Euskadi, un bálsamo para La Moncloa tras el varapalo gallego
El resultado del PSE muestra que hay muchas realidades en España, con los ojos ya puestos en Cataluña
La noche de las elecciones gallegas, el PP salió eufórico a decir que el cambio de ciclo era imparable. Pedro Sánchez trató de frenar el golpe, que fue muy duro: “Vamos a esperar a las vascas y las catalanas”, insistió. La siguiente noche electoral, la de las vascas, ha sido un auténtico bálsamo para el PSOE, mayor incluso de lo esperado. Sube dos escaños, frente al retroceso brutal de Galicia, y no se ha visto arrollado por Bildu, como le pasó al PSdeG con el BNG. Además, el resultado muestra a las claras que hay “muchas Españas”, como señalan en La Moncloa.
La calma que ha transmitido la política vasca en estas semanas, lejos de la tensión que se respira en Madrid, es justo lo que Sánchez necesita para consolidar la legislatura y despejar esa idea que instala la oposición de que está a punto de caer. Las catalanas, confían en La Moncloa, terminarán de refrendar esa idea de que España es un país muy complejo donde no se pueden sacar conclusiones rápidas.
El resultado del PNV y EH Bildu también es bueno para la estabilidad del Ejecutivo, lo que más preocupa en La Moncloa. El PNV se ha salvado por los pelos y sale reforzado de la noche, lo que más deseaba Pedro Sánchez, que siempre defiende su “alianza estratégica” con los nacionalistas. Ese pacto de hierro se consolida y los nacionalistas seguirán atados a él, en Euskadi y en Madrid. Bildu no es un problema para el Gobierno, porque su apuesta de apoyo a Sánchez es de fondo y no dependía de lo que pasara en Euskadi, pero es que además se ha quedado sin argumentos para reclamar un apoyo del PSE: no ganó. Por si esto fuera poco, el PP sigue siendo irrelevante en Euskadi, y eso también es importante para el Gobierno, porque no hay ningún incentivo para un acercamiento PP-PNV.
Lo más complicado para el Ejecutivo es la situación del espacio a la izquierda del PSOE. Sumar le ganó la batalla por poco a Podemos, en una tierra donde los de Ione Belarra tenían mucha más implantación que el grupo de Yolanda Díaz, y logró un escaño. Eso es un alivio para la coalición, porque al contrario habría sido un golpe duro. Pero la debilidad territorial de ese espacio se consolida y deja en evidencia que la división, que ya fue desastrosa en las elecciones municipales y autonómicas de 2023, hunde a la izquierda. En las generales de 2023, la candidatura unitaria de Sumar, con Podemos dentro y Yolanda Díaz como gran marca, llegó al 11%. Ahora, entre los dos no han llegado al 6%, con Sumar un punto por encima del grupo de Ione Belarra.
Los socialistas, pese a su debilidad en varios territorios, están demostrando que en Euskadi y Cataluña, dos feudos históricos, siguen teniendo una gran resistencia. Sumar, por el contrario, no logra consolidarse en territorios difíciles, mientras Podemos no frena su hundimiento hacia la irrelevancia. Ahora vienen las catalanas, también buenas para el PSC pero con un gran riesgo de aumentar la inestabilidad del Gobierno, en función del resultado de Junts y ERC. Y después las europeas, donde el PP aspira a dar la campanada. Pero de momento, el PSOE, que en los últimos años ha tenido pocas buenas noches electorales, va a disfrutar una que le beneficia desde muchos puntos de vista, aunque demuestra una debilidad a su izquierda que es decisiva para el futuro.
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