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Bolsonaro evita hablar de la derrota pero abre la puerta del traspaso de poder en Brasil

El presidente rompe su silencio con una intervención de dos minutos dos días después de perder las elecciones ante Lula

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, este martes en el palacio de Alvorada, su residencia en Brasilia, durante su primer discurdo tras perder las elecciones el domingo. Foto: JOÉDSON ALVES (EFE) | Vídeo: EPV
Naiara Galarraga Gortázar

Dos minutos ha durado la intervención con la que el presidente de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, ha roto su silencio 45 horas después de perder las elecciones el domingo. El ultraderechista no ha admitido explícitamente su derrota ni los resultados. Tampoco ha mencionado al ganador, Luiz Inácio Lula da Silva, pero sí ha afirmado: “Seguiré cumpliendo los mandatos de la Constitución”. En cuanto el mandatario ha abandonado el atril y salido de la sala, el ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira, ha tomado la palabra para decir que el jefe del Estado le había autorizado a emprender la transición de poderes.

Es decir, ha sido una puesta en escena con un discurso medidísimo para no perder la cara ante sus seguidores más radicales, pero tampoco obstaculizar que dé inicio el proceso legal establecido para que un nuevo Gobierno asuma el poder. Sometido a intensas presiones de aliados, ministros y representantes de otras instituciones, Bolsonaro se resistía a reconocer los resultados. Por fin ha comparecido en su residencia, el palacio de Alvorada, en Brasilia, tras mantener en vilo a sus compatriotas, a las cancillerías y a la prensa de medio mundo.

Tampoco estaba en su mano impedir el traspaso porque los resultados electorales son oficiales desde que el Tribunal Superior Electoral los proclamó el domingo por la noche: 50,9% de los votos para Lula y 49,1% para Bolsonaro, la victoria más reñida de la historia brasileña. El veredicto de las urnas electrónicas fue inmediatamente reconocido por los presidentes de las dos Cámaras legislativas y el equipo de Bolsonaro no los ha recurrido por las vías legales. Los temores a una deriva tipo Trump se disipan. Los colaboradores del vencedor y el Gabinete de Bolsonaro tienen previsto empezar este miércoles a trabajar en el traspaso de poderes.

En ese juego de equilibrios que es la política brasileña, donde los gestos y los tiempos son cruciales, el Tribunal Supremo ha destacado poco después en un tuit la importancia de que el presidente compareciera y haya “determinado el inicio de la transición y reconocido el resultado final de las elecciones”.

Bolsonaro también se ha referido con palabras muy medidas a los cortes de carreteras, protagonizados por algunos de sus seguidores más exaltados. Primero ha afirmado que las protestas pacíficas “son bienvenidas”, pero no “los métodos de la izquierda como las invasiones de tierras”, y ha culminando insistiendo que las movilizaciones “son el resultado de la indignación y la injusticia”.

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El mandatario ha puesto en valor que, aunque derrotado, cosechó un fuerte apoyo en las urnas. Y ha dejado claro que la ultraderecha llegó a Brasil con fuerza con él y por el momento se queda, aunque él tenga que abandonar el poder.

Además de dar las gracias a sus 58 millones de votantes, Bolsonaro ha recalcado que “la derecha realmente surgió en nuestro país”. Eso quedó en evidencia con la elección de un nuevo Congreso en primera vuelta, el pasado día 2 de octubre, cuando Bolsonaro y sus aliados conservadores y oportunistas lograron la mayoría de los escaños. “Nuestra sólida representación en el Congreso muestra la fortaleza de nuestros valores: Dios, patria, familia y libertad”, ha dicho.

Concluye así un suspense que ha durado meses antes de las elecciones y los casi dos días transcurridos después sobre cuál iba a ser la actitud del ultraderechista ante una hipotética derrota que se materializó el domingo a las ocho de la tarde. Fue tan ajustado el resultado que solo se confirmó con el 98% escrutado.

Bolsonaro debió entrar en shock porque es la primera vez en su carrera que pierde una elección. Desde que tras ser invitado a abandonar el Ejército por la puerta de atrás emprendió una carrera política como diputado, Bolsonaro y sus tres hijos adultos habían ganado una tras otra todas las elecciones que habían disputado.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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