trataba del primer detenido tras el accidente. Dos días después, y tras las críticas recibidas, el mandatario conservador cambió de postura. “No podemos, no queremos y no debemos escondernos detrás del error humano”, declaró, para apuntar a los problemas estructurales y las conocidas deficiencias en las infraestructuras griegas. Para la oposición, la rectificación es oportunista.

Retrato tachado del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, durante  una protesta en Atenas, el día 8 de marzo.
Retrato tachado del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, durante una protesta en Atenas, el día 8 de marzo. ALEXANDROS AVRAMIDIS (REUTERS)

Los partidos de izquierda consideran que la participación masiva de la ciudadanía en la huelga general del pasado miércoles demuestra el desacuerdo mayoritario con la gestión de Mitsotakis sobre el accidente. Tania Karagianni, coportavoz de Syriza, indica a este diario: “Existe un sentimiento generalizado de que el Gobierno no garantiza la seguridad en el transporte ferroviario y no quiere esclarecer los hechos para no sancionar a los verdaderos responsables”. El Frente Europeo de Desobediencia Realista, conocido como Mera25, fundado en 2018 por el exmiembro de Syriza y exministro de Finanzas Yanis Varoufakis, también carga contra el Gabinete conservador. Erik Edman, miembro de la dirección de Mera25, opina que Mitsotakis “invirtió todos sus recursos en aplicar un ejercicio de control de daños basado en la comunicación”. Por su parte, el secretario general del Partido Comunista (KKE), Dimitris Koutsoubas, va más allá y considera responsables a todos los partidos que han gobernado Grecia, es decir Nueva Democracia, Pasok y Syriza, así como a las políticas de austeridad europeas.

El entorno de Mitsotakis, en cambio, acusa a la oposición de instrumentalizar la tragedia. “El Gobierno no quiere convertir esto en un debate partidista, pero no se puede decir lo mismo de Syriza”, asegura un colaborador del primer ministro a este diario con la condición del anonimato.

Las encuestas publicadas después del accidente, el primer termómetro de cómo traducirá la ciudadanía su descontento en las urnas, revelan la mayor bajada de intención de voto a Nueva Democracia de la legislatura, pero no prevén una subida proporcional de Syriza. El 9 de marzo, cuando se conoció la primera, elaborada por la empresa Marc para la televisión privada Antenna, el portavoz del grupo izquierdista, Nasos Iliópolos, atribuyó el estancamiento de Syriza a la cercanía de la empresa encargada de la encuesta con el partido de Mitsotakis. Pero las dos encuestas publicadas después —por los medios Parapolitika y Politic.gr los días 10 y 11 de marzo— señalan en la misma dirección: Nueva Democracia bajaría tres puntos, situándose entre el 33,7% y el 35,5%. Mientras, Syriza se mantendría en torno al 30%, sin que el accidente haya supuesto ningún cambio en este porcentaje.

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Los demás partidos opositores consideran que esa falta de mejora en el horizonte de Syriza se debe a su responsabilidad en el Gobierno que concluyó la privatización de los ferrocarriles. La coportavoz Karagianni argumenta que el Ejecutivo de Tsipras privatizó los servicios de viajeros, pero las líneas, la infraestructura y la red siguen siendo responsabilidad del Estado. Karagianni sostiene que el Gobierno intenta dar una impresión de que “la culpa es de todos” para diluir su propia responsabilidad. “Es seguro que los ciudadanos ya se han formado una opinión y esta, obviamente, se expresará en las urnas el día de las elecciones”, afirma Karagianni.

Protestas ante el Parlamento griego en Atenas, el 8 de marzo.
Protestas ante el Parlamento griego en Atenas, el 8 de marzo.Nick Paleologos (Bloomberg)

Tres días después del accidente, el periodista y analista Dimitris Kouklouperis publicó en el diario Efimerida ton Sintakton un artículo titulado “La tragedia de Tempe hace saltar por los aires las elecciones”. En él, Kouklouperis afirmaba que el Ejecutivo de Mitsotakis tenía previsto celebrar las elecciones legislativas el 9 de abril —aunque nunca efectuó la convocatoria oficial— y finalmente se vio obligado a posponerlas. Fuentes cercanas al Gobierno aseguran a este diario que, aunque la mayoría de los medios locales sitúan como probable la celebración de los comicios en mayo, el primer ministro baraja alargar la legislatura hasta inicios del verano. El argumento de Mitsotakis y los suyos es que hay mucho trabajo pendiente.

Medidas populares

Mitsotakis quiere recuperar la iniciativa política mediante medidas populares como la subida del salario mínimo o las leyes contra el acoso en las escuelas. Aunque no es oficial, el entorno de Mitsotakis da por hecho que pronto se anunciarán ambas disposiciones. También anunciará nuevos sistemas para garantizar, de aquí en adelante, una mayor seguridad ferroviaria. El analista Kouklouperis cree que no será suficiente y no duda de que el accidente marcará las elecciones, pero no tiene claro si la indignación se convertirá en una exigencia de cambio político o si se convertirá “en voto antisistema y de abstención”. “En las próximas semanas se podrán sacar conclusiones más seguras, porque todo el mundo está aún conmocionado por la tragedia”, recuerda el experto. Además, opina que “pueden salir beneficiados los partidos que no han gobernado o han estado en contra de las privatizaciones”, debido a que la distancia entre lo que propone Syriza desde la oposición y las políticas que aplicó después “está fresca en la memoria de los ciudadanos y es la razón clave por la que no ha conseguido tomar la delantera”.

La formación Mera25 espera recibir parte del voto indignado. “La gente que llevaba casi una década sin salir a la calle, desde que Syriza traicionó su propio programa, se hizo oír de nuevo en la huelga general”, afirma Erik Edman. El partido fundado por Varoufakis ha propuesto un pacto con el Partido Comunista para reforzar el espacio a la izquierda de Syriza en el convulso momento actual. Sin embargo, el secretario de los comunistas, conocidos por sus inamovibles posiciones, lo ha rechazado con el argumento de que Varoufakis “quiere crear una nueva Syriza”.


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