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Trabajadores de la radio y televisión de Galicia hacen huelga contra el “clima laboral irrespirable”

El Comité Intercentros de la compañía pública denuncia “manipulación” y “represalias” contra los periodistas e inicia un calendario de paros hasta que la dirección ponga fin a los “abusos”

Trabajadores de CRTVG durante uno de los "viernes negros" que convocan para protestar contra las "represalias" y la censura política.
Trabajadores de CRTVG durante uno de los "viernes negros" que convocan para protestar contra las "represalias" y la censura política.

“Tanto en la tele como en la radio están cayendo programas desde primera hora de la mañana”, informa un representante del Comité Intercentros de la Compañía de Radio Televisión de Galicia (CRTVG). La primera jornada de huelga del plan de protestas aprobado en febrero por la plantilla de los medios autonómicos hizo este lunes que se esfumasen de las programaciones de TVG, G2 y Radio Galega espacios como A Revista, ZigZag o Diario Cultural, y hasta los deportes (Ao Contrataque) y el tiempo en el caso de la radio. Los agujeros negros —porque el negro es el color de las protestas en la compañía de logotipo azul— de la parrilla televisiva fueron tapados sobre la marcha con reposiciones de otros programas fuera de su horario habitual. Mientras que los grandes silencios radiofónicos (dentro de programas que sí salieron adelante) se llenaron como se pudo con material ya emitido: como un largo podcast sobre la realeza española y griega, otro sobre el síndrome de Estocolmo o un sempiterno espacio enlatado de canciones para la nostalgia que acostumbra cubrir huecos en vacaciones. Faltaron varios de los presentadores, reporteros y locutores más conocidos para el público, y entre espacios habituales y comodines de relleno se intercalaron avisos: “La programación habitual está siendo afectada por una convocatoria de huelga”.

“Estamos muy satisfechos con la participación”, celebra Raquel Lema, portavoz del comité. El pasado 22 de febrero, las asambleas de personal del medio público gallego aprobaron secundar una huelga por “el tiempo necesario” para “recuperar derechos y libertades”. Al día siguiente, a través de una nota, el comité anunciaba que el primer paro de 24 horas sería el 6 de marzo. Además, el comunicado avanzaba una “intensificación de las movilizaciones” que ya tienen lugar desde hace años, y que estas acciones serían “contundentes” y “sostenidas” en el tiempo “hasta conseguir acuerdos que reviertan un clima laboral irrespirable e insoportable”. La última manifestación multitudinaria de trabajadores de la CRTVG recorrió las calles de Santiago de Compostela el pasado 6 de noviembre, y dentro de la sede principal de la compañía se suceden desde hace años los “venres negros”, las concentraciones de protesta de los viernes convocadas por la plataforma Defende a Galega, que ya suman 250. Todo esto, según describe el comité, tiene como objetivo “reclamar el cese de los abusos y restablecer un clima laboral respetuoso con los derechos” de la plantilla.

El comité también exige que se “erradique el trato degradante, despótico, que personas con superioridad jerárquica y funcional infligen” a sus subordinados; que se “realice sin demora el estudio psicosocial acordado en el Comité de Seguridad y Salud Laboral” y que se “reponga en sus medios de origen al personal que fue trasladado como castigo”. Estas represalias contra trabajadores se repiten, según los representantes de la plantilla, desde hace tiempo en el ente público que dirige desde 2009 Alfonso Sánchez Izquierdo, y consisten en cambios “forzosos” de empleados “de la radio a internet o la televisión” o “de la televisión a la radio”.

Los últimos afectados por esos “castigos”, según los portavoces designados por la plantilla, son cuatro empleados que no se plegaron ante la exigencia de “manipulación” de informaciones. Estos traslados se notificaron a los perjudicados el 19 de febrero, y entre ellos se produjo la mudanza, de la radio a la televisión, de un compañero que pretendía abrir una información sobre la subida del IPC dando primero el dato de Galicia, un porcentaje peor que el del conjunto de España. Según denuncia Lema, él “se negaba” a hacer lo que le obligaban, empezar con la cifra de España y esconder la de Galicia. Las personas afectadas por los cambios de función en el ente llevaban muchos años en sus destinos. Según la portavoz del Comité Intercentros, son casos de trabajadores que “pueden llevar 25 años haciendo radio y de pronto los ponen en la tele, editando vídeos con programas informáticos de muy difícil aprendizaje”. El pasado verano, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia hacía firme la condena a la CRTVG por sancionar (sin empleo ni sueldo durante nueve días) en 2018 a un periodista que participaba en los viernes negros.

Manifestación 'Defende a Galega' convocada por distintos colectivos sociales y la plataforma de trabajadores de la CRTVG, en la Praza de Praterías de Santiago de Compostela el año pasado.
Manifestación 'Defende a Galega' convocada por distintos colectivos sociales y la plataforma de trabajadores de la CRTVG, en la Praza de Praterías de Santiago de Compostela el año pasado.ÓSCAR CORRAL

Aparte de en flagrantes ausencias de espacios y personal a lo largo de todo el día, la huelga se ha dejado sentir en el caso de la televisión en la falta de grafismos y cambios de cámara durante, por ejemplo, el tiempo y los informativos, que se realizaron con un solo plano. Las asambleas han votado a favor de “intensificar la duración de los paros progresivamente” hasta que la dirección llegue a acuerdos para que los trabajadores de la CRTVG “recuperen parte de los derechos y libertades que les fueron quitando”. El contexto laboral está “absolutamente deteriorado por años y años de manipulación informativa, precariedad, marginación profesional y desmantelamiento de la estructura y de la capacidad productiva propia de la corporación pública”, describe el Comité Intercentros.

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La dirección de la CRTVG ha destacado ya por la tarde que la huelga no había sido convocada “por todas las fuerzas sindicales con representación” y que no hubo servicios mínimos abusivos como se denunció, ya que “fueron exactamente los mismos que en anteriores convocatorias”. La compañía cifra el seguimiento, “una vez computados los turnos de mañana y tarde, tanto en San Marcos [sede principal] como en las delegaciones”, en un 27,7%. “El 72,3% del personal no secundó la huelga”, asegura la empresa pública. El Comité Intercentros dice que estos datos “son falsos”: “Están mintiendo”, porque se cuentan entre los que no hacen huelga a un número “importantísimo” de trabajadores “con incapacidad temporal o bajas médicas” y otros con “permisos retribuidos, asuntos propios, maternidades o paternidades”.

Consolidación del personal

“La CRTVG quiere expresar de nuevo el respeto por el derecho de convocar una huelga que detenta la parte social, al mismo tiempo que pide respeto también para el más del 70% del personal que no la secunda”, valora la dirección por escrito a la consulta de este periódico. Y añade a continuación: “Cabe recordar que la parte mayoritaria del comité de empresa que convoca esta huelga se negó a cumplir con el mandato de la asamblea de trabajadores el pasado mes de abril, votado a favor por el 95% de la asamblea, y que suponía la consolidación del 100% del cuadro de personal. Dicho proceso de consolidación (OPE) está ahora paralizado precisamente por recursos de la parte social”.

Además de la “manipulación” y las “represalias”, los representantes de la plantilla, formada por unos 900 profesionales, critican la “falta de proyecto de medios públicos y de perspectiva de país” del equipo directivo, una situación heredada de tiempos de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta y sostenida por su sucesor al frente del Gobierno y del PP gallego, Alfonso Rueda. El pasado enero, ante la propuesta de Feijóo en Madrid de despolitizar RTVE, el nuevo presidente gallego declaró que apoyaba la sugerencia de su líder, pero añadió que Galicia no lo necesitaba, porque desde su punto de vista la CRTVG no está politizada.

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