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Rusia traslada a Ucrania el modelo de guerra de destrucción total de Siria

Kiev podría convertirse en un nuevo Alepo si Putin decidiera recurrir a su aplastante superioridad aérea

Guerra en Ucrania
La entrada a Alepo por carretera, en enero de 2017.N. S.
Juan Carlos Sanz

Las tropas rusas se han entrenado a conciencia con fuego real en Siria. Allí, el Ejército de Putin dio un vuelco a la guerra a partir de 2015 en favor del presidente Bachar el Asad, cuando su régimen se encaminaba hacia la derrota. Ensayado en Siria, el modelo de guerra de destrucción total de la resistencia, con prolongados asedios a ciudades que quedaron arrasadas por la aviación tras haber sido vaciadas a través de corredores humanitarios, amenaza con reproducirse ahora en Ucrania.

Bomberos y población civil, entre las ruinas en Alepo en abril de 2016 después de un ataque aéreo del ejército ruso.
Bomberos y población civil, entre las ruinas en Alepo en abril de 2016 después de un ataque aéreo del ejército ruso. Anadolu Agency (Getty Images)

El sitio del bastión rebelde de Gouta Oriental, en la provincia de Damasco, duró más de cinco años. Estuvo jalonado por bombardeos indiscriminados sobre la población civil, incluidos mercados y hospitales, y por ataques con armas químicas, hasta que la resistencia fue finalmente vencida por el hambre. El conflicto de Siria cumple este martes 11 años de hostilidades, marcadas por crímenes de guerra y contra la humanidad, que se han cobrado en torno a medio millón de muertos y han desplazado de sus hogares a la mitad de los habitantes. Y ahora Rusia saca partido de su preparación. En el campo de batalla sirio ha podido experimentar a sus anchas con diferente tipo de armamento, técnicas de combate urbano con milicias irregulares y estrategias militares de desinformación.

Explosión de un edificio de viviendas en Mariupol el 11 de marzo de 2022 después de recibir un impacto de artillería de un tanque ruso.
Explosión de un edificio de viviendas en Mariupol el 11 de marzo de 2022 después de recibir un impacto de artillería de un tanque ruso. Evgeniy Maloletka (AP)

El cerco de Alepo oriental —zona convertida en la capital de la oposición a El Asad desde 2012— se prolongó durante más de seis meses hasta los últimos días de 2016. Los analistas de la guerra en Siria, cuyos frentes se hallan estancados desde el inicio de la pandemia, observan ahora en Ucrania un patrón similar al que Rusia impulsó en el país árabe.

“Tras su intervención en 2015, Moscú puso en marcha una estrategia encaminada a eliminar todos los grupos rebeldes que se oponían a El Asad. Pese a que cometió crímenes de guerra y lesa humanidad asediando ciudades, imponiendo castigos colectivos y atacando sistemáticamente objetivos civiles, la comunidad internacional permaneció impasible. Parece evidente que esa pasividad ha envalentonado ahora a Rusia para extender los mismos métodos que en Siria”, sostiene Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid, y especialista en el conflicto sirio.

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Vaciar las ciudades

“Rusia no está interesada en la negociación porque no está dispuesta a renunciar a sus demandas históricas en Ucrania. Las negociaciones emprendidas hasta el momento solo han avanzado, y de manera tímida, en el establecimiento de corredores humanitarios en algunas ciudades asediadas. Kiev puede convertirse en una nueva Alepo”, advierte el profesor Álvarez-Ossorio, que se dispone a publicar Siria, la década negra (2011-2021), en edición de Catarata, su segundo libro sobre la interminable guerra en el país árabe. En su opinión, “Moscú parece querer que la población civil abandone las ciudades para poder golpear con más intensidad a los focos de resistencia, lo que necesariamente implica la intensificación de los bombardeos y la destrucción sistemática de todas aquellas que no se rindan”.

Rescate de civiles entre los escombros tras el bombardeo aéreo ruso en la ciudad de Alepo, en Siria, en abril de 2016.
Rescate de civiles entre los escombros tras el bombardeo aéreo ruso en la ciudad de Alepo, en Siria, en abril de 2016.Anadolu Agency (Getty Images)

Joshua Landis, director del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma (EE UU), advierte: “El poder aéreo es decisivo. El presidente ruso Vladímir Putin se apoyará cada vez más en su superioridad aérea para destruir la resistencia ucrania. A medida que se vaya enfrentando a una mayor presión para finalizar su misión, los bombardeos indiscriminados serán más abundantes”.

“Rusia no está utilizando aún la aviación en la misma escala que en Siria. Pero recurre a disparos de mortero, tanques y artillería, sobre todo porque es más económico. Estados Unidos usó principalmente artillería en el asedio de Raqqa (este de Siria) para derrotar al ISIS en su capital siria en 2017″, precisa Landis, uno de los expertos internacionales que más de cerca sigue la guerra siria, para subrayar que Rusia no ha sido la única potencia en recurrir a la destrucción total de la resistencia enemiga en ese conflicto.

En su estudio Oriente Medio y el Norte de África ante la guerra en Ucrania: vasos comunicantes, Eduard Soler i Lecha, investigador del CIDOB, considera que la “decisiva contribución a la supervivencia de El Asad ha debido dar a Putin mayor confianza todavía sobre el poderío de sus capacidades militares”. Para este experto del centro de investigación de asuntos internacionales con sede en Barcelona, “Siria ha sido el terreno de pruebas de los crímenes de guerra que ahora sufre Ucrania”.

Cráter provocado por un bombardeo del ejército ruso en la ciudad de Mariupol el 13 de marzo de 2022.
Cráter provocado por un bombardeo del ejército ruso en la ciudad de Mariupol el 13 de marzo de 2022. Evgeniy Maloletka (AP)

¿Cómo impedir que se cometan más violaciones del derecho internacional humanitario? “La imposición de una zona de exclusión aérea fue una de las principales demandas de los grupos opositores y de las fuerzas rebeldes sirias, pero nunca llegó a ser contemplada por la comunidad internacional. En el caso de Ucrania lo veo escasamente factible”, amplía su análisis el profesor de la Universidad Complutense de Madrid en un intercambio de mensajes.

“Una zona de exclusión equivaldría a una declaración de guerra de la OTAN contra Rusia. EE UU solo la estableció en la región kurda y con el único objetivo de destruir al ISIS (Estado Islámico, en sus siglas inglesas)”, coincide el profesor estadounidense en una respuesta enviada por correo electrónico.

En función de cuánto tiempo se mantenga en pie la resistencia ucrania se irá previsiblemente intensificando la estrategia de los corredores humanitarios, como los que sirvieron para vaciar el este de Alepo de decenas de miles de habitantes antes de quedar arrasado, sostienen los analistas consultados.

“En Siria hubo asedios por hambre y barriles bomba (bidones cargados de explosivos lanzados desde helicópteros) contra objetivos civiles después de que EE UU ignorara sus propias líneas rojas (en el ataque químico de Gouta Oriental de 2013)”, tercia a través de Twitter Charles Lister, director de los programas sobre Siria y Extremismo del Instituto de Oriente Medio, con sede en Washington, para remarcar una ausencia de voluntad occidental de intervenir directamente en el conflicto sirio, y que ahora vuelve a aflorar en Ucrania.

La inconcebible leva de la legión extranjera de Putin

Vladímir Putin dio luz verde el jueves al alistamiento de hasta 16.000 combatientes de Oriente Próximo para luchar junto a las fuerzas rusas en Ucrania. Aunque el presidente ruso aseguró que Moscú no iba a pagar a los voluntarios, el Ejército sirio ha anunciado que cobrarán hasta 3.000 dólares mensuales en una campaña de reclutamiento abierta en la página web de la Cuarta División, una de las unidades de élite del régimen de Bashar el Asad, según el portal digital informativo Middle East Eye.

Su destino sería el Donbás, la región oriental ruso hablante ocupada en parte por Rusia desde 2014. Putin dice responder así a las declaraciones del presidente ucranio, Volodimir Zelensky, sobre la incorporación de 16.000 combatientes internacionales a una Legión Extranjera adscrita a las Fuerzas Armadas de Ucrania.

El Ejército sirio ha dependido de los bombardeos aéreos rusos y de la fuerza de choque de las milicias vinculadas a Teherán (Guardia Revolucionaria, de Irán, y Hezbolá, de Líbano) para recuperar el control sobre dos terceras partes del territorio nacional. El escenario que debería afrontar para las tácticas de guerrilla urbana y, sobre todo, el clima de Ucrania tienen poco que ver con los campos de combate de Siria.

“No sería la primera vez que Rusia moviliza fuerzas sirias para combatir en otros conflictos (como en Libia). No obstante, soy bastante más cauto en torno a la posible movilización de soldados sirios leales a El Asad, entre otras razones, porque el ejército está completamente diezmado tras 11 años guerra y solo está en disposición de enviar una ayuda testimonial”, previene desde Madrid el profesor Álvarez-Ossorio.

Rusia se ha apoyado en el pasado en fuerzas auxiliares árabes para sus operaciones en Siria, como la Brigada al Quds, de refugiados palestinos, y los llamados Halcones del Desierto, que operan en los pasos de contrabandistas. Ambas destacaron por su empuje en la batalla de Alepo.

“Mi instinto me inclina a ser cauteloso. Es muy posible que se trate de propaganda de guerra, pero podría convertirse en realidad”, abunda el profesor estadounidense Landis. “El Gobierno ucranio está dando la bienvenida a un gran número de combatientes extranjero. Las similitudes con Siria son cada vez mayores”, apostilla.

El analista Charles Lister cuestiona también en Twitter la utilidad de las fuerzas sirias para Putin. “Si el régimen de El Asad envía tropas a Ucrania, no serán más que carne de cañón en la batalla en un entorno que les es completamente ajeno”, remacha.

De la maquinaria de propaganda de guerra que se ha activado desde Moscú hasta Kiev, pasando por Damasco, da idea la información que acaba de difundir SANA. La agencia estatal de noticias Siria, alerta del presunto reclutamiento en Ucrania de 450 combatientes yihadistas del antiguo Frente al Nusra, la filial siria de Al Qaeda, desplazados desde Idlib (último feudo rebelde), a través de territorio turco, hasta el frente de Ucrania.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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