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Alemania condena a cadena perpetua a un hombre por crímenes de guerra en Siria

El país aplica la justicia universal para juzgar los asesinatos y las torturas cometidas por el régimen de Bachar el Asad durante la guerra

La activista siria Yasmen Almashan muestra imágenes de víctimas del régimen sirio a las puertas del juzgado de Coblenza (Alemania) que condenó en 2022 a Anwar Raslan.
La activista siria Yasmen Almashan muestra imágenes de víctimas del régimen sirio a las puertas del juzgado de Coblenza (Alemania) que condenó en 2022 a Anwar Raslan.BERND LAUTER (AFP)
Elena G. Sevillano

El Tribunal de Apelaciones de Berlín ha condenado a un hombre a cadena perpetua por crímenes de guerra cometidos en Siria en marzo de 2014. El juzgado le considera culpable de haber lanzado una granada a un grupo de civiles que estaban recogiendo paquetes de ayuda humanitaria en Damasco. El hombre, apátrida pero considerado sirio-palestino, trabajaba para las fuerzas de Bachar el Asad.

El juicio ha durado 32 sesiones durante las que han declarado nueve testigos presenciales de lo sucedido, entre ellos los dos demandantes del caso. Los abogados de las víctimas intentaron que el tribunal considerara el ataque como crimen contra la humanidad, pero finalmente tanto el fiscal como el tribunal lo han desestimado. La sentencia corrobora una pena impuesta por un juzgado de primera instancia que el preso había recurrido.

El hombre, Moafak D., del que solo se conoce el nombre y la inicial del apellido en cumplimiento de las leyes de protección de datos alemanas, fue detenido en Alemania en agosto de 2021. Había llegado años antes, en 2017, con su mujer y tres de sus hijos, tras una reunificación familiar con otro de sus hijos, un menor no acompañado que había emigrado previamente.

Este es el tercer proceso con el que Alemania enjuicia los abusos cometidos por el régimen de Bachar el Asad, y el segundo en resolverse, después de que otro tribunal condenara en enero de 2022 a un antiguo coronel de los servicios de inteligencia sirios a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad. Estos procesos dan esperanza a muchos de los 800.000 sirios que residen en Alemania para que se finalmente se haga justicia después de que fracasaran los intentos de establecer un tribunal internacional para Siria. Con la llegada a partir de 2015 de más de un millón de demandantes de asilo a Alemania, la mayoría de ellos sirios, se han multiplicado los testimonios de las atrocidades que permiten perseguir a los culpables.

Moafak D. trabajaba en Yarmouk, un antiguo campo de refugiados para palestinos convertido en un distrito de Damasco, la capital siria. El tribunal considera probado que en marzo de 2014 disparó una granada contra un grupo de civiles que estaban recogiendo paquetes de ayuda humanitaria de Naciones Unidas. En aquel momento, la población de Yarmouk llevaba meses sufriendo un embargo por el que a la zona no llegaban alimentos, medicinas ni otros suministros. El ahora condenado era miembro de una de las milicias prorégimen que controlaban a la población. Las agencias internacionales y ONG de ayuda humanitaria alertaban de la situación de hambruna y pobreza extrema en esta zona, con casos graves de malnutrición infantil.

Durante el juicio se ha hablado de un motivo personal que podría haberle llevado a cometer el asesinato. El día anterior, uno de sus sobrinos había muerto en un enfrentamiento con las milicias rebeldes del ELS (Ejército Libre Sirio), por lo que podría haber querido vengarse de esa forma contra los civiles.

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La sentencia también ha apuntado que es muy probable que hubiese más víctimas, aunque no queda probado. El tribunal considera que con las cuatro personas fallecidas que han podido corroborarse es suficiente para alcanzar la máxima condena que finalmente han impuesto.

El Tribunal Superior de Berlín que ha condenado al miliciano se ha basado en el principio de jurisdicción universal, que permite juzgar delitos graves en tribunales de terceros países. Desde 2002, Alemania es uno de los Estados europeos con una interpretación más amplia de lo que se considera justicia universal, lo que le permite, por ejemplo, juzgar a acusados de crímenes de lesa humanidad sin necesidad de que entre las víctimas haya ciudadanos alemanes, como exigen otros países de la Unión Europea.

Ante la gravedad de los hechos cometidos por el condenado, el tribunal ha denegado la posibilidad de que Dada la gravedad de los hechos, el Tribunal de Apelaciones de Berlín también ha denegado la posibilidad de que Moafak D. salga en libertad al cumplir 15 años en prisión, como permite en algunos supuestos la ley alemana.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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