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Macron avisa de que la bomba atómica francesa “contribuye a la seguridad de Europa”

Los militares franceses se preparan para conflictos “de alta intensidad” entre Estados tras 20 años de antiterrorismo

El presidente francés, Emmanuel Macron, este miércoles durante una visita a un grupo de élite de las fuerzas navales en Saint-Mandrier-sur-Mer, cerca de Toulon.
El presidente francés, Emmanuel Macron, este miércoles durante una visita a un grupo de élite de las fuerzas navales en Saint-Mandrier-sur-Mer, cerca de Toulon.ERIC GAILLARD / POOL (EFE)
Marc Bassets

La bomba nuclear francesa también protege a Europa. Por si había dudas, Emmanuel Macron aprovechó este miércoles un discurso en el puerto de Tolón sobre los planes militares de Francia para deshacer malentendidos. “Los intereses vitales de Francia tienen una dimensión europea”, especificó el presidente francés un mes después de unas declaraciones que pudieron interpretarse en el sentido de que el arma atómica protegía un territorio limitado que excluía a parte de Europa. “Nuestras fuerzas nucleares contribuyen, pues, por su propia existencia, a la seguridad de Francia y de Europa”.

Macron hizo este recordatorio al presentar ante la jerarquía militar, y a bordo de un portahelicópteros en la mayor base naval francesa, la Revisión nacional estratégica. Este documento presenta la visión de los desafíos militares para 2030, y el modo de afrontarlos.

El documento, de 55 páginas, constata un cambio en el modelo de las fuerzas armadas francesas. Atrás queda “una lógica principalmente expedicionaria”, con operaciones antiterroristas como la de Afganistán o el Sahel en las dos primeras décadas del siglo. En Tolón, Macron oficializó el fin de la Operación Barkhane tras la retirada de las últimas tropas de Malí en agosto pasado.

La prioridad francesa es ahora prepararse ―los militares, pero también la sociedad en conjunto― ante “un eventual retorno de un conflicto entre Estados de alta intensidad”.

“La agresión [rusa] contra Ucrania”, dijo Macron, “amenaza con prefigurar rivalidades geopolíticas más vastas en el futuro, que no tenemos por qué aceptar con fatalismo y que no pensamos encajar con pasividad”. Su objetivo es hacer de Francia una “potencia de equilibrio” en un mundo marcado por “el debilitamiento de las normas y los tabúes” y “la ebriedad de los apetitos”.

La Rusia de Vladímir Putin ha esgrimido en Ucrania el uso del arma nuclear. De ahí lo significativo de la declaración de Macron, al frente de la única potencia nuclear de la Unión Europea desde la salida del Reino Unido.

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Las dudas sobre el alcance del paraguas nuclear francés las alimentó el propio Macron el 12 octubre. En una entrevista con la cadena France 2, el presidente declaró: “Nuestra doctrina se apoya en lo que se llama los intereses fundamentales de la nación, y estos se definen de manera muy clara. Así que no sería esto lo que estaría en cuestión si, por ejemplo, hubiese un ataque balístico nuclear [de Rusia] en Ucrania o en la región”.

La respuesta de Macron abrió un debate entre expertos en la disuasión nuclear. “Aquellas palabras en la entrevista de France 2 eran incomprensibles respecto a la doctrina francesa de disuasión, tal como era conocida hasta entonces”, decía, antes del discurso, François Heisbourg, consejero del laboratorio de ideas Fondation pour la Recherche Stratégique.

Algunos le reprocharon haber hablado de “intereses fundamentales” y no haber usado la locución más habitual para definir lo que podría activar una respuesta nuclear: “intereses vitales”.

También extrañó que afirmase que estos intereses “se definen de manera muy clara”. Comenta Heisbourg: “Esto también es nuevo: toda la doctrina francesa, desde sus principios hace 60 años, se basa en la noción de no ser claros. Se trata de obligar al adversario a plantearse la pregunta del riesgo que asume [si ataca], más que decirle: ‘Pasa por esta puerta, porque aquí yo no he dicho que haya un interés vital’”.

La crítica más importante afectaba a la tercera parte de la declaración: la afirmación de que un ataque nuclear a Ucrania o a una indefinida “región” no afectaría un “interés fundamental”. Es decir, dio a entender que el paraguas no cubriría ni Ucrania ni ―al menos― a parte de Europa: aunque esto fuese cierto, al decirlo corría el riesgo de que este paraguas perdiese su efectividad.

Todo esto puede parecer un debate semántico, pero con las armas atómicas, lo que se dice y lo que se calla puede tener un efecto real. Y las palabras de Macron pesan. En Tolón, el presidente clarificó su línea y volvió a lo que había formulado en un discurso programático sobre la disuasión nuclear en febrero de 2020. “Ojo con olvidar que Francia, en efecto, dispone de una disuasión nuclear”, dijo. “Y ojo con dramatizar a veces algunas declaraciones”, añadió.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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