-
La apertura del muro me pilló durmiendo, exhausta tras la mudanza. El 9 de noviembre estrené mi primer apartamento en Berlín Oeste. Había salido del otro lado, de Alemania del Este, en septiembre de 1989, medio año después de que (en la noche del 5 al 6 de febrero) los disparos acabaran con la vida de mi hijo Chris, de 20 años. […] Dos días después, junto a mi otro hijo Stephan, cruzamos a la avenida de Britzer en Treptow para ver el sitio exacto donde habían disparado a Chris y murió desangrado. El lugar, aquel día, no lo encontramos.
Karin Gueffroy Madre de Chris Gueffroy, último asesinado al cruzar el muro
-
Desde mi toma de posesión como secretario general de la SED el 18 de octubre de 1989, ya dijimos que necesitábamos una ley de viajes que permitiera a todo ciudadano de la RDA ir donde quisiera, cuando quisiera y las veces que quisiera.
Egon Krenz Secretario general del Partido Socialista Unificado (SED)
-
A las 12.00 comenzó en el Reichstag la reunión de una comisión extraordinaria. Durante la sesión se me acercó Jörg Rommerskirchen, secretario de Estado de Administración
Económica, y me dijo: ‘Un corresponsal occidental en Berlín del Este del que me fío me ha asegurado que el comité central discutirá hoy sobre una reglamentación de viajes’. No le pedí el nombre del periodista. Sólo le pregunté: ‘¿Realmente es fiable?’. ‘Sí, sí’, respondió. Günter Schabovski me había comunicado el 29 de octubre que se podría contar con la libertad de viajes antes de Navidades. (…) A mi lado estaba sentado el senador para transportes Horst Wagner. Le dije: ‘Llama al BVG [consorcio de transporte público] y avísales de que estén preparados por si hace falta que esta noche sigan rodando el metro y los autobuses”.
Walter Momper Alcalde de Berlín Oeste
-
La reunificación de Alemania siempre fue una meta que quería mantener viva. Aunque no sabía cuándo íbamos a alcanzarla. Si en el Debate sobre Estado de la Nación el 8 de noviembre en el Bundestag de una Alemania dividida me hubieran preguntado cuándo llegaría la reuni$ cación alemana, seguro que no habría contestado que la viviría durante mi mandato como canciller.
Helmut Kohl Canciller de la RFA
-
Durante la rueda de prensa, leí el papel rápidamente. Luego llegaron las preguntas: ¿A partir de cuándo será válido? Eché otro vistazo al papel, ya que nadie me había comentado esta cuestión. Leí de nuevo la primera frase: “De inmediato entra en vigor la siguiente regulación…”. No sabía nada de un plazo de espera; tenía delante de mí una resolución gubernamental, no una nota de prensa. Al parecer, la idea era que la primera noticia debía ser comunicada por los medios de comunicación después de las cuatro de la madrugada. Entonces se debía leer de inmediato. (...) Que en Berlín se llegara a vivir tanta euforia fue algo que no me había imaginado.
Günter Schabovski Miembro del Politburó de la SED
-
En la sede de la editorial Axel-Springer, en Kochstrasse, se acababan de entregar los Premios Volante Dorado a los mejores coches. Y ahora tocaba la parte social en el piso 18. En mi mesa estaban sentadas personalidades como el alcalde Walter Momper y el astronauta Reinhart Furrer. [...] Nuestro jefe de prensa pidió atención. Sería entre las 19.00 y 19.30. Con voz agitada dijo que el secretario del comité central de la SED, Günter Schabovski, había anunciado en una conferencia de prensa que el Politburó de la RDA había concedido la libertad general de viajes. […] Walter Momper nos miró emocionado, dejó los cubiertos de lado, se levantó y dijo: ‘Creo que ahora debo ir al Ayuntamiento'.
Friede Springer Editora
-
Ya en septiembre de 1988 le había advertido al ministro de Exteriores soviético que yo contaba con manifestaciones multitudinarias en la RDA durante el verano de 1989 y que quería expresarle mi deseo de que la Unión Soviética no enviara tropas contra nuestros conciudadanos alemanes, como lo había hecho en 1953.
Hans-Dietrich Genscher Ministro de Exteriores de la RFA
-
Era jueves. La agenda del Parlamento no tenía nada interesante para mí. Decidí irme a casa. La tele me sorprendió con imágenes irreales de gente sobre el muro… Willy Brandt me telefoneó: ‘Estás asombrado, ¿no?… Momper [alcalde de Berlín] nos ha invitado a ir mañana al anuncio oficial en el Ayuntamiento de Schöneberg’. En el avión camino de Berlín, Brandt apuntó ideas para su discurso, entre ellas aquella frase: ‘Ahora se une lo que ya era uno’.
Egon Bahr SPD, miembro del Parlamento de la RFA
-
En Rostock [Alemania del Este] se celebraban las Protestas de los lunes cada jueves, y también fue así el 9 de noviembre. […] Ese día se reunieron más de 40.000 personas… Estábamos recogiendo nuestras pancartas, debían de ser las once de la noche, y aún no sabíamos nada… Se me acercó un oficial de la Volkspolizei y me dijo: ‘Buenas noches, señor Gauck, tengo que comentarle algo… hemos escuchado algo en la radio… dicen que en Berlín han abierto el muro… Y eso no puede ser verdad, ¿no?’. Y yo le respondí: ‘No, con seguridad que no es verdad. Sigamos con lo nuestro: usted, con su trabajo de policía, y nosotros, con nuestras manifestaciones. Y luego ya veremos…
Joachim Gauck Activista del Neues Forum en Rostock
-
Estás loca’, dije a Georgia Tornow, redactora jefa del Taz. Pensé: ‘Qué más da, ahí está la frontera. Voy a comprobarlo’. Corrí hasta ahí. Pasé por al lado del primer oficial. Pero el segundo me detuvo: ‘¿Qué quiere? Aquí no se le ha perdido nada’. ‘La frontera está abierta y quiero cruzar ahora’, respondí. Un tercer oficial explicó: ‘Sólo para nuestra gente’. No había duda, Georgia estaba bien informada”.
Arno Widmann Redactor del diario ‘Taz’
-
Puerta de Brandeburgo, sobre las 21.15. Un equipo de televisión de la CNN. Pregunté: ‘¿Cuándo han llegado?’. ‘Esta mañana’. ‘¿Sabían?’. ‘No comment, madame’. (…) Entretanto los primeros se suben al muro, saludan con las manos, gritan. ‘Allí está llegando gente’. Los siguientes quieren subir, llevan dos botellas de cerveza. Yo: ‘Nada de botellas de cerveza, por favor. Algo de dignidad’. Y las botellas se quedaron abajo. Luego todo eso ya no importó. Un flujo degente se reunió en la Puerta de Brandeburgo. [...] Y comenzó otro flujo de Este a Oeste. Las dos corrientes se cruzaron. Una y otra vez se exclamaba: ‘¡Qué locura!’. Creo que ninguna noche de mi vida he besado tanto como aquella…
Hanna-Renate Laurien Senadora, CDU
-
Me trasladé con un compañero hasta el puente de Oberbaum, donde ya había movida. Aparcamos y de inmediato nos vimos rodeados por berlineses del Este. La mayoría quería saber cómo llegar a Ku’damm. Como era un poco difícil de explicar, les llevamos en coche patrulla hasta Tauentzien. No cumplimos las normas, pero es que aquella noche reinaba el estado de excepción.
Michael Volkwein Sargento de policía, Berlín Oeste
-
Sobre las 22.00, la Puerta de Brandeburgo empezó a llenarse. (…) Sentí una mezcla entre alegría y miedo. Queríamos aportar nuestro grano de arena para cambiar la RDA y decirle a la gente del Este: ‘Nosotros también seguimos aquí y queremos ayudaros’. Lo hicimos ocupando el muro y cantando: ‘El muro tiene que caer…
Conny Hanschmann Estudiante y educadora
-
Fui testigo de reencuentros entre personas del Este y el Oeste que no se habían visto en años. Era como una gran fiesta familiar.
Ursula Ganzevoort Esteticista. Berlín Este
-
Aquella noche escribí los titulares más hermosos de mi vida como periodista: ‘El muro desapareció. Berlín vuelve a ser Berlín. Desde ahora mismo, todo el mundo puede cruzar. Alemania llora de alegría’. Así rezaba la primera página del BZ.
Wilhelm Pannier Redactor jefe de ‘Bild Zeitung’
-
Lo que sucedió en la noche del 9 al 10 de noviembre lo supe a la mañana siguiente a través de los informes del embajador. Le pregunté qué medidas iban a adoptar los dirigentes de la RDA. (...) Me comunicó que habían abierto todos los pasos fronterizos del muro. Le dije que habían actuado correctamente y le pedí que lo comunicara así”.
Mijaíl Gorbachov Secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética
-
El 10 de noviembre me envió Gorbachov un telegrama de tono preocupante. Podía entender que estuviera inquieto”.
George Bush Presidente de Estados Unidos
-
Me lo perdí. Estaba en Australia (…). Mi oficina de Berlín me envió por fax dos fotos: en una se veía a gente bailando sobre el muro, y en la otra, un joven le daba con un martillo. Miré las fotos con lágrimas en los ojos. Tenía morriña.
Wim Wenders Director de cine