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La energía nuclear encona el debate político en Alemania

La oposición carga con dureza contra Scholz por su política energética mientras el canciller defiende que sus decisiones han permitido desvincularse del gas ruso en tiempo récord

Elena G. Sevillano
El canciller alemán, Olaf Scholz, en el debate de este miércoles sobre los Presupuestos en Alemania.
El canciller alemán, Olaf Scholz, en el debate de este miércoles sobre los Presupuestos en Alemania.Markus Schreiber (AP)

En realidad, el debate versaba sobre los Presupuestos del año que viene, pero Alemania, a juzgar por el duelo que protagonizaron este miércoles en el Bundestag el canciller y el líder de la oposición, tiene cosas más importantes de las que preocuparse. Estos días la crisis energética lo monopoliza todo. El escrutinio a la gestión del Gobierno de coalición es máximo, y el líder de los conservadores, Friedrich Merz, endurece cada día más su discurso tratando de acorralar a Olaf Scholz, que languidece en las encuestas. En un intercambio inusualmente agrio, los políticos se culparon mutuamente de la crisis energética y evidenciaron la enorme brecha que está provocando el papel de las centrales nucleares en Alemania.

“¡Abandonen esta locura mientras aún estemos a tiempo!”, clamó Merz, que lleva días exigiendo al Ejecutivo que alargue la vida de los tres últimos reactores alemanes, que según los planes trazados en 2011 por Angela Merkel deberían desconectarse de la red el 31 de diciembre. El lunes, el ministro de Economía y Clima, el verde Robert Habeck, anunció que dos de las tres centrales permanecerán “en reserva” hasta abril para usarse solo si es necesario durante el invierno. Merz, crecido porque últimamente le sonríen las encuestas, lo calificó de “sinsentido”. “En otros países europeos se preguntan si los alemanes están locos cerrando tres reactores nucleares en esta situación”, aseguró, provocando el aplauso de su bancada.

Lejos de achantarse, el habitualmente circunspecto Scholz cambió su acostumbrado tono de voz susurrante y monocorde por un discurso firme y que por momentos empleó gritos, gesticulación de brazos y golpes en el atril. “¡No subestime a nuestro país! ¡No subestime a los ciudadanos de este país!”, espetó al líder de la CDU. “En tiempos difíciles, nuestro país se supera a sí mismo. Tenemos una buena tradición de darnos la mano cuando las cosas se ponen difíciles”, le dijo, apelando a la unidad y pidiendo una oposición responsable que reconozca “el logro impresionante” de haber reducido la dependencia del gas ruso en tiempo récord.

“Alemania está en una buena posición para superar esta crisis”, aseguró el canciller, que aprovechó para enumerar las medidas puestas en marcha por su Gobierno desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania y que han permitido que las reservas estén actualmente al 86%. Entre ellas, la diversificación del suministro (aumentando los flujos con Noruega, Países Bajos y Bélgica), la aprobación exprés de cinco regasificadoras para recibir gas natural licuado por barco —las dos primeras empezarán a operar este mismo invierno— y el aumento del uso del carbón. Los datos muestran que en enero Alemania importaba el 55% de su gas de Rusia; ahora supone menos del 9%. Scholz aseguró con orgullo que empezó a preparar al país para la crisis en diciembre, en cuanto tomó posesión: “Gracias a eso hoy podemos afrontar este invierno con valentía y coraje”.

Invierno de incertidumbre

Pese a las palabras tranquilizadoras de Scholz, Alemania se enfrenta a un invierno de gran incertidumbre, con el suministro por el gasoducto Nord Stream cortado completamente desde hace unos días y el temor generalizado a paradas de producción de la industria y a restricciones. En ese clima, la vuelta a la energía nuclear, algo impensable a principios de año, polariza a la ciudadanía y a la clase política. La ultraderechista AfD no solo pide prolongar el uso de los tres últimos reactores, sino reabrir otros ya cerrados e incluso construir nuevos. La formación está alentando protestas callejeras contra el alza en el coste de la vida, especialmente de la energía, y la gestión del Gobierno. Su portavoz, Alice Weidel, acusó a Scholz de ser un “capitán del Titanic” que ignora los icebergs y está empobreciendo a la población.

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El miedo a la recesión crece día a día. El Instituto Ifo alertó este miércoles de que la inflación (del 7,9% en agosto) irá a más. Casi todas las empresas del sector alimentario planean subir sus precios, asegura su informe, que advierte de que los costes de la energía se incrementarán dramáticamente. Hasta ahora, los proveedores de energía “solo han trasladado una pequeña parte de los costes a sus clientes”, recordó el investigador Timo Wollmershäuser. El director de Ifo, Clemens Fuest, aseguró que la economía alemana “se encamina a la estanflación (crecimiento estancado con inflación alta) y, en el peor de los casos, a la recesión”, en un encuentro en Berlín con corresponsales extranjeros.

En el tenso debate parlamentario, el canciller volvió a emplear, en inglés, una de las frases que últimamente usa como lema: “Nunca caminarás solo”. El célebre himno futbolístico del Liverpool (You’ll never walk alone) le sirve a Scholz para trasladar la idea de que su Gobierno no va a dejar a nadie atrás en la crisis. Más calmado tras el incendio inicial, enumeró las medidas de corte social de su coalición: aumento de los beneficiarios del subsidio de vivienda, incremento de las ayudas por hijo, subida del salario mínimo. “Hemos hecho mucho para aliviar los problemas urgentes de los ciudadanos”, se reivindicó en el debate.

Además de defenderse con vehemencia, el canciller también atacó al líder de los democristianos. Les acusó de estar “dormidos” en lo que respecta a la transición energética. “Ustedes fueron incapaces de avanzar en la expansión de las energías renovables. Se opusieron a cada nuevo aerogenerador”, criticó Scholz, ante los aspavientos de los compañeros de escaño de Merz. La CDU, según el relato del canciller, que formó parte del último Ejecutivo de gran coalición de Angela Merkel como vicecanciller, se opuso frontalmente a la construcción de regasificadoras en el mar del Norte, algo que él quería “impulsar”.

Si en algo coincidieron ambos políticos fue en la necesidad de cohesión. Merz aseguró que no hay que permitir que AfD divida al país. Scholz, mirándole a él, pero sin nombrarle, le lanzó un mensaje similar: “Cualquiera que hable de división pone en peligro la paz en nuestro país”.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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