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George Rochegrosse, Parsifal y las muchachas flores, 1896
Museo de Orsay, París.
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Franz Hanfstaengl Wagner. 'Wagner, 1876'
Biblioteca Nacional Francia
La iconografía del compositor tuvo numerosas representaciones desde
sus primeros años hasta su muerte. Entre los artistas más destacados se encuentran fotógrafos como Nadar, Pierson (Paris), Franz Hanfstaengl (Munich) a pintores como Friedrich Pecht, amigo de juventud de su primera etapa parisina, (que lo representó en su madurez junto al retrato del rey Luis II, mecenas del músico), a Franz von Lembach retratista oficial de la corte muniquesa que lo plasmó con su característica boina de terciopelo, a las lecturas del español Egusquiza, quien realizó dos esculturas y un grabado que se convirtió en el modelo después de la muerte de Wagner en 1883,
o el francés Auguste Renoir.
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Bayreuth: el nuevo Grand Tour
Inauguración del Festival de Bayreuth, 1876 en un grabado de la época.
La apertura fue todo un acontecimiento, intelectuales, aristócratas y políticos de todo el mundo acudieron a la llamada de Wagner para la inauguración de su teatro y el estreno del ciclo completo de El anillo del nibelungo. Bayreuth se convirtió en centro de peregrinaje habitual cada verano de una intelectualidad que asistía a la puesta en escena de los dramas wagnerianos en el teatro construido ex profeso bajo las indicaciones de Wagner y el patrocinio del rey Luis II de Baviera.
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W. Beckmann, 'Wagner en Villa Wahnfried', 1880. Museo de Lucerna
Wagner explicando Parsifal. En la villa Wahnfried, primera residencia propia del compositor, costeada por Luis II de Baviera. El músico comenta aspectos sobre la última de sus obras, Parsifal, estrenada en 1882 en el Festival de Bayreuth. En la composición se pueden ver, tras Cósima, varios bocetos apilados de Paul von Joukowsky con el templo del Grial, a Franz Liszt con la partitura en su mano y a Hans von Wolzogen, el director de las Bayreuther Blätter observando atentamente los apuntes ofrecidos por Wagner.
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Postales de Bayreuth, Legado Joaquim Pena Biblioteca de Cataluña, Barcelona
Las escenografías del estreno de El anillo del nibelungo fueron diseñadas por el escenógrafo vienés Josef Hoffmann, en un estilo realista en los que el paisaje era el principal protagonista. En la imagen, dos postales de El oro del Rin y La Walkyria.
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Henri Fantin-Latour, 'Los wagneristas', 1885. Museo de Orsay, París
El segundo de los viajes a París de Wagner en 1861 supuso un reconocimiento entre la intelectualidad francesa. Músicos, poetas y artistas se rindieron ante la fuerza evocadora de su música y las teorías artísticas escritas por el músico alemán unos años antes. Charles Baudelaire, Stéphane Mallarmé, Eugene Delacroix, Fantin-Latour, Sâr Péladan, Egusquiza, Judith Gautier, Edouard Dujardin y un largo etcétera contribuyeron a la creciente fiebre wagneriana y su vinculación con el simbolismo francés.
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Revue Wagnérienne, 1885-1888
Revista dedicada a la difusión del wagnerismo en Francia. Colaboraron artistas como Odilon Redon, Fantin-Latour, Egusquiza o Jacques Emile Blanche. En ella también escribieron sus impresiones el poeta Mallarmé
o Paul Valéry. En la imagen una litografía de Odilon Redon, Brünnhilde,
agosto 1885.
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Salvador Dalí,
'Tristan fou', 1938-39. Salvador Dalí Museum
El interés de los artistas por la obra wagneriana fue vigente en todo el siglo XX, especialmente para los surrealistas. Recordemos la utilización de fragmentos del Tristán e Isolda en la película de Luis Buñuel y Salvador Dalí Un chien andalou (Un perro andaluz) (1929). Más tarde, Salvador Dalí trabajaría la temática wagneriana en el ballet Tristan fou y Luis Buñuel continuaría trabajando con la música wagneriana en una de sus grandes películas de su etapa mexicana.Abismos de pasión (1953).
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Representaciones arriesgadas
Imagen de la particular versión de Bill Viola, Tristan's Project,
realizada en la Ópera de la Bastilla, París, en 2000.
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Patrice Chéreau y Daniel Barenboim
Una escena de la producción de Tristán e Isolda, realizada por Patrice Chéreau y Daniel Barenboim, en el Teatro de la Scala, Milán, en 2008.
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Carlus Padrissa, uno de los principales creadores de La Fura dels Baus, produjo una adaptación del El anillo del nibelungo, representado en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, en 2009.
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Aubrey Beardsley, Venus de La historia de Venus y Tannhäuser, 1894.
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Manuel Villegas Brieva, Lohengrin, 1897. Colección particular, Barcelona.
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Gabriel Von Max, Isolde, 1894. Colección particular.
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Rogelio de Egusquiza, Tristán e Isolda (1910). Museo de Bellas Artes
de Bilbao.
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Rogelio de Egusquiza, bocetos Das Rheingold, 1896, Biblioteca Nacional
de Madrid.
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Dibujo de La Walkyria de 1901 de José Arija. Colección particular.
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Jean Delville, Parsifal, 1894. Colección particular.
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George Rochegrosse, Parsifal y las muchachas flores, 1896
Museo de Orsay, París.
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Franz Hanfstaengl Wagner. 'Wagner, 1876'
Biblioteca Nacional Francia
La iconografía del compositor tuvo numerosas representaciones desde
sus primeros años hasta su muerte. Entre los artistas más destacados se encuentran fotógrafos como Nadar, Pierson (Paris), Franz Hanfstaengl (Munich) a pintores como Friedrich Pecht, amigo de juventud de su primera etapa parisina, (que lo representó en su madurez junto al retrato del rey Luis II, mecenas del músico), a Franz von Lembach retratista oficial de la corte muniquesa que lo plasmó con su característica boina de terciopelo, a las lecturas del español Egusquiza, quien realizó dos esculturas y un grabado que se convirtió en el modelo después de la muerte de Wagner en 1883,
o el francés Auguste Renoir.