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Zelenski realiza una purga entre altos cargos por corrupción durante la guerra

Diez miembros de la Administración, entre ellos hombres de confianza del presidente ucranio, acusados de aceptar sobornos por parte de empresarios

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski recibía el martes en Kiev al presidente finlandés, Sauli Niinistö.Foto: SERGEI SUPINSKY (AFP) | Vídeo: EPV
Cristian Segura (Enviado Especial)

La corrupción irrumpe en Ucrania cuando el país se enfrenta a un momento decisivo de la guerra. La primera remodelación sustancial en la cúpula del poder de Kiev desde el inicio de la invasión rusa, el pasado febrero, no tiene que ver con los retrocesos en el frente de Donetsk o con las difíciles negociaciones internacionales para obtener más armas: el motivo es otro viejo conocido de la sociedad ucrania, la corrupción política. Las investigaciones de tres medios de comunicación ucranios han forzado al presidente, Volodímir Zelenski, a fulminar a 10 altos cargos del Gobierno y de la Fiscalía por presuntos casos de sobornos. El relevo más controvertido es el del vicejefe de la oficina presidencial, Kirilo Timoshenko, al que se acusa de beneficiarse del favor de empresarios que pujaban por contratos públicos durante la guerra. A raíz del despido de Timoshenko han caído cuatro gobernadores provinciales, según representantes del partido de Zelenski.

Timoshenko presentó su dimisión el lunes cuando ya estaba claro que sería relevado. Su sucesor, según los medios ucranios, será el gobernador de Kiev, Oleksi Kuleba. El diario Pravda informó el pasado diciembre de que Timoshenko utiliza un Porsche donado por un empresario que presuntamente intentaba obtener contratos de la Administración. El periodista Denis Bihus desveló el pasado octubre que el político destituido también se había agenciado un vehículo donado por General Motors como ayuda humanitaria.

El caso más grave al que supuestamente se vincula al vicejefe de la oficina de Zelenski es una posible red de mordidas en la provincia de Dnipropetrovsk, de donde es originario Timoshenko, para otorgar contratos de obras públicas durante la guerra a empresarios afines. El gobernador de la provincia, Valentin Reznichenko, ha sido cesado después de los indicios obtenidos por la Fiscalía de que presuntamente concedió a dedo a un hombre de negocios amigo suyo un contrato millonario para reparar carreteras. Según concluye Pravda, tanto el nombramiento de Reznichenko por parte de Zelenski en 2020 como su poder actual dependían de Timoshenko. Pravda también descubrió que el dirigente cesado vive en una mansión propiedad de un empresario próximo al poder político en Kiev.

En declaraciones recogidas por el medio ZN, Yaroslav Zheleniak, uno de los diputados más destacados del partido de Zelenski, Servidor del Pueblo, aseguró que los otros gobernadores cesados —los de las provincias de Sumi, Jersón y Zaporiyia— habían perdido el puesto por sus vínculos con Timoshenko, sin precisar más. Kuleba, en cambio, ha sido relevado como gobernador de Kiev previsiblemente para ocupar el puesto de Timoshenko.

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En su intervención diaria en las redes sociales, el presidente avanzó el lunes que se producirían relevos o destituciones porque se había detectado que altos cargos habían salido de Ucrania en viajes de vacaciones. En Ucrania, los varones mayores de edad y hasta los 65 años no pueden abandonar el país porque, según la ley marcial, están a disposición del Ejército. Pravda publicó el 20 de enero que el vicefiscal general Oleksi Simonenko había disfrutado de unas vacaciones en España el pasado diciembre, y lo hizo viajando en un coche de alta gama cedido por el empresario tabacalero Grigori Kozlovski, investigado por evasión fiscal y contrabando de tabaco, según el diario The Kyiv Independent. Simonenko también fue apartado de su puesto.

Especialmente grave sería el caso del viceministro de Defensa, ya relevado, Viacheslav Shapovalov, acusado de conceder a una sociedad instrumental un contrato valorado en unos 360 millones de euros para abastecer de alimentos a las Fuerzas Armadas ucranias. El contrato inflaba los precios de compra de la comida, supuestamente para beneficiar a los socios de Shapovalov. Una fuente militar filtró la información la semana pasada al diario digital ZN. El ministro de Defensa, Oleksi Reznikov, aseguró el lunes que el artículo de ZN era una manipulación de un error técnico y amenazó con represalias de los servicios secretos contra los filtradores del contrato.

Otro alto cargo cesado por un escándalo grave de corrupción es Vasil Lozinskii, quien fuera viceministro de Desarrollo Comunitario y Territorio hasta su detención el pasado sábado. Lozinskii está acusado de cobrar un soborno de 400.000 dólares [367.688 euros] para otorgar un contrato de compra de generadores eléctricos. La ofensiva rusa contra la red eléctrica ucrania ha provocado que decenas de miles de establecimientos, hogares e instituciones requieran de generadores de gasoil.

Mark Savchuk, consejero de la Oficina Nacional de Anticorrupción de Ucrania, confirma a EL PAÍS que el papel de los equipos de investigación periodística “es fundamental contra la corrupción”, y en concreto cita a Bihus y al grupo de investigación Esquemas, de la estadounidense Radio Free Europe / Radio Liberty. Esquemas es uno de los azotes del poder político más destacados de Ucrania, sea del color que sea. Sus investigaciones sobre el círculo de confianza de Zelenski han sido un quebradero de cabeza para el presidente, y su trabajo ha sido determinante en la defenestración del ya exgobernador Reznichenko.

Savchuk también subraya que se ha demostrado la independencia con la que actúan la Oficina Anticorrupción y la Fiscalía Anticorrupción. Zelenski había sido duramente criticado porque hasta julio pasado había postergado la elección del fiscal anticorrupción. “Era una decisión que entiendo que no podía darse cuando teníamos a los rusos intentando tomar Kiev”, apunta Savchuk, “pero ahora que el frente se ha estabilizado, la población reclamaba continuar con la lucha contra la corrupción, y el presidente sabe que la situación podía pasar factura a su popularidad”. Timoshenko, en concreto, era uno de los miembros del equipo de confianza de Zelenski desde la campaña electoral que le llevó a la presidencia de Ucrania en 2019.

Zelenski ya relevó el pasado julio a dos nombres importantes del poder político y judicial, al entonces jefe de los servicios secretos, Iván Bajanov (amigo de la infancia del presidente), y a la fiscal general, Irina Venediktova. En esa ocasión, el terremoto político no estuvo causado por sospechas de que se lucraran irregularmente, sino por las informaciones que apuntaban a que sus departamentos no habían conseguido frenar la infiltración de colaboradores rusos en la Administración ucrania.

Zelenski llegó al poder prometiendo combatir la corrupción y el poder de los oligarcas, pese a sus estrechos vínculos con poderosos hombres de negocios como Rinat Ajmetov. El pasado otoño, el equipo de Zelenski fue criticado por varios medios de comunicación por conceder en tiempo récord una licencia de emisión nacional a un nuevo canal de televisión, Nosotros Ucrania, impulsado por personas de confianza de Ajmetov y antiguos miembros del equipo del presidente.

El índice de percepción de corrupción de Transparency International situaba en 2021 a Ucrania en el puesto 122 de 180 países estudiados —Rusia, en el 136—. En 2019, el año en el que Zelenski asumió la presidencia, Ucrania estaba peor registrada, en el 126. La corrupción en Ucrania es todavía un problema endémico que se detecta no solo en las altas instancias del poder, sino en los estamentos más bajos de la Administración.

El pasado diciembre, en una entrevista con EL PAÍS, Paul D’Anieri, reconocido experto en Ucrania de la Universidad de California Riverside, rebatía la petición de Zelenski de que Ucrania acceda cuanto antes a la Unión Europea: “Lo mejor es que la UE pida a Ucrania cumplir altos estándares porque, siendo sinceros, el pasado ha estado marcado por una elevada corrupción y no siempre por las mejores prácticas democráticas. Si la UE acepta el ingreso de Ucrania tal cual, muchos de los problemas del país no se solucionarán.”

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Sobre la firma

Cristian Segura (Enviado Especial)
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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