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En blanco y negro y beis: la revisión de Italia de Dolce&Gabanna por Kim Kardashian

La marca italiana presenta en la semana de la moda de Milán una reinterpretación de 20 años de su historia de la mano de la empresaria y ‘celebrity’. Donatella Versace también revisitó otro tiempo, pero acudió a la fuente primigenia: Paris Hilton

Milan Fashion Week
Kim Kardashian y los diseñadores Stefano Gabbana y Domenico Dolce (a la derecha) posan al final del desfile de Dolce & Gabbana, este 24 de septiembre en la semana de la moda de Milán.ALESSANDRO GAROFALO (REUTERS)

Llueve en Milán y todo el mundo habla del tráfico. El domingo parece que no lloverá, pero hay elecciones en Italia. Más tráfico. A menudo se acusa a la moda de vivir de espaldas a la realidad y esta semana está volviendo a pasar. Mañana se vota en Italia y, si nada cambia, la ultraderecha puede volver al gobierno del país. El mutismo de gran parte de los diseñadores se puede leer como indiferencia, pero también como respuesta. La moda es un lenguaje y no es necesario ser explícitamente político para ser contestatario.

Cuando Domenico Dolce y Stephano Gabbana vistieron en mayo a Kourtney Kardashian y sus hermanas para su boda viral en Portofino (Sicilia), aún no se intuía la convulsión política. Era imposible que supieran entonces, cuando vieron la “enorme repercusión que tuvo la colaboración”, como han explicado en rueda de prensa antes del desfile de este sábado, que hoy nos encontraríamos en la víspera de unas elecciones que pueden cambiar el devenir de su país y de Europa al completo.

Lo que han presentado en la semana de la moda de Milán es precisamente una transmutación de su Italia. Una revisión de 20 años de historia que se fraguó en la boda y comenzó con el envío del archivo de la marca desde el año 1987 al 2007 a la casa de Los Ángeles de Kim Kardashian. “No es una colaboración, ella ha sido más una curadora. Solo hemos cambiado un 20% de las piezas, el resto se quedaron igual, aunque en blanco, negro, beis, gris y algo de granate”, dijo Dolce entre risas, aludiendo a la preferencia casi obsesiva de la empresaria, celebrity, empresaria y estrella de la telerrealidad por los tonos neutros. Tampoco había estampados, aunque Gabbana logró que Kim diseñara por vez primera con un print animal, como ella misma confesó.

El desfile arrancó con el intermezzo de Caballería Rusticana interrumpido por el sonido de la llegada de un coche, flashes, luces, alguien que sube entre gritos de fans y ordena: “A Dolce & Gabbana”. Cualquier día en la vida de Kim. Su pasión por la enseña siciliana viene de niña, “cuando veía a mi madre ponerse sus vestidos para ir a sus citas con mi padrastro. Después trabajaba en una tienda de ropa que vendía Dolce&Gabbana y me gastaba el sueldo en su ropa”, dijo. De hecho, ella y sus hermanas tuvieron dos perros cuando eran adolescentes que se llamaban como el dúo italiano. Ellos fueron los que realizaron su vestido de novia para su primera y muy polémica portada en el Vogue estadounidense en 2014, y ahora ella ha kimizado la marca con absoluto acierto. Todo estaba ahí, pasado por su visión. El imaginario católico en velos, capas, encaje y crucifijos, pero sin la exuberancia latina habitual; la lencería y el boudoir en su versión minimalista en negro riguroso; brillos siempre en plata y el print animal (solo leopardo) utilizado como un neutro en total look.

Cuatro de las propuestas de Dolce&Gabbana para la próxima primavera, en el desfile de este 24 de septiembre en Milán.
Cuatro de las propuestas de Dolce&Gabbana para la próxima primavera, en el desfile de este 24 de septiembre en Milán.MATTEO BAZZI (EFE/EPA) / Miguel MEDINA (AFP) / Antonio Calanni (AP)

Para ayudar a comprender la colección, los looks llevaban cosida por fuera una etiqueta con la fecha del original. Mientras tanto, al fondo se proyectaba un corto en el que aparecía ella comiendo en una trattoria un plato de espaguetis, pan con mantequilla, vino, pastel. En el momento en el que se está poniendo el acento en la nueva figura de Kim, muchísimo más delgada, ella come gozosa. “Me gustaría que en la moda se me recordara que diseño para todos los cuerpos, mi trabajo por la diversidad de cuerpos”, dijo antes del desfile. Lo cierto es que con este revival de los años 2000 y sus cuerpos escuálidos parece que los diseñadores están olvidando, al menos esta semana así lo demuestra, su compromiso por mostrar cuerpos de todas las tallas. No fue así en Dolce& Gabanna, que sí mostró diversidad de tallas.

Kim Kardashian, que contó que es ella misma una coleccionista de prendas vintage de grandes marcas, aseguró que una de las motivaciones de esta alianza era la reivindicación del original. “Veo la ropa de archivo y es como vestimos ahora. Los diseñadores ven a todo el mundo emulando lo que hacías tú y pensé, vamos a reimaginarlo”.

Donatella Versace utilizó ese mismo argumento, revisitar otro tiempo, pero acudió a la fuente primigenia, Paris Hilton. No hay que olvidar, o al menos ella no quiere que olvidemos, que la reina indiscutible de los 2000 era Paris con vestidos muy rosas, muy cortos, muy brillantes y que de Paris viene Kim Kardashian, como una sublimación beis de la estrella millonaria. Vestida de novia, y ejerciendo el barbiecore que ella misma creó, cerró un desfile perfecto. Un viaje a los primeros años 2000 con una propuesta gótica. Entrevista con el vampiro se encuentra con Prodigy.

Paris Hilton wears a creation as part of the Versace women's Spring Summer 2023 collection presented in Milan, Italy, Friday, Sept. 23, 2022. (AP Photo/Alberto Pezzali)
Paris Hilton wears a creation as part of the Versace women's Spring Summer 2023 collection presented in Milan, Italy, Friday, Sept. 23, 2022. (AP Photo/Alberto Pezzali)Alberto Pezzali (AP)

Plataformas ancladas en la cultura rave, minifaldas muy mini de piel negra, la ubicua cazadora perfecto versionada o los tiros bajísimos de los pantalones transportaban a principios de siglo. La salida de siete novias, cada una en un color, recordaba inmediatamente a 1994 y la mítica campaña de las supermodelos vestidas con minifalda metalizada y jersey de punto de distinto color fotografiada por Richard Avedon. No es casualidad: el pasado día 20 de septiembre se inauguraba en el Palazzo Reale de Milán Relationships, una retrospectiva del fotógrafo patrocinada por Versace.

El debut de Maximilian Davis en Ferragamo llenó de modernidad la propuesta de la compañía florentina casi centenaria. El británico de origen caribeño utilizo códigos de la casa a su antojo, los liberó de gravedad, los trajo al siglo XXI sin romper los lazos, pero sin miradas nostálgicas, cosa que se agradece, aunque solo sea por cambiar. Tras más de seis años con Paul Andrew, Ferragamo lo sustituyó por Davis el pasado marzo. Una apuesta sorprendente, porque el diseñador solo tiene 26 años, pero que recibió buena acogida por parte de la industria. Hasta ahora, Davis solo había desfilado bajo el paraguas de Fashion East, la plataforma británica que funciona como incubadora de talento. Sin embargo, sus tres colecciones, basadas en una idea renovada de la sastrería, habían recibido la aclamación de la prensa especializada. La apuesta por Davis venía del nuevo consejero delegado de la enseña, Marco Gobetti, que dejaba Burberry este mismo año y que cuenta en su currículum con logros como haber fichado a Phoebe Philo en Céline o Riccardo Tisci en Givenchy. Hace escasamente una semana, Ferragamo cambiaba su logo para significar esta nueva etapa. Ahora forma parte de esa larga lista de firmas del lujo que utilizan una tipografía sans serif.

Una modelo en el desfile de Salvatore Ferragamo, celebrado este 24 de septiembre en el seminario arzobispal de Milán.
Una modelo en el desfile de Salvatore Ferragamo, celebrado este 24 de septiembre en el seminario arzobispal de Milán.FILIPPO MONTEFORTE (AFP)

En el claustro del seminario arzobispal de Milán, construido en el siglo XII, envuelto en el nuevo color rojo oficial, se pudieron ver guiños al Hollywood clásico con detalles casi fetichistas: vinilo, micro shorts y tejidos que ceñían la silueta; sastrería contemporánea de factura clásica, prendas cotidianas sacadas de su contexto como tank tops o parcas y, además, tejidos delicados que flotaban alrededor del cuerpo en colores cálidos inspirados en la serie Atardeceres de la artista estadounidense Rachel Harrison o con estampado animal, pero de un animal al completo dibujado sobre seda. El logo de la casa convertido en tacón o la reedición del bolso Wanda, creado por el propio Ferragamo en 1988 con el nombre de su mujer, fueron algunos de los guiños a la continuidad de un legado. La arena, roja también, apelaba a “lo que el mar significa en la cultura caribeña, un lugar donde puedes ir a reflejarte y sentirte en comunión. Quería mostrar esa perspectiva, pero desde las lentes de Ferragamo”, explicaba Davis en nota de prensa.

En un momento en el que Europa agoniza dejar a una reina midas americana o a un joven británico con raíces caribeñas vía libre para interpretar una parte esencial de la historia de Italia a través de sus enseñas parece ser justo lo que se necesita.

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