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La policía detiene a una persona tras el asesinato de un obispo auxiliar de Los Ángeles

David O’Connell, de 69 años, fue asesinado el sábado con un arma de fuego en su residencia, al este de la ciudad

Luis Pablo Beauregard
David O'Connell, obispo auxiliar de Los Ángeles, en una imagen de noviembre de 2021.
David O'Connell, obispo auxiliar de Los Ángeles, en una imagen de noviembre de 2021.Julio Cortez (AP)

La policía de Los Ángeles ha detenido este lunes a un hombre de sesenta años como principal sospechoso del homicidio de David O’Connell, un obispo auxiliar en la ciudad, que alberga la arquidiócesis más poblada de Estados Unidos. El religioso, de 69 años, fue hallado muerto la tarde del sábado en su casa en Hacienda Heights, un barrio del este de la ciudad, a 30 kilómetros del centro de Los Ángeles. Su cuerpo mostraba la herida de arma de fuego, según informaron los paramédicos que acudieron a la residencia, propiedad de la Iglesia Católica. El presunto asesino ha sido identificado como Carlos Medina, y era el esposo de la trabajadora doméstica de O’Connell.

Los detalles del presunto asesinato se han dado a conocer la tarde de este lunes en una conferencia de prensa. Robert Luna, el sheriff del condado de Los Ángeles, dijo que no era claro todavía el motivo que llevó a Medina a cometer el homicidio. Un informante dijo a las autoridades que el hombre, que según la policía tiene 65 años, pero cuyos antecedentes penales indican que tiene 61, tenía un comportamiento errático recientemente y aseguraba que el religioso le debía dinero.

Un registro hecho por un grupo táctico de la policía halló dos armas en la residencia de Medina, aunque no se ha dicho si alguna de estas es la pistola homicida. La operación se hizo en Torrance, a 50 kilómetros al oeste de la escena del crimen. El sheriff Luna ha informado esta tarde que los detectives hallaron, mientras revisaban las imágenes de las cámaras de seguridad, una camioneta oscura que arribó a la casa de O’Connell cerca de la hora del asesinato. El vehículo los llevó a Medina, quien muy temprano por la mañana se atrincheró en su casa, según las autoridades. Después de varias horas de negarse a salir de su casa, se rindió minutos después de las ocho de la mañana. “El sospechoso está bajo custodia”, decía un mensaje publicado en las redes sociales a las 9.14. Esto ponía fin a una cacería de cerca de 48 horas para dar con eel responsable del delito que cimbró a la comunidad católica angelina.

Un juez ha impuesto una fianza de dos millones de dólares para Medina. En la conferencia de prensa se dio a conocer que O’Connell fue encontrado en su habitación. Su cuerpo registraba una herida de bala, ubicada en la parte superior del torso. El religioso vivía solo en la residencia. Las cerraduras no fueron forzadas, lo que hizo pensar a las autoridades que no se trataba de un crimen al azar. Las autoridades no encontraron ningún arma de fuego en el lugar.

Luna ha afirmado que la trabajadora doméstica, cuyo nombre no ha sido revelado, se encuentra cooperando con las autoridades y ha declarado ante los detectives que llevan el caso. El sheriff aseguró también que Medina había realizado algunos trabajos para O’Connell y que había estado antes en la residencia del religioso, que comenzó a trabajar en la zona metropolitana de Los Ángeles en 1979.

Un irlandés en Los Ángeles

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El papa Francisco nombró a O’Connell obispo auxiliar en 2015 en la archidiócesis más grande de Estados Unidos. El cargo era la coronación de casi 45 años de carrera en Los Ángeles. El religioso, originario de County Cork, Irlanda, trabajó durante muchos años en el sur de la urbe, poblada en su mayoría por inmigrantes latinoamericanos. La región sufre desde hace décadas la presencia de múltiples pandillas. Su trabajo se enfocó en fortalecer la vida espiritual de muchas de las personas que buscaban abandonar las filas de los grupos criminales.

Sus profundas raíces con la comunidad de latinos y centroamericanos lo convirtieron en un interlocutor natural entre los pandilleros y los representantes de las autoridades, especialmente la policía. Estos esfuerzos lo hicieron merecedor del apodo El pacificador, una tarea que se notó especialmente después de 1992, cuando la ciudad se vio afectada por los disturbios raciales iniciados después de que un jurado absolviera a los policías blancos que propinaron una brutal paliza a Rodney King.

Después de aquello, O’Connell dirigió su trabajo al Valle de San Gabriel, una región ubicada al este de Los Ángeles, donde ayudó a reconstruir una parroquia que había sido incendiada. Además, contaba con experiencia pastoral en las ciudades de Downey, Long Beach y Pico Rivera, que forman parte de la zona metropolitana de la vasta región angelina.

“Estamos profundamente conmocionados y entristecidos por la noticia”, aseguró el domingo José Gomez, el arzobispo de Los Ángeles, quien también estuvo presente en la conferencia de prensa de esta tarde. El encargado de la archidiócesis publicó un comunicado la tarde de ayer, horas después de que las autoridades informaran que la muerte de O’Connell estaba en manos de detectives del área de homicidios. Este lunes, Gomez recordó la amistad que lo unía con O’Connell, quien hablaba un fluido español con un marcado acento irlandés. “Oremos por los encargados de hacer cumplir la ley mientras continúan su investigación sobre este terrible crimen”, añadió Gomez.

El arzobispo destacó el gran corazón de O’Connell para los “pobres y los inmigrantes”. También lo llamó un “buen amigo de los Ángeles”. “Sentía una pasión por la construcción de una comunidad donde fuera honrada y protegida la dignidad y la santidad de las vidas humanas”, señaló Gomez, quien nació en Monterrey, México. Hilda Solis, una de las supervisoras de la ciudad, destacó esta tarde el apoyo que O’Connell brindaba a la causa de la lucha por una reforma migratoria que diera papeles a los cientos de miles de inmigrantes indocumentados que viven en California. El obispo formaba parte de un grupo especial que auxiliaba a los menores no acompañados que arribaban a EE UU desde los países latinoamericanos.

La muerte del obispo auxiliar llevó el domingo a una decena de creyentes a organizar una vigilia en su honor en el cruce de las calles de Janlu y Los Robles, la intersección donde se encuentra la residencia de un crimen que ha sacudido a la comunidad católica angelina.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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