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Guinea Ecuatorial encarcela a cientos de jóvenes en una polémica campaña contra la delincuencia

Amnistía Internacional denuncia que la Operación Limpieza ha conducido a detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos y desapariciones forzadas

José Naranjo
Teodoro Obiang Nguema
Teodoro Nguema Obiang Mangue, 'Teodorín', vicepresidente de Guinea Ecuatorial e hijo del presidente del país, en una imagen de 2013.Jerome Leroy

El Gobierno de Guinea Ecuatorial ha emprendido una intensa campaña contra la delincuencia juvenil, denominada Operación Limpieza, que ha llevado a la detención de cientos de jóvenes en los últimos cuatro meses. Colectivos de derechos humanos como Amnistía Internacional y asociaciones ciudadanas del país aseguran que muchas de estas detenciones son arbitrarias, que se están produciendo torturas y malos tratos y que se violan los derechos de los presos, quienes tienen prohibidas las visitas y no han sido juzgados. La Operación Limpieza imita los perfiles de mano dura y poco respeto a los derechos humanos del combate contra las maras del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, o de la violenta lucha contra el tráfico de drogas del expresidente filipino Rodrigo Duterte.

En el informativo de la televisión pública ecuatoguineana, la imagen es chocante: decenas de jóvenes sin camiseta, cabizbajos y esposados, son exhibidos en el patio de una prisión gubernamental mientras el presentador asegura que al menos 416 personas han sido detenidas en las primeras semanas de la Operación Limpieza tan solo en Malabo, capital del país. Tres meses después se desconoce la cifra exacta de ciudadanos privados de libertad, pero Amnistía Internacional asegura que pueden ser al menos un millar. El Gobierno no ha respondido a la demanda de información de EL PAÍS. Al menos dos jóvenes han fallecido en prisión.

El pasado 2 de mayo, el vicepresidente de Guinea Ecuatorial y responsable de Defensa y Seguridad, Teodoro Nguema Obiang, apodado Teodorín, convocó a los responsables de la Policía y la Gendarmería para lanzar esta guerra sin cuartel contra la delincuencia juvenil y la inseguridad ciudadana después de que se identificara a varias bandas operando con gran violencia, sobre todo en las ciudades de Bata y Malabo. Una de las más agresivas es conocida como Ocho Machetes, dedicada sobre todo a robos en domicilios y atracos en las calles.

Se da la circunstancia de que Teodoro Nguema Obiang fue condenado en 2017 en Francia a tres años de cárcel exentos de cumplimiento por blanquear en dicho país decenas de millones de euros producto del cobro de comisiones ilegales y de prácticas corruptas en Guinea Ecuatorial durante su etapa como ministro de Agricultura y Bosques. El tribunal también le confiscó todos los bienes adquiridos con los 110 millones de euros que sacó de manera ilegal de su país, entre los que destaca un edificio de 4.500 metros cuadrados y una colección de coches de lujo y obras de arte.

Aunque Nguema Obiang es la cabeza visible de la Operación Limpieza, quien en realidad está detrás de esta iniciativa es su padre y presidente de Guinea Ecuatorial desde 1979, Teodoro Obiang Nguema, el jefe de Estado no monárquico que lleva más tiempo en el poder del mundo. Pocos días después de que su hijo presentara la iniciativa, el autócrata lanzó un duro mensaje contra los jóvenes delincuentes y sentó las bases del tipo de campaña que estaba en marcha, aprovechando la inauguración del distrito urbano de Ebang el pasado 7 de mayo.

“No hagan caso a las normas de las que hablan los organismos internacionales cuando dicen que vamos contra los derechos humanos, es una táctica que están empleando para desestabilizar las naciones (…) ya hemos declarado la guerra a los delincuentes, porque es absurdo que la gente sufra por estos criminales. Nadie ya puede dormir tranquilo ni pasear tranquilo por las calles, no vamos a respetar la vida de estos delincuentes que no respetan ni consideran la vida de los demás. Van matando a inocentes, si no paran se les tendrá que reducir hasta sacarles la vida, nos da igual la crítica que hagan los organismos internacionales que se meten en todo, porque lo que quieren es desestabilizar el país”, aseguró Obiang.

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Toque de queda para menores

Algunas de las medidas puestas en marcha por el Gobierno han sido un toque de queda para menores de edad a partir de las 22.00, la prohibición de vender bebidas alcohólicas a menores y la obligación de presentar receta médica en las farmacias para comprar algunos medicamentos usados como estupefacientes, como el Tramadol. “Va a haber muchas consecuencias graves, difícil para esta gente. Muchos van a pasar años en la cárcel. No es algo que queremos hacer, no es nuestra misión castigar a la gente como la vamos a castigar ahora, pero el pueblo es el que nos manda (…), vamos a limpiar este país de los bandidos, de los delincuentes”, aseguró el vicepresidente Nguema Obiang, quien también criticó a la justicia por la concesión de libertad provisional a los acusados de delitos: “Nos están complicando los trabajos (…) estos jueces son responsables. El 90% del problema que estamos sufriendo es por culpa de los jueces. Podemos detener a 50.000 criminales, pero si los sueltan después de un tiempo tenemos que recomenzar de nuevo”.

Amnistía Internacional ha mostrado su preocupación por estas detenciones. “Esta operación ha dado lugar a violaciones atroces de los derechos humanos”, asegura Marta Colomer, responsable de campañas para África occidental y central. “Con el pretexto de combatir la delincuencia se detiene de forma arbitraria a personas jóvenes, muchas de las cuales sufren tortura u otros malos tratos, pierden la vida o son sometidas a desaparición forzada. Las autoridades ecuatoguineanas deben poner fin de forma inmediata a esta campaña, que es básicamente un ataque selectivo contra los derechos humanos. Es totalmente posible ocuparse de los casos penales y respetar al mismo tiempo los derechos humanos”, añade.

Joaquín Eló, coordinador de la plataforma Somos Más de Guinea Ecuatorial, denuncia que hay muchos jóvenes detenidos sin relación con la delincuencia, de los que sus familias ni siquiera saben dónde están desde hace semanas, y que los arrestos se siguen produciendo. “Hay gente que señala a supuestos sospechosos, viene la policía, los apalea y se los llevan. Entre los detenidos hay 130 menores y no se sabe qué ha pasado con algunos de ellos, nadie da información. La sensación es de impunidad policial”. A su juicio, la Operación Limpieza ha servido de excusa para “sembrar el miedo entre la población”. “El aumento de la criminalidad tiene un origen, es el resultado de las políticas de este Gobierno, la mayoría de los guineanos no tiene trabajo, carecemos de todo. Y ahora ese mismo Gobierno pretende presentarse como la solución, causando el pánico entre los jóvenes”, señala.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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