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¿Puede tu gato decir “te quiero”?

La pandemia, TikTok y un tablero que enseña a los animales a comunicarse mediante la pulsación de botones han creado un fenómeno de pequeños felinos parlantes

Gato tiktok
¿Cree usted que su gato le quiere? ¿Le querría más si se lo dijese?Nils Jacobi (Getty Images)

A pesar de llevar a nuestro lado más de 12.000 años, los gatos siguen siendo todo un misterio para el hombre, quizás debido a su particular naturaleza. Un humano que convive con un gato ya no es un humano común, sino uno hechizado por el animal y sus parcas muestras de afecto, su indolencia, su inteligencia, su testarudez y, por supuesto, su belleza. Este hechizo quizás tiene que ver con lo antagónico de los dos animales convivientes: el humano y el gato. “Mientras que los gatos viven siguiendo su naturaleza, los humanos viven suprimiendo la suya”, escribe el filósofo y teórico John Gray en su ensayo Filosofía felina. A menudo, quienes conviven con estos animales se preguntan qué dirían estos si pudieran expresarse en nuestro lenguaje. Puede que incluso se cuestionen si les podrían decir “te quiero”. Curiosamente, el siglo XXI ha dado con algunas respuestas a esta pregunta: una empresa que crea tableros con botones que expresan palabras, la pandemia y TikTok han dado a conocer al mundo a todo un ejército de gatos parlantes. Para sorpresa de nadie y encanto de todos esos humanos hechizados por sus felinos, hay un gato cuya frase preferida es “estoy cabreado”.

Steve es un gato blanco y negro de 13 años con más de 28.000 seguidores en Instagram. En TikTok es toda una sensación: la cuenta en la que Kristiina Wilson, su dueña y experta en comportamiento, adiestramiento y psicología animal, sube sus aventuras acumula más de 238.000 seguidores y tiene más de nueve millones de Me gusta. La obsesión de internet por los gatos no asombra a nadie, pero lo que tiene a millones de personas asomadas al día a día de Steve es que Steve habla. O, mejor dicho, se comunica mediante un tablero con botones que indican a Wilson cuáles son sus necesidades inmediatas. Steve fue uno de los pioneros en el uso de este tipo de tableros y sigue generando interés y curiosidad en torno a su aprendizaje.

Steve pulsa ‘salir fuera’ y Kristiina le deja salir. Steve pulsa ‘sed’ y Kristiina le da agua. Steve pulsa ‘comida’ y Kristiina le da de comer. Pero hay más: en uno de los vídeos Kristiina cuenta que ella y su mujer han salido de la ciudad durante el fin de semana, por lo que el gato se encuentra de pronto con la cuidadora que pasa a alimentarle a él y al resto de los gatos de la casa (son un total de 11, algunos propios y otros de acogida hasta que les encuentre un hogar) y comprobar que todos están bien. Steve pulsa el botón que dice ‘no’. Pasea alrededor de la cuidadora y reclama su atención, pronto pulsa un botón que dice ‘señora’. “Sí, esa soy yo”, responde ella. ‘Steve’, pulsa Steve, ‘Señora’, pulsa Steve, ‘Mimos’. Steve necesita cariñitos. La cuidadora le toma en brazos.

“Siempre ha sido un gato muy comunicativo e inteligente: por ejemplo, si quería salir al patio, iba a la puerta del patio y maullaba. Si no teníamos puesta la llave, abría él mismo la puerta. Si quería jugar, te traía sus juguetes, como un perro. Si quería comer, maullaba en la cocina”, cuenta a EL PAÍS Wilson, quien adoptó a Steve cuando todavía era un bebé en un refugio de animales. Steve ya trabajaba el entrenamiento por asociación, que son la base de los tableros de botones con sonido: cocina es igual a comida, puerta es igual a salir. “Durante la pandemia, pasando tanto tiempo en casa, comencé a ver a todos esos gatos con tableros en TikTok y pensé que podría enseñarle un par de trucos”. Aprendió muy rápido, actualmente tiene nueve botones que utiliza para comunicarse con Kristiina como comida, jugar, salir fuera, sí, no, señora o mimos. Ella reconoce que le ha facilitado la vida: ahora, la comunicación con su gato es mucho más directa.

Leo Trottier es el fundador y director general de FluentPet, que crea estos tableros con botones que se han convertido en tendencia en redes sociales como TikTok. La compañía nació en el año 2013, previamente se llamaba CleverPet y la idea embrionaria era un juego para animales que pasaban mucho tiempo en casa a solas. Más adelante, fue transformándose en algo que sirviese al mismo tiempo de entrenamiento animal y permitiese a los humanos aprender y entender mejor a sus mascotas. Mientras el proyecto estaba en fase de desarrollo, Trottier conoció el trabajo de Christina Hunger, especializada en patologías del habla y el lenguaje, quien, tras adoptar a una perrita llamada Stella, descubrió que mostraba algunas habilidades de comunicación prelingüísticas que tienen los bebés antes de comenzar a hablar. Hunger decidió probar con Stella un dispositivo de Comunicación Aumentativa y Alternativa, un sistema utilizado para expresar pensamientos, necesidades, deseos e ideas para personas con graves problemas de habla o del lenguaje. Funcionó. “El sistema es muy sencillo”, explica por videollamada Trottier, “tienes un botón asociado a una palabra y esa palabra deriva en una acción”.

Una mujer enseñando a hablar a su gato con uno de los tabletos de FluentPet.
Una mujer enseñando a hablar a su gato con uno de los tabletos de FluentPet.@victoriadimaano (Cortesía de FluentPet)

La única regla para enseñar a un gato o a un perro a comunicarse a través de un sistema de Comunicación Aumentativa y Alternativa es simple: no empezar por el botón de comida. “Tienes que buscar algo que sea muy motivador para ellos, en el caso de Steve era salir fuera, pero que no esté relacionado con la comida... porque entonces solo se interesará por la comida y tiene que aprender que cada botón tiene una reacción distinta por nuestra parte”, puntualiza Kristiina Wilson.

“La gente realmente quiere entender a sus perros y a sus gatos”, explica Trottier. En primavera del año 2020, FluentPet comenzó a enviar prototipos de su producto y en junio ya habían lanzado el producto. La pandemia y el tiempo en casa favoreció el negocio. “Mucha gente nos dice: ‘¿Para qué necesito esos botones, si yo ya entiendo a mi mascota?’. Nosotros lo vemos como un avance en esta comunicación: los botones te permiten tener un reconocimiento instantáneo de sus necesidades y te dan la habilidad de ser muy específico con esas necesidades”, detalla Trottier.

Tras el boom durante el confinamiento, las redes sociales hicieron el resto. Los vídeos más virales eran de aquellos animales que parecían expresar sentimientos complejos: Billi, el gato que pulsaba ‘estoy cabreado’ es toda una celebridad en internet, otros pulsan constantemente ‘te quiero’, algunos incluso expresan tristeza o miedo. Lo que demuestra que, en el fondo, los seres humanos no buscan simplemente tener una comunicación más sencilla con los animales, sino una comunicación más profunda.

En ese sentido, es posible que este sistema de comunicación pueda decepcionar a más de uno. Más allá de que aprendan respuestas por condicionamiento, de momento parece poco factible que estén expresando sentimientos más complejos: “Todavía estamos dando pasitos de bebé”, explica Trottier, “hemos encontrado casos curiosos, los perros, especialmente, podrían comunicarse para advertir de un peligro fuera de la casa si vieran una presencia extraña o indicarle al dueño que está sintiendo dolor en una pata”.

“Estoy completamente segura de que los animales tienen sentimientos y son capaces de reconocerlos”, apunta Kristiina Wilson, “sin embargo, desde mi experiencia científica, te diría que esto es aprendizaje por asociación, una acción como el botón lleva a una reacción como abrirles la puerta. De modo que todos estos animales que parecen estar expresando sus sentimientos, con palabras como ‘te quiero’ o ‘estoy cabreado’, lo que realmente están haciendo es reclamar nuestra atención. Con un ‘te quiero’ reciben la atención que buscan, que en su caso puede ser que les mires, les hagas caso, vayas a donde están o les cojas en brazos, pero dudo que realmente estén diciéndote ‘te quiero’, aunque te quieran”. Al final, el amor felino tiene mucho de incondicional: es querer sin esperar un ‘te quiero’ de vuelta. Y quizás recibirlo podría acabar con el hechizo.

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