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Alarma en el Metro de Madrid: las vías se hunden 20 milímetros en solo tres meses en San Fernando de Henares

El Gobierno regional invierte 10 millones de euros en intentar consolidar un máximo de 10.000 metros cuadrados en el municipio, donde hay más de 400 edificios afectados y cientos de personas han sido desalojadas de sus casas por los desperfectos

Juan José Mateo
Metro San Fernando de Henares
Manifestación celebrada en septiembre en San Fernando de Henares por los problemas de la Línea 7B del Metro.Marina de la Cruz (EFE)

Un tramo de las vías de la línea 7B de Metro, que recorren el municipio madrileño de San Fernando de Henares (40.000 habitantes), se hundió una media de entre 15 y 20 milímetros entre junio y agosto, sin que existiera ningún signo de estabilización, según un informe encargado por la Comunidad de Madrid al que ha accedido EL PAÍS. Lo mismo, se añade en el documento, ocurrió en el túnel que las acoge, “que ha bajado entre 20 y 25 milímetros”. Es el último ejemplo del caos creado en esta zona del sureste de la región por una infraestructura que ha causado el desalojo de cientos de personas, y el derribo de 27 viviendas, por la misma razón que ahora mismo está cerrada a la circulación de los trenes: la construcción de la línea, en 2007, facilitó que el agua subterránea entrara en contacto con sal, disolviendo el terreno, y provocando hundimientos constantes. Como consecuencia, la línea 7B lleva nueve cierres en 15 años, las casas de la zona están llenas de grietas que las hacen inhabitables, y el Ayuntamiento de la localidad, gobernado por el PSOE, advierte de que el problema afecta ya a 15 calles y más de 400 edificios.

“De la auscultación dinámica que realizamos de la infraestructura se advierte un descenso de la vía que lleva a la colocación de limitaciones temporales de velocidad y, por tanto, a que el tren circule más despacio”, admite un portavoz gubernamental. “Siempre en las máximas condiciones de seguridad”, subraya este interlocutor, que recuerda que en estos momentos ese tramo está cerrado al paso de trenes.

Para volver a la normalidad, y que los trenes vuelvan a circular a plena velocidad, la Comunidad acaba de contratar por más de 10 millones de euros los trabajos para consolidar entre 5.000 y 10.000 metros cuadrados de terreno inyectando mortero y lechada de cemento. Tras ello, aseguran en el Ejecutivo, la línea se reabrirá. Pero nadie se llama a engaño. La situación es algo más que complicada.

“Dado el grave peligro a personas y a bienes que representa el movimiento y hundimiento del terreno y por consiguiente de las edificaciones y de la infraestructura de metro, el propio subsuelo debe ser corregido mediante estas actuaciones”, se lee en la documentación administrativa que acompaña al contrato de las obras. “Por todo ello, se considera necesario la realización con carácter de emergencia de las obras de consolidación y/o estabilización del terreno en una superficie de entre 5001 y 10.000 m2 afectado por la línea 7b de metro de Madrid que elimine el grave peligro a personas y a bienes”.

Todo empieza con unas elecciones. A las puertas de las de 2007, Esperanza Aguirre, entonces presidenta regional en busca de la reelección, decide construir un hospital con su correspondiente estación de metro. Para eso hay que cambiar el proyecto original, ampliar el recorrido y añadir estaciones. Un error, según se descubre un decenio después, porque las obras del túnel del metro facilitan la entrada del agua en el subsuelo. El líquido contacta así con terrenos solubles, altera su solidez y afecta a los cimientos de los edificios cercanos.

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“El pozo de bombeo citado está evacuando unos 1000 m3 de agua al día, en una zona donde se ha probado la presencia de terrenos con sales de alta solubilidad”, se lee en un informe de septiembre encargado por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. “Se ha detectado bajo el túnel de la Línea 7 en las proximidades del pozo la presencia de huecos o zonas muy blandas, que son consecuencia de la disolución de las sales del sustrato”, se añade. “De igual manera se han detectado (y actualmente se están haciendo estudios que lo corroboran) la presencia de huecos y zonas blandas en las zonas próximas al pozo, en el área formada por las calles Presa, Ventura Argumosa, Nazario Calonge y Rafael Alberti y también en el Complejo Educativo de San Fernando de Henares”, se detalla. “Como consecuencia de esos huecos se han detectado movimientos en el terreno a diferentes profundidades, que se transmiten a la superficie, afectando a parte de las viviendas de la zona”.

Desde septiembre de 2021, han sido desalojadas 72 familias, derribadas 27 viviendas, y vaciadas 85, según cifras de la Comunidad. Sin embargo, el Ayuntamiento describe una realidad más dramática: 15 calles afectadas, más de 400 edificios con grietas, y cientos de vecinos que temen que el invisible problema que se extiende en las entrañas de su municipio acabe por carcomer sus proyectos vitales, igual que carcome los cimientos de los edificios y el metro.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el pasado  lunes junto al consejero de Transportes, David Pérez.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el pasado lunes junto al consejero de Transportes, David Pérez.Eduardo Parra (Europa Press)

Porque el metro se hunde, según un informe encargado por el Gobierno regional. “Las vías de la Línea de metro, tanto vía 1 como vía 2, han experimentado en el periodo junio agosto de 2022 un descenso de hasta 15-20 mm en el intervalo 2+900 a 2+940 siendo máximo en el 2+920. En las medidas tomadas, no se observan signos de estabilización”, se lee en el documento. “En el túnel, en el mismo periodo e intervalo, se ha comprobado que ha bajado entre 20 y 25 mm, modificando además la sección del túnel. No se observan síntomas de estabilización”, se detalla. Y se advierte: “En el terreno, tanto en superficie como en profundidad, se observa una velocidad constante en el desarrollo de los asientos del orden de 20-40 mm/mes, sin síntomas de estabilización”.

Para frenar ese descenso no se sabe a dónde, la Comunidad invertirá ahora 10 millones en inyecciones para consolidar el terreno con un operativo que durará siete meses. Hasta este momento, ya había invertido más de 30 sin resultados eficaces. En paralelo, se multiplican dramas vitales, los de las familias que han tenido que abandonar sus hogares, sin saber si algún día podrán volver a habitarlos.

“Esta es la primera preocupación del gobierno”, dijo el lunes el consejero de Transportes, David Pérez, durante un desayuno informativo organizado por Europa Press. “Estamos intentando hacer las cosas lo mejor posible”, añadió. “Hasta que esas familias no estén bien y no hayan podido reconstruir su vida, nosotros no vamos a estar tranquilos y si lo estuviéramos, seríamos unos desalmados, que no somos”.

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Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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