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Un ataque ruso con drones iraníes deja en Odesa a 1,5 millones de personas sin suministro eléctrico

Las autoridades regionales admiten que la reparación llevará meses y Zelenski califica la situación de “muy difícil”, aunque el gobernador niega planes para evacuar a la población

Apartamentos sin electricidad en la ciudad ucrania de Odesa, el sábado tras un corte del suministro provocado por un ataque ruso contra infraestructuras eléctricas.Foto: STRINGER (REUTERS)
Luis de Vega (enviado especial)

El ataque ejecutado con drones iraníes sobre la provincia de Odesa en la madrugada del sábado ha sido letal. Las autoridades pensaban que se trataba de otro bombardeo masivo como los que Rusia repite desde hace dos meses. Pero no. Hasta millón y medio de personas se han quedado allí sin suministro eléctrico y, lo que es peor, las autoridades reconocen que no van a ser capaces de reparar los daños a corto plazo. Hablan no de días ni de semanas, como en ocasiones anteriores, sino de hasta dos o tres meses hasta lograr restaurar con garantías el servicio. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, no oculta la gravedad del ataque. “La situación en Odesa es muy difícil”, ha dicho. Pese a todo, el gobernador provincial, Maxim Marchenko, ha insistido en que no hay previstos planes para evacuar a la población.

La compañía estatal Ukrenergo va a disponer próximamente de algo más de 400 millones de euros adicionales para poder hacer frente a la crisis energética generada por esos ataques rusos, según anunció la empresa en sus redes sociales. Por un lado, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD, por sus siglas en inglés) ha abierto la puerta a un préstamo de 300 millones. A eso se une una subvención de 72 millones procedente de Países Bajos y 32,5 millones de un préstamo del banco estatal alemán KfW. De forma paralela, el Consejo de Ministros aprobó esta semana que parte del préstamo de 37,55 millones del Banco Europeo de Inversiones (BEI) podrá destinarse a la reconstrucción de una de las subestaciones destruidas en la provincia de Kiev.

Más allá de esos fondos para afrontar los daños en aproximadamente el 50% del sistema energético, el país tiene la vista puesta también en la llegada desde el extranjero de generadores con los que suplir la falta de capacidad para producir electricidad en unos meses en los que el consumo se dispara por las bajas temperaturas. Bélgica, Francia, Eslovaquia, Noruega o Japón son algunos de los países que han enviado o van a enviar estos motores, cuyo ruido forma ya parte de la banda sonora de casi todo el país. Mientras, una decena de provincias sufre cortes de manera cotidiana ante la imposibilidad del dañado sistema de atender la demanda de la población.

La ciudad de Odesa, la gran urbe a orillas del mar Negro que contaba con una población de un millón de habitantes antes de la invasión rusa, permanece, al igual que la provincia del mismo nombre, desde el sábado casi de manera íntegra sin luz. Por el momento solo llega el suministro a lo que se consideran infraestructuras críticas, es decir, instalaciones como centros sanitarios o estaciones de bombeo de agua y las que facilitan la calefacción.

“La situación en la región de Odesa es muy difícil. Después del ataque nocturno de los drones iraníes, Odesa y otras ciudades y pueblos de la región están en la oscuridad”, reconoció en la noche del sábado Zelenski en su alocución diaria. El mandatario aseguró que de los 15 drones modelo Shahed facilitados por Irán que empleó el ejército ruso, las defensas antiaéreas de Ucrania lograron derribar 10. Aun así, los daños fueron considerables. “Más de un millón y medio de personas en Odesa están sin electricidad. Solo la infraestructura crítica está conectada”, añadió.

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Una vendedora ilumina los productos de su tienda con velas, el pasado 5 de diciembre en Odesa.
Una vendedora ilumina los productos de su tienda con velas, el pasado 5 de diciembre en Odesa.STRINGER (REUTERS)

“Desafortunadamente, los ataques fueron graves, por lo que se necesitará más de lo habitual para restaurar la electricidad. No llevará horas, sino unos pocos días, desafortunadamente. Haremos todo lo posible para acelerar la recuperación” del suministro, comentó Zelenski, al tiempo que pedía la colaboración ciudadana. También recordó la existencia de una red de refugios invernales para la población donde pueden encontrar calefacción, recargar sus dispositivos o conectarse a internet durante los apagones.

En medio de esa incertidumbre generada por las semanas en que, según las autoridades, va a tardar en restablecerse el servicio de manera completa, el gobernador de la provincia, Maxim Marchenko, ha informado de que no prevén en estos momentos la evacuación de los habitantes. Ha realizado la aclaración después de que este domingo saliera a la luz un llamamiento de las autoridades locales para que todo aquel que pueda busque una ubicación con mejor suministro, según ha informado el diario Ukrainska Pravda.

Ucrania ya había reconocido a lo largo de la semana que no tiene capacidad en estos momentos para restaurar su infraestructura energética. La red no puede ahora alcanzar los niveles previos a la invasión rusa, según reconoció el miércoles Zelenski. “Ahora es imposible restaurar el 100% del sistema energético”, advirtió el mandatario.

Putin y Erdogan, sobre el grano ucranio

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha subrayado este domingo en una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladímir Putin, la importancia del corredor del grano para llevar alimento “a los necesitados”. El mandatario turco propuso que se empiece a trabajar en la inclusión “gradual” de otros alimentos y productos en este mecanismo de exportación. Según datos del Centro de Coordinación Conjunta en Estambul, desde donde se monitoriza el corredor, más de 13,5 millones de toneladas de cereal han salido de Ucrania a los mercados internacionales desde que comenzó a funcionar en agosto, informa desde Estambul Andrés Mourenza.

Rusia ha planteado críticas al funcionamiento del corredor. A finales de octubre, anunció su retirada del acuerdo, aunque volvió a él al cabo de unos días de mediación turca. Su principal objeción está relacionada con que el acuerdo firmado en verano con la ONU y Turquía incluía también disposiciones sobre la reanudación de las exportaciones de cereal ruso y, sobre todo, de fertilizantes a través del corredor.

Moscú pretende transportar su amoníaco —precursor de muchos fertilizantes agrícolas— a través de una tubería que conecta con el puerto ucranio de Odesa para que allí sea cargado en buques con destino a los mercados internacionales. Esta fue, de hecho, una de las principales exigencias rusas durante la negociación de la renovación del pacto que rige el corredor a mediados de noviembre. Sin embargo, todavía no se ha logrado un acuerdo en este punto, por lo que Moscú solo dio su visto bueno a la extensión del corredor durante 120 días y no durante un año completo, como pedían las demás partes.

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Sobre la firma

Luis de Vega (enviado especial)
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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