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“Digan lo que digan, el reguetón cambió la historia de la música”: Bizarrap, la estrella bonaerense que triunfó desde su dormitorio

El productor argentino, que acumula cientos de millones de visitas en YouTube, ha vuelto a la actualidad por su última colaboración, con la trapera trans Villano Antillano. Ahora está de gira por España

El DJ, compositor y productor argentino Bizarrap.
El DJ, compositor y productor argentino Bizarrap.

Contaba Bizarrap en una entrevista con ICON en 2021 que no le fue fácil conseguir que le verificaran su cuenta de Instagram. ”Recuerdo que trataba de conseguir salir en un medio de comunicación como fuera, me daba igual la televisión o un diario, porque Instagram me pedía una entrevista para verificar mi cuenta, porque había un montón de tipos que se hacían pasar por mí. Así que yo quería el tik azul, y la única cosa que me pedía la persona que lo podía proporcionar era una nota. Yo se la solicitaba a los medios y ellos me la negaban, porque me menospreciaban, qué sé yo. Después empezó a crecer todo y me dieron el verificado. Entonces todos a los que les había pedido y me dijeron que no, me la pedían a mí. Y yo las hacía porque no tengo resentimiento con nadie”.

Bizarrap, durante el concierto "Oh My Gol!" que organiza LaLiga celebrado este sábado en el RCDE Stadium, en Barcelona.
Bizarrap, durante el concierto "Oh My Gol!" que organiza LaLiga celebrado este sábado en el RCDE Stadium, en Barcelona. MARTA PÉREZ (EFE)

Hoy, esa cuenta tiene 13 millones de seguidores. Bizarrap fue el artista argentino más escuchado de Spotify en 2021 y sus BZRP Music Sessions, vídeos de canciones originales que realiza con vocalistas urbanos, siempre superan los 10 millones de visitas en YouTube, muchas rondan los 100 y la más popular, la que hizo con Nathy Peluso, va por 313. “Al principio editaba vídeos de batallas de rap. Pero cuando empecé con las sessions, subieron las visitas. Y con la de Nicky Nicole explotó todo: fue la más oída de Argentina. Miré el top 200 de Spotify y había 11 canciones mías. Investigué y no había precedentes. Ahí me dije: ‘Bueno, ya está, tengo que dedicarme a esto a full. Porque si le estoy dedicando un tercio de mi tiempo, imagina si le doy todo el día’. Así llegamos a lo que está pasando ahora”.

La última de las sesiones que ha publicado, hace cuatro días, con Villano Antillano, una trapera transexual puertorriqueña, coincidiendo con el mes del Orgullo LGTB, ha superado ya los 12 millones de visitas. Muy lejos del ajuste cuentas de Residente con J Balvin, que publicó en marzo y ya ha superado los 107 millones. En 2021 decía que de los nuevos artistas que había escuchado la que más impresionaba era la española Babi. “Siempre digo que es increíble, porque es increíble. Me gustaría hacer una sesión con ella en cuanto pueda”. Y apuntaba a que quería grabar un disco más orgánico, más físico, con instrumentos. De momento no hay noticias. Ahora mismo está de gira por España. En Barcelona actuó frente a 23.000 personas. En el festival Dreambeach de Villaricos (Almería) se prevén 25.000.

Todo desde Ramos Mejía, un municipio residencial del área metropolitana de Buenos Aires, donde aún vive y dónde tiene su estudio en casa. “Es una ciudad pequeñita a unos 40 minutos de la capital. Este es un barrio calmado, no hay ruido de noche, es todo tranquilo. Generalmente la gente que viene a Buenos Aires no lo visita. Aquí había una plaza, la Plaza Mitre, que ahora no tanto, pero en 2012, que fue cuando empecé, venían a rapear de la capital y de otras provincias. Era un lugar en el que, no sé por qué, había mucho rap”, explicaba Gonzalo Julián Conde (Buenos Aires, 24 años). Cuando se oculta tras unas grandes gafas de sol y una gorra, las uñas pintadas, vestido con ropa deportiva oscura, es Bizarrap, el productor de música urbana más famoso del mundo latino. “Me consideró músico y compositor. Hoy en día no hace falta saber tocar todos los instrumentos para ser músico. Pero estoy todo el rato con el piano. Yo hago los beats de las canciones, se los muestro a los artistas. Primero pensamos porque lado queremos ir. Si un trap, un rap, un reguetón… las letras son cosas de los artistas, yo ayudo, pero casi al 100% son suyas”. Al principio las grababa en su estudio casero. “Ahora trabajo en un estudio de mi manager en el centro, para no hacer a la gente venir siempre. Algunos no quieren venir, otros sin embargo solo quieren trabajar aquí”, recordaba el pasado verano.

Se habla mucho de su talento para el marketing, de la habilidad con la que maneja sus redes sociales y cómo ha conseguido que todo despegara desde ellas, pero hay un motivo. Durante más de dos años, desde 2017 a 2019,combinó los estudios de marketing en la universidad con un puesto en Warner Music, una de las grandes multinacionales del disco. “Trabajaba en la industria de la música. Era A&R [iniciales de Artistas y Repertorio, algo así como un cazatalentos]. Entré cuando era chiquito, tenía 18 años y aprendí mucho. Entré por suerte, fue raro: Yo ya tenía Bizarrap y me llamaron para una publicidad, querían que anunciara una canción. Fui a sus oficinas porque me querían pagar para que hiciera una historia de Instagram. Después me pusieron una canción y dije: ‘Está buena’. Después otra: ‘Esta más o menos’ y otra... les di mis opiniones y se ve que les gustó. Les dije que estudiaba marketing cerca de las oficinas y me preguntaron ‘¿Che, no quieres trabajar acá?’. Y yo les dije: ‘Venga, dale’. Así aprendí trucos y secretos de la industria. Fue como un curso avanzado, un curso acelerado de conocer a la gente de Youtube, de Spotify, de las revistas, de otras discográficas... Viajé a Miami y conocí a un montón de productores. Aunque ganaba más haciendo los videos de Bizarrap. Y era una paliza. De las 7 a la 1 iba a la facultad, de las 2 a las 18.00 a Warner y luego en casa a producir hasta las 2.00. Así un año. Me arruinó la cabeza”.

Fue ese ritmo infernal el que le llevó a centrarse en Bizarrap. “Tardé, por miedo al fracaso. pensaba: ‘Mira que si a la gente no le gusta...’. Y no tenía claro que iba a dedicarme a la música. Quizás a vídeos en YouTube, pero a la música...”.

Lo hizo y salió bien con una estructura artesana, aseguraba entonces: “No estoy en una multinacional, pero mi mánager tiene su propio sello, Airplay, que está también Nicky y Duki. Y es un sello pequeño pero nos la rebancamos y tiramos todos para el mismo lado. A mi me encanta, es donde más cómodo me siento y más representado. Aunque también trabajamos con multinacionales. Yo lo hacia todo: hacía las canciones, las editaba, las subía con mi computadora. Ya no puedo hacer eso, pero me siento cercano a esa sensación. Esto es una discográfica más boutique, centralizada, en la que trabajamos mano a mano para que salga todo lo mejor posible”, afirmaba.

En parte, su éxito se debe a que ha sabido hasta donde se puede rebajar sin que parezca plástico el trap, un género que cuando él empezaba se vinculaba a la marginalidad. “Siento que acá evolucionó. En su momento hubo artistas que representaban solo la parte más dura. Sigue habiéndolos, y está bueno, porque de ahí viene en EE UU, pero en realidad ahora, cómo decía un crítico, el pop como género no existe, se va pegando a otros géneros. Ya pasó con el reguetón y ahora pasa con el trap. No es algo malo, se va haciendo más comercial y consumible para todos: Antes, el trap no lo podía consumir cualquiera. Ahora, los chicos, los grandes... cualquiera lo puede consumir, porque está bien hecho. Al ser más pop las letras no pueden ser tan explícitas como eran. Pero en Latinoamérica se supo cambiar y que no sea un género relacionado con la delincuencia. Y yo siento también que el reguetón merece mucho más reconocimiento, por todo lo que ha peleado. Digan lo que digan el reguetón cambió la historia de la música. El reguetón puso a los estadounidenses a bailar en español. Ya está”.

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