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Al menos 62 migrantes mueren al hundirse su embarcación en la costa italiana

Los trabajadores de salvamento han logrado rescatar a 80 supervivientes de una barcaza con unos 200 ocupantes. Entre los cadáveres, una docena de niños y más de 30 mujeres. Roma apunta a Europa y clama por una solución compartida

Un equipo de rescate transportaba este domingo una lona para cubrir algunos de los cuerpos de los migrantes llegados a la costa tras un naufragio frente a Calabria, Italia.Foto: GIUSEPPE PIPITA (EFE) | Vídeo: Reuters

El viejo pesquero, un maltrecho artefacto de unos 20 metros de eslora, zarpó desde el puerto de Esmirna, en el oeste de Turquía. El barco, en el que viajaban hacinadas unas 177 personas, navegó durante unos cuatro días sorteando la costa griega buscando la punta del sur de Italia a través del mar Jónico. La ruta es cada vez más frecuente en los viajes que ofertan los traficantes a migrantes que escapan de países asiáticos. Pero casi siempre se hace con veleros relativamente seguros y con mayor fortuna. Esta vez, cuando la embarcación ya estaba a 150 metros de la costa, tras una travesía de unos 1.200 kilómetros, un tremendo oleaje la mandó contra las rocas y la partió violentamente en dos. Los migrantes cayeron al mar. Algunos pudieron alcanzar nadando la orilla de la playa de Steccato di Cutro, una localidad turística calabresa, a 20 kilómetros de Crotona. Al menos otros 62 se ahogaron y sus cuerpos terminaron cubiertos con una manta sobre la arena o rescatados por la Guardia Costera. Murieron unos 20 niños, entre ellos al menos un recién nacido. El naufragio, uno de los más graves en la costa italiana, es otra mancha de sangre en el reiterado fracaso de Italia y la Unión Europea de crear una política migratoria común.

Las primeras hipótesis señalan que el barco topó con algún arrecife y luego se fue contra las rocas. La información, difundida por la sección italiana de Médicos Sin Fronteras (MSF), descarta también, a partir de los testimonios de supervivientes, que hubiera alguna explosión, como se señaló al inicio. Luego, cuando el mar fue endureciéndose, los migrantes “no tuvieron tiempo de pedir ayuda” y no pudieron evitar que la embarcación se estrellase contra las rocas y se partiese en dos golpeada por la fuerza de las olas.

Algunos de los 80 supervivientes ―21 fueron trasladados a distintos hospitales de la zona― llegaron a la costa por sus propios medios. Igual que los pedazos del barco, hecho añicos del impacto. “Están vivos de milagro”, señaló un portavoz de la Cruz Roja. Entre ellos se encuentra un ciudadano turco, a quien la policía acusa de tráfico de seres humanos y de ser el responsable del viaje mortal. También se encontró la la documentación de al menos otra persona que le acompañaba en el trabajo, pero su cuerpo no ha aparecido.

Las autoridades italianas, que están recogiendo testimonios de los supervivientes para tratar de esclarecer cuántas personas viajaban en la barca, temen que el número de víctimas mortales pueda aumentar, debido a las malas condiciones del mar. Muchos de los cuerpos han aparecido este domingo en las playas cercanas a Steccato. Otros han sido recogidos de las aguas cercanas. De hecho, uno de los cadáveres, como informó MSF, llegó a encontrarse en Catanzaro, a muchísima distancia del accidente.

Las imágenes compartidas por la prensa local muestran los pedazos de una embarcación de madera completamente destruida sobre la playa. “Cuando llegamos al sitio del naufragio vimos cadáveres flotando por todos lados”, ha señalado al periódico local Il Crotonese Laura De Paoli, médico del Cuerpo Italiano de Socorro de la Orden de Malta (CISOM), “rescatamos a dos hombres que sostenían a un niño. Lamentablemente el pequeño estaba muerto”.

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La ruta turca

La ruta que une por mar Turquía con Calabria y Apulia, en el sur de Italia es además de larga, peligrosa y una de las más costosas para los migrantes, a menudo en segundo plano detrás de las vías que atraviesan el Mediterráneo Central y Occidental. Los investigadores han podido constatar que no se trata de un fenómeno ocasional y que lleva activo casi una década, pero que ha aumentado en los últimos tiempos. Según los datos de Frontex, unas 42.800 personas utilizaron la llamada ruta turca en 2022. La mayoría, como el caso del naufragio de este domingo, proceden principalmente de las zonas de guerra como Siria, Irak o Afganistán, y también de Irán, Pakistán e incluso Nigeria.

Varias fiscalías italianas, entre ellas la de Calabria, alertadas por el fenómeno, han iniciado investigaciones. Han detectado que la travesía se realiza no solo con barcazas maltrechas (como la de este domingo), sino muy a menudo con veleros, considerados más seguros y menos visibles. El tráfico está gestionado por bandas turcas, algunas tienen incluso grupos criminales permanentemente presentes en Calabria, pero los traficantes de seres humanos proceden casi siempre de Rusia y Ucrania. El pasado noviembre, un velero llegó a Sicilia con 99 afganos y paquistaníes a bordo. Los patrones eran de nacionalidad rusa, pero el barco tenía bandera ucrania.

Muchos de los migrantes que eligen esta ruta hacen escala en Grecia y luego continúan el éxodo a través de los Balcanes. En este caso no fue así. Un avión de la agencia europea de fronteras (Frontex) que patrullaba en la zona avistó la barcaza el sábado por la tarde a unas 40 millas de la costa italiana. No había ONG en esa zona. No suele haberlas, pero además, los últimos decretos del Gobierno de Giorgia Meloni ―imponen fuertes sanciones, no permiten los rescates múltiples y asignan puertos muy alejados al lugar del naufragio― han dificultado mucho su labor en el Mediterráneo. Dos equipos de rescate de Calabria y Apulia se hicieron a la mar. Pero las pésimas condiciones meteorológicas les impidieron llegar a la zona y tuvieron que regresar a puerto. Cuando finalmente pudieron alcanzar la zona, lo único que pudieron hacer fue constatar el naufragio y la descomposición de la embarcación, completamente destrozada por un fuerte oleaje.

Meloni contra los traficantes

La tragedia, que acerca ya el número de muertos en el Mediterráneo en diez años a los 26.000, marcará profundamente el debate político en torno a la inmigración en Italia, casi siempre convertido en una trinchera para la guerra entre la derecha y la izquierda. La primera ministra Meloni ha expresado este domingo su “profundo pesar” por el naufragio y se ha comprometido a detener la migración marítima irregular para evitar más tragedias. “El Gobierno se compromete a evitar las salidas [de migrantes] y con ellas estas tragedias, y lo seguiremos haciendo”, se lee en la nota que publicó el Ejecutivo. Meloni ha puntualizado que en primer lugar exigirá “la máxima colaboración de los países de origen y de salida [de los migrantes]”.

El líder del Movimiento 5 Estrellas y ex primer ministro, Giuseppe Conte, ha reclamado la responsabilidad de los socios europeos: “El Mediterráneo se sigue manchando de sangre. Ahora tenemos que dejar a un lado los eslóganes y hacer que Europa esté realmente presente, solidaria y unida en la gestión y el control de los flujos migratorios. Nos lo debemos a nosotros mismos, a nuestros valores, a la esperanza que había en los ojos de quienes hoy han encontrado la muerte”.

Críticas a la Unión Europea

Por su parte, el presidente de la región de Calabria, Roberto Occhiuto, ha criticado la política migratoria comunitaria. “¿Qué ha hecho la UE en todos estos años? ¿Dónde está la Europa que se supone que debe garantizar la seguridad y la legalidad? ¿Qué ha sido de las operaciones de diálogo con los países de origen de los migrantes? Todas preguntas que, por desgracia, a día de hoy no tienen respuesta”, denunció.

El presidente de la república, Sergio Mattarella, también ha reclamado la intervención de la UE. “Es indispensable que la Unión Europea asuma por fin la responsabilidad concreta de gobernar el fenómeno migratorio para arrebatárselo a los traficantes de seres humanos, comprometiéndose directamente en las políticas migratorias y apoyando la cooperación para el desarrollo de los países de los que los jóvenes se ven obligados a salir por falta de perspectivas”.

La Unión Europea, a pesar de los múltiples intentos, no ha conseguido encontrar una fórmula para detener la inmigración irregular en su territorio. El pacto migratorio que la Comisión Europea lanzó en 2020 se encuentra prácticamente estancado debido a las profundas diferencias entre los socios comunitarios. Las disparidades se han agudizado con la llegada a algunos gobiernos de la extrema derecha, como en el caso de Italia, donde Giorgia Meloni, aplica mano dura en materia migratoria, e incluso ha chocado directamente con países como Francia. En un acuerdo de mínimos, los líderes europeos decidieron a inicios de este mes la movilización de “fondos europeos sustanciales” para reforzar las fronteras de los Estados miembros más afectados por los flujos migratorios, que han aumentado significativamente en los últimos meses por las rutas de los Balcanes occidentales y del Mediterráneo oriental.

El Papa, durante el rezo del Ángelus de este domingo, se ha referido a la tragedia. “Esta mañana me he enterado con dolor del naufragio ocurrido en la costa calabresa, cerca de Crotone”, ha manifestado el pontífice. “Rezo por cada uno de ellos, por los desaparecidos, por los demás migrantes que han sobrevivido”, ha continuado Francisco, que ha agradecido la labor de los servicios de emergencias.

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