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Ayuso pone en la diana a los sanitarios por el caos en la reapertura de las urgencias extrahospitalarias de Madrid

El Ejecutivo madrileño evita asumir responsabilidades, envía a la inspección el 60% de bajas de profesionales y la presidenta acusa a la oposición de alentar un boicot

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, visita el nuevo Centro Quirúrgico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, este miércoles.Foto: LUIS MILLAN (EFE) | Vídeo: EPV
Juan José Mateo

El séquito que este miércoles espera a las puertas del hospital Gregorio Marañón a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se topa con una incomodidad inesperada. Dos ancianos avistan a la líder conservadora, y se ponen a gritar. “¡Sanidad Pública! ¡Y médicos en las urgencias extrahospitalarias, que en Rivas no hay!”, reclaman. Un hombre interpone su cuerpo entre los ciudadanos y la presidenta y dicta sentencia con voz carrasposa: “¿De Rivas venís? Pues ya sabemos por qué venís”, dice, como estableciendo una conexión entre las protestas y que ese municipio esté gobernado por IU. Es un argumento premonitorio. Tras seis días de caos, tensión y desesperación en la reapertura de centros de urgencias extrahospitalarias, que fueron cerrados hace dos años, Ayuso reduce a una movilización de carácter político las protestas laborales de los profesionales por la falta de personal, los cambios de turnos y centro anunciados de madrugada, y la reformulación de toda su jornada de trabajo con preavisos de apenas unas horas.

“Lo que nadie entiende es que haya habido un 60% de bajas sobrevenidas”, dice la presidenta de la Comunidad de Madrid durante una rueda de prensa en el nuevo bloque quirúrgico del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. “Nadie entendió lo que ocurrió durante las fechas más importantes de la pandemia, cuando se boicoteó un hospital público como el Isabel Zendal con pacientes dentro, y nadie entenderá que los mismos políticos estén ahora mismo llamando a huelgas o boicots, que como digo a quien perjudica directamente es al paciente y al ciudadano”, argumenta. “Les pido que tengan más responsabilidad”, reclama. Y remata: “Es evidente que hay una inmensa mayoría de los profesionales sanitarios que quieren seguir trabajando con total normalidad y que hay una parte política que intenta boicotearlo todo. [Esta parte política] no quiere que la sanidad pública avance”.

Sin embargo, las quejas de los profesionales no representan a una minoría ruidosa. Así, el sindicato de médicos (Amyts) sigue luchando para conseguir que vuelvan a sus puestos todos los profesionales que antes de la pandemia atendían a los pacientes que acudían a las urgencias de 78 centros de salud (41 Servicios de Atención Rural (SAR) y los 37 Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP).

Además, prácticamente al mismo tiempo que Ayuso reconocía la labor de los sanitarios, el portavoz de su Gobierno, Enrique Ossorio, ha anunciado que el Ejecutivo ha llevado a la inspección laboral los expedientes que han justificado el 60% de bajas de los profesionales, dando por hecho que todas son bajas por enfermedad, cuando muchas son renuncias al puesto de trabajo por incompatibilidad.

“Todas estas incapacidades temporales han sido derivadas a las autoridades correspondientes en inspección sanitaria para que se proceda a su revisión”, ha dicho el portavoz gubernamental, Enrique Ossorio, evitando usar la palabra “boicot”, pues se le entiende perfectamente sin que lo haga. “Si las bajas normales, habituales, son del 10%, [y ahora] del 60%, y se comunican con muy poco tiempo para poder reaccionar, todos podemos valorar de qué estamos hablando, no hace falta que yo lo diga. Que cada uno ponga el adjetivo o el sustantivo que considere oportuno”.

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Las urgencias extrahospitalarias volvieron a funcionar el pasado jueves. Fue un desastre. Como la reorganización decidida por el Gobierno implica cambios de centro y horarios, al menos 30 sanitarios renunciaron a su puesto de trabajo antes de la reapertura, porque hasta ese momento realizaban horarios específicos para conciliar con sus situaciones personales y no podían asumir ese cambio de condiciones de un día para otro. Además, muchos profesionales comenzaron a recibir de madrugada los correos electrónicos en los que se les notificaban los nuevos destinos y horarios. Algunos, a las cuatro de la madrugada. Como consecuencia, la Consejería de Sanidad contabilizó más de un 40% de bajas entre el personal sanitario que se tenía que incorporar a los 78 Centros Sanitarios 24 horas. En el caso de los médicos, las ausencias alcanzaron un 60%.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el centro, junto al consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero (a la derecha) y un grupo de altos cargos sanitarios, visitan el hospital Gregorio Marañón.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el centro, junto al consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero (a la derecha) y un grupo de altos cargos sanitarios, visitan el hospital Gregorio Marañón. Luis Millan (EFE)

Condena de la agresión

La situación no ha mejorado con el paso de los días. Una doctora fue agredida por un paciente en Guadarrama, lo que Ayuso ha condenado este miércoles, para luego afirmar que no tiene nada que ver con la reorganización del servicio que ha activado su Gobierno. ”Mezclamos [las dos cosas] por el orden de los hechos”, ha dicho. Y durante la noche de Halloween, 26 de los 80 Centros Sanitarios 24 horas de la Comunidad de Madrid funcionaron sin un médico en el dispositivo, y 12 de ellos ni siquiera pudieron abrir. Datos que han provocado las protestas de la oposición de izquierdas en la Asamblea de Madrid.

“Chapuza, caos y cobardía. Son las palabras que resumen perfectamente el plan de reapertura”, ha lamentado Mónica García, la portavoz de Más Madrid, durante la rueda de prensa posterior a la reunión de la junta de portavoces en la Asamblea. “La chapuza: a alguien se le ocurrió que se podían abrir 80 puestos con el personal de 40″, ha empezado a enumerar. “Como consecuencia de la chapuza, el caos: un 15% de estos centros han estado cerrados durante el último día de este puente, un 50% no ha tenido médico, un 25% celador, y un 20% enfermera”, ha detallado. “Y la cobardía: al PP no se le ocurre otra cosa que echarle la culpa a los profesionales, acusándoles de vagos”.

“El PP señala con dedo inquisidor a los sanitarios”, se ha quejado Juan Lobato, del PSOE. “El balance es el que anunciamos: es una muerte anunciada de la atención primaria y las urgencias en muchísimos municipios de la Comunidad”, ha continuado. “Ayuso entró con 80 centros de urgencias, cerró 40, despidió a 6.000 sanitarios y ahora quiere reabrir 80 con la mitad de personal, lo que matemáticamente es imposible”, ha seguido. “Las consecuencias son muy graves: por primera vez en la historia, millones de madrileños han estado este fin de semana sin urgencias en sus barrios”.

“Esta reapertura de los servicios de urgencias es una auténtica chapuza histórica”, ha dicho Alejandra Jacinto, de Podemos. “Lo que debería hacer Ayuso es pedir perdón a los sanitarios y sanitarias, y reabrir los centros en condiciones, lo cual pasa por incrementar la plantilla y mejorar las condiciones laborales de los sanitarios”.

La presidenta, por su parte, ha evitado criticar a los profesionales. Incluso les ha alabado. Pero de su argumentación cabe deducir a quién culpa del desastre de la reapertura. Y no es a nadie de su Gobierno.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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