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El jefe de la OTAN alerta de nuevas ofensivas rusas y urge a dar mejores armas a Ucrania

El canciller Scholz elude en el Foro de Davos aclarar si Alemania entregará tanques a Kiev

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante su intervención en el Foro de Davos (Suiza), este miércoles.Foto: FABRICE COFFRINI (AFP)
Andrea Rizzi (Enviado especial)

El devenir de la guerra en Ucrania, el modo y el tempo en los que apoyar a Kiev, protagonizaron este miércoles la segunda jornada del Foro Económico Mundial. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, lanzó en Davos una rotunda advertencia: “Es muy peligroso subestimar a Rusia. Han movilizado a 200.000 soldados más. [Vladímir] Putin ha demostrado la disposición a sacrificar miles y miles de sus soldados. Están adquiriendo ahora más y más armas de otros regímenes autoritarios, incluido Irán, y planifican nuevas ofensivas. Así que hay una necesidad urgente. Hace falta más apoyo, más apoyo avanzado, armas pesadas, armas modernas”, dijo.

El líder de la Alianza Atlántica manifestó su punto de vista poco después de que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se dirigiera en directo, a través de vídeo, a los participantes en la conferencia en la estación alpina suiza. El líder del país atacado por Rusia subrayó la imperiosa necesidad de actuar con “velocidad y determinación”. “En 2014, cuando Rusia ocupó Crimea, el mundo titubeó; en 2022, cuando lanzó la invasión a gran escala, también. No tiene que titubear más. La entrega de sistemas de defensa antimisiles a Ucrania tiene que ser más rápida que los próximos ataques rusos. La entrega de tanques occidentales tiene que ser más rápida que una nueva ofensiva de tanques rusos”, reclamó Zelenski.

El suministro de tanques occidentales, muy especialmente el modelo Leopard 2 alemán, es el auténtico epicentro del debate en estos momentos, en una guerra en la que el componente terrestre es fundamental y en la que, con el deshielo de la primavera y una posible reorganización de las fuerzas rusas, los combates podrían ser muy encarnizados. El Reino Unido ya ha anunciado su decisión de entregar tanques modernos occidentales ―los Challenger 2―, y Polonia también su voluntad de hacerlo ―precisamente un total de 14 Leopard 2―, para lo cual es necesaria la autorización de Berlín, sobre cuyo Gobierno están puestas ahora todas las miradas. Una veintena de países dispone de ese modelo, de gran eficacia, lo que facilitaría un esfuerzo compartido. Hasta ahora Ucrania ha funcionado con modelos soviéticos.

El canciller Olaf Scholz, que también intervino en el Foro de Davos este miércoles, eludió aclarar la posición alemana. Reivindicó la fuerte contribución de su país a Ucrania, no solo en el plano financiero, sino en la propia entrega de material militar, recordando las decisiones de suministrar avanzados sistemas de defensa antiaérea como los Patriots y otros modelos, o vehículos de combate de infantería. Y aseguró que el apoyo militar “seguirá durante el tiempo que haga falta”.

La dimisión de la ministra de Defensa germana a principios de esta semana ha complicado el proceso de decisión. El sucesor, Boris Pistorius, acaba de asumir sus funciones. Para este viernes está prevista una reunión de la amplia agrupación de países que respaldan a Ucrania. Una fuente alemana con destacado acceso a los ámbitos de la seguridad y diplomacia consultada en Davos consideró una luz verde al envío de los tanques como el resultado más probable.

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Stoltenberg quiso señalar que “nadie sabe cómo terminará esta guerra, pero lo más probable es que lo haga a través de una negociación. Y si se quiere una paz negociada, es necesario proveer soporte militar. Las armas son la vía hacia la paz. La única manera de sentar a Putin a la mesa es convencerle de que no ganará en el campo de batalla”.

En un reciente artículo publicado en The Washington Post, los ex secretarios de Defensa y de Estado de EE UU Robert Gates y Condoleezza Rice señalaron que la estrategia del líder ruso se basa precisamente en la convicción de que Moscú tendrá más aguante que Occidente en esta guerra de desgaste.

Pero contra Rusia juega con fuerza una dinámica económica que se ha ido alejando de los escenarios más catastróficos. En Davos se perciben puntos de vista diferentes, algunos más optimistas ―la subdirectora del FMI, Gita Gopinath, anunció que su organización revisaría al alza sus previsiones económicas― y otras menos. Sin embargo, los indicadores principales están lejos del panorama muy oscuro que era el consenso casi general hasta hace poco. La suerte de un otoño-invierno suave ha tenido un papel decisivo en contener la crisis energética; la reducción del poder adquisitivo a causa de la inflación es ya muy tangible y fomentará malestar. No hay, pues, motivo para complacencias, pero el espectro de una catástrofe económica que minaría el apoyo de las opiniones públicas a la lucha contra Putin se ha esfumado, lo que es una mala noticia para el Kremlin.

En el plano militar, sobre la base de la extraordinaria capacidad de adaptación demostrada por las fuerzas ucranias en el uso de nuevo armamento, la tendencia parece inequívocamente ir hacia un incremento de los suministros. Países Bajos también anunció este miércoles, a través de su primer ministro, Mark Rutte, de visita en Washington, la voluntad de entregar una batería de misiles Patriot a Kiev.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi (Enviado especial)
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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