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‘Fiebre del sábado noche’ en tu salón: el curioso caso de las bolas de discoteca en la decoración del hogar

La plataforma social TikTok ha acelerado un fenómeno que va más allá de lo viral para convertirse en un elemento a tener en cuenta en el interiorismo

Una silla y su reposapiés a juego decoran un salón (y, su reflejo, también sus paredes).
Una silla y su reposapiés a juego decoran un salón (y, su reflejo, también sus paredes).Lland Studio
Victoria Zárate

Las modas van y vienen, y por muy anticuado que resulte nada está destinado a quedarse para siempre en un baúl. Quién le iba a decir al emprendedor estadounidense Louis Bernard Woeste que su patente de una reluciente bola de espejos diseñada en 1917, a la que llamó Myriad Reflector —“una miríada de reflejos”, en castellano—, alumbraría las mejores fiestas de la década de los setenta. O más inverosímil aún, que este fulgurante invento creado para clubes nocturnos de jazz y pistas de patinaje generaría, más de un siglo después, cientos de millones de visualizaciones en una plataforma virtual llamada TikTok.

Inseparable de la época disco y las pistas de baile, desde su invención en plena I Guerra Mundial solo había traspasado el umbral de una discoteca en contadas ocasiones. Poco más allá de la famosa foto de la modelo Twiggy con su silueta en forma de pendientes, como atrezzo de una boda entre amantes de lo kitsch o en las macroinstalaciones del dueto de artistas Kyle McDonald y Jonas Jongejan. Todo cambió a partir del confinamiento por la pandemia, cuando las redes sociales se alzaron como una poderosa herramienta para enseñar al mundo entero el estilo de cada uno en la decoración del hogar. Miles de usuarios dedicaron su tiempo libre en casa a generar vídeos donde mostrar ideas y los llamados DIY hacks (trucos para hacer las cosas tú mismo, trucos de bricolaje) para dar visibilidad a habilidades creativas que hasta el momento habían permanecido en un segundo plano.

En este viaje democrático por la decoración, las bolas de discoteca apuntan muy alto. Solo la etiqueta #discoball acumula en Instagram más de 431.000 publicaciones, pero es en TikTok donde el furor por sus cristales de espejos se dispara. El videotour de tan solo 12 segundos por el salón del usuario Thediscoloft, salpicado por las motas de luz que proyectan varias bolas de espejo, acumula hasta la fecha 1,3 millones de reproducciones. O el simple gesto que realiza Valeria Jacobs una veterana del home decor en esta red social a la hora de alumbrar su cocina con este artilugio va camino de los dos millones de visualizaciones. Tal es el influjo viral que no es de extrañar que Apple lanzara en marzo de este año una versión emoji de la bola de espejo que alumbró a Tony Manero en Fiebre de sábado noche.

Una bola del mundo diseñada por Lina Shamoon a partir cristales de colores.
Una bola del mundo diseñada por Lina Shamoon a partir cristales de colores.Lina Shamoon

Pero el fenómeno disco no es solo cuestión de números virales, sino también económicos. Con ventas que alcanzan las cuatro cifras en modelos originales de estilo mid-century en la plataforma de compra y venta de objetos de diseño Pamono, el precio medio de salida de las bolas vintage de los años setenta en Ebay no suele bajar de los 400 euros. Aunque su gran reactivación en el mercado viene de objetos de nueva creación. Hace unos meses, el diario The New York Times relataba en un artículo la fiebre desatada por objetos fabricados con cristales de espejo en la red de comercio online Etsy. El testimonio de Libby Rasmussen (Washington, 31 años) es un ejemplo de la buena salud que goza el sector. Esta directora de marketing y de redes sociales decidió desempolvar durante los meses más duros de la pandemia su afición por las bolas de discoteca, y mostrar cómo decoraba algunos rincones de su casa en su cuenta de Instagram. Tras la frecuente pregunta de sus seguidores de dónde podían comprarlas, Rasmussen contactó con un mayorista y decidió ponerlas ella misma a la venta a través de su propio espacio, LivingColorfully. “El primer día que abrí la tienda en Etsy tuve 40 encargos. Después 400 y más tarde varios miles. Fue algo realmente loco cómo se disparó la venta…. Todo por estar en el momento y el lugar correcto”, declaró al diario neoyorquino en abril de este año.

El caso de Rasmussen no es aislado. Las búsquedas con las palabras disco ball se han multiplicado en Etsy desde 2020, con un incremento del 400% desde principios de año. La tienda virtual de Lina Shamoon también atraviesa un buen momento. La artista afincada en San Diego (EE UU) se alzó como finalista de los Etsy Design Awards 2021 que otorga la plataforma online con su cantera de espejos fabricados a mano, a partir de espuma y cristales reflectantes. Una interpretación avanzada de la clásica bola de discoteca que puede implicar hasta tres semanas de trabajo. “El diseño surgió de la necesidad de crear mis propios marcos. Decidí sustituir la resina convencional por espuma, ya que permite esculpir sobre ella lo que quieras. En ese momento, por alguna razón, solo tenía mosaicos de espejo en casa, y decidí probarlos en mis marcos de espuma. El resultado me encantó”, explica por correo electrónico a EL PAÍS.

Desde ese día confiesa que no ha parado de usar este material en espejos y otros artículos como cabezas de maniquí, letras gigantes y también esferas, como una bola del mundo diseñada a partir cristales de colores. Para Shamoon el repentino interés por este material lumínico es consecuencia de los tiempos inciertos que hemos vivido: “Creo que la gente, incluyéndome a mí, ha pasado por tanto dolor últimamente que solo queremos ver cosas que nos hagan felices. Las bolas o los espejos de discoteca que reflejan la luz y brillan intensamente en una habitación ayudan a que cualquiera sea un poquito más feliz, que es nuestro objetivo en la vida o, al menos, el de mis productos”.

Un espejo creado por la artista Lina Shamoon, afincada en San Diego (EE UU) y finalista de los Etsy Design Awards 2021.
Un espejo creado por la artista Lina Shamoon, afincada en San Diego (EE UU) y finalista de los Etsy Design Awards 2021.Lina Shamoon

Su cadencia kitsch también ha seducido al diseño con mayúsculas. La colaboración entre la diseñadora estadounidense Kelly Wearstler y el colectivo de arte Rotganzen generó una de las colecciones más aplaudidas del pasado otoño. La interiorista de cabecera de celebrities como Cameron Diaz o Gwen Stefani lanzó en su web una serie de objetos decorativos esculpidos a mano en vidrio por el estudio holandés, inspirados en el glamur de Los Ángeles. Su forma de bola derretida se adhiere al filo de una mesa o un equipo de música, refrescando el ambiente con el manto de luz que proyecta. Con precios no precisamente asequibles (a partir de 2.500 dólares, 2.394 euros), no ha sido un obstáculo para que uno de los modelos, Tiny Dancer, se agotara en pocas semanas.

Disco Chair, de la californiana Rachel Shillander, también busca mecer nuestra vivienda en una dulce ensoñación. La fundadora del estudio de arquitectura y arte Lland firma este asiento creado con una carcasa de hormigón ligero y una cubierta de 3.000 espejos que ella misma coloca uno a uno. Cuando se sitúa bajo la luz directa del sol, explica en su web, ya sea dentro o fuera de la vivienda, dice generar el efecto de una “discoteca de luz diurna” que muta a medida que evoluciona el día, la estación y las condiciones climáticas. “Como no hay dos días exactamente iguales, cada momento es un nuevo espectáculo de luces que cambia constantemente”, explica. Los interesados en adquirir uno de sus sillones tendrán que armarse de paciencia y contar con un amplio presupuesto: cada pieza tarda entre 16 y 18 semanas en fabricarse y está disponible a partir de 30.000 dólares (28.700 euros).

Pero, como todo lo que acontece en la decoración, esta tendencia engloba opciones para todos los bolsillos. Desde la clásica bola de discoteca que ofrece Amazon (20,99 euros) a la versión de Saturno de la mencionada Lina Shamoon (a la venta en Etsy por 168,20 euros), letras para decorar un escritorio o un cabecero (44,34 euros) o en forma de maceta, otro superventas de esta comunidad de comercio online al alcance de la mano (desde 18 euros). Sin olvidar la demanda creciente por los “hongos mágicos” en el hogar. Es el caso de Disco Fugi, fabricado a mano por el colectivo francés LaBellePlanteshop a partir de una estructura de poliestireno cubierta con miniazulejos de espejo (35 euros).

Una habitación de The Dive Motel, en Nashville (EE UU).
Una habitación de The Dive Motel, en Nashville (EE UU).

Las posibilidades decorativas que ofrecen tampoco se reduce a un solo escenario. En la plataforma de moda y estilo de vida Refinery29 revelan maneras sencillas y elegantes de incorporar una bola de discoteca a cualquier apartamento. Colocarla bajo una claraboya o encima de una ventana hará que el objeto atraiga más luz solar y gozar así de su halo sinuoso por toda la habitación el mayor tiempo posible. Añadir una estructura de macramé permite, por otro lado, que se pueda colgar en más lugares, como una columna o en lo alto de una estantería con toque artesanal añadido.

Si, por el contrario, no queremos suspenderla, o los techos de la vivienda son muy altos, las creadoras del diario de decoración y DIY A Beautiful Mess, Elsie Larson y Emma Chapman, proponen dejarla en el suelo o en un rincón inesperado, como una chimenea o una mesa de centro. “Conseguirán que una habitación aburrida parezca divertida, ese es parte de su éxito”, explican vía Instagram. Un punto crucial es determinar la estancia. No es lo mismo un salón con actividad social que un dormitorio al que se va a descansar. En el segundo caso, se utilizará más a menudo por la noche, por lo que tendremos que incorporar un punto de luz artificial, como en la colorida propuesta de The Dive Motel, en Nashville (EE UU). Pero lo más importante de todo: tomarse un tiempo para sentarse y observar cómo cambia su mapa de luces. La música disco es opcional.

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Sobre la firma

Victoria Zárate
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 2016. Coordinó la web de Tentaciones y su sección de moda y estilo de vida hasta su cierre en 2018. Ahora colabora en Icon, Icon Design, S Moda y El Viajero. Trabajó en Glamour, Forbes y Tendencias y ha escrito en CN Traveler, AD, Harper's Bazaar, V Magazine (USA) o The New York Times T Magazine Spain.

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