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Una tarde con Monasterio y García-Gallardo: “Solo con un Vox fuerte, Ayuso hablará de cosas que antes no hablaba”

La extrema derecha describe a un PP timorato frente a la izquierda para encontrar su sitio en unas elecciones marcadas por el tirón de la aspirante conservadora

Juan José Mateo
La candidata de VOX a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, la presidenta del Club siglo XXI, Paloma Segrelles, y el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, durante un coloquio del Club Siglo XXI en el Hotel Eurobuilding.
La candidata de VOX a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, la presidenta del Club siglo XXI, Paloma Segrelles, y el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, durante un coloquio del Club Siglo XXI en el Hotel Eurobuilding.Alberto Ortega (Europa Press)

—Pues va de culo.

Las cuatro palabras, lanzadas desde el público, se escuchan alto y claro este lunes contra las paredes del Club Siglo XXI cuando a Rocío Monasterio, la líder regional de Vox, le recuerdan que Isabel Díaz Ayuso, la aspirante del PP, intentará convencer a sus votantes durante la campaña del 28M. “Le pedimos que respete a nuestros votantes”, replica la interpelada, que fotografía a su partido como garantía de ruptura de los consensos alcanzados alrededor del feminismo, la igualdad, los migrantes o el cambio climático. “Solo con un Vox fuerte la señora Ayuso se atreverá a hablar de cosas de las que antes no se hablaba y que nunca se han hablado”, añade la líder de la extrema derecha, que se pasa toda la tarde hablando de la presidenta de la Comunidad de Madrid como se habla de las cosas incómodas, fastidiosas y molestas: casi siempre sin nombrarla.

Porque Isabel Díaz Ayuso no está en la sala, pero Isabel Díaz Ayuso está presente. Lo está cuando Monasterio recuerda que hay una política que se ha hecho una foto con “la embajadora del asesino Maduro”, y todo el mundo sabe que se refiere a la presidenta regional, que lo hizo en la ceremonia del Dos de Mayo. Lo está cuando Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, encargado de presentar a la conferenciante, describe a su compañera de partido por oposición (“No es el producto de marketing de ningún experto en campañas electorales”, dice en referencia velada al jefe de gabinete de la líder conservadora, Miguel Ángel Rodríguez). Y lo está cuando ambos alertan contra los gobiernos monocolor del PP, y los describen como timoratos frente a la izquierda, y necesitados del impulso de Vox. Porque Vox sabe que las encuestas le dan mayoría absoluta a Díaz Ayuso, y busca su sitio en las elecciones del 28M.

Todo empieza frente a un Lexus descapotable valorado en más de 160.000 euros. El coche llama la atención de los organizadores mientras se hacen la foto de familia en las escaleras del hotel en el que está convocado el encuentro. “Espectacular”, se escucha, mientras Monasterio y García-Gallardo, que es el cargo institucional más importante de Vox, se dirigen a una sala abarrotada que estalla en aplausos espontáneos una única vez ante una promesa electoral para Madrid.

—¿Qué copiaría usted de lo que está haciendo el señor García-Gallardo en Castilla y León?, le preguntan a Monasterio.

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—La que hay que hacer segurísimo en Madrid es eliminar a los sindicatos las subvenciones, esa tengo que confesar que es mi preferida. Es una medida que le voy a copiar en el primer minuto. ¡22 millones de euros todos los años a los sindicatos de la hoz y el martillo!

Da igual que a García-Gallardo le haya perseguido la polémica desde que accedió a la vicepresidencia autonómica de Castilla y León, donde Vox ha formado con el PP su primer Gobierno autonómico. Porque Monasterio le defiende y alaba, y le pone como ejemplo, aun sabiendo que este abogado de 32 años se estrenó en el pleno de las Cortes, el 24 de mayo de 2022, replicando así a Noelia Frutos, una diputada discapacitada del PSOE que va en silla de ruedas: “No la voy a tratar con ninguna condescendencia. Le voy a responder a sus faltas de respeto como si fuera una persona como todas las demás”. O que en septiembre llamó “imbécil” desde su escaño al diputado de Ciudadanos y exvicepresidente autonómico Francisco Igea. Que en octubre, también en un pleno, tachó de “banda criminal” al PSOE en bloque. Y que en enero presentó una serie de medidas antiabortistas que descolocaron al PP.

La ovación tapa todo eso, gusta mucho entre el público lo de “la hoz y el martillo”, y también tiene éxito el concepto de “la izquierda caviar”, porque toda la tarde gira alrededor del argumentario de Vox: se invoca el supuesto peligro comunista, se afea la presunta blandura del PP, se alerta de los peligros de los menores extranjeros no acompañados, y se critica a Díaz Ayuso.

“No queremos gobiernos que llegan para quitar a la izquierda para mantener las políticas de la izquierda, como pasó con [Mariano] Rajoy después de [José Luis Rodríguez] Zapatero”, espeta Monasterio para establecer un paralelismo con Díaz Ayuso y su Ejecutivo, que ha mantenido la ley trans de la región aunque se haya mostrado abierta a eliminarla. “¿Qué leyes derogó [Rajoy]?”, se pregunta la aspirante de Vox. “No queremos que esto se repita. Y para eso Vox tiene que estar en los Gobiernos”.

Porque Vox lleva cuatro años apoyando al PP en Madrid sin entrar en el Gobierno. Y ahora quiere hacerlo. Pero resulta que Díaz Ayuso no quiere (”sería nefasto”, dijo en marzo). Y que además las encuestas avanzan que el PP no lo necesitará, y podrá gobernar en solitario. Lo que coloca a los votantes de izquierda frente a un jeroglífico irresoluble, de peor a horrible, si los sondeos aciertan. Porque para que Díaz Ayuso no tenga mayoría absoluta, Podemos tiene que entrar en la Asamblea. Y si Podemos logra el 5% de votos que le permitiría tener siete diputados en la Cámara, el PP dependerá de nuevo de Vox.

Y de eso va la campaña de Monasterio, este lunes, con el apoyo de García-Gallardo: de convencer a los votantes conservadores de que un PP sin Vox es casi como el PSOE. Como poco. Un argumento que no se pierde en el vacío, pues los electores de Vox son fieles a Vox, como reflejan los sondeos (repetiría los 13 diputados de 2021) y el ambiente (ese sonoro “pues va de culo”). Así lo resume Monasterio: “Solo un Vox fuerte conseguirá que todo el mundo vea el camino que llevar para las elecciones [generales] de diciembre, y solo con un Vox fuerte la señora Ayuso se atreverá a hablar de cosas que antes no se hablaba y que nunca se han hablado”.”Así lo resume Monasterio: “Solo un Vox fuerte conseguirá que todo el mundo vea el camino que llevar para las elecciones [generales] de diciembre, y solo con un Vox fuerte la señora Ayuso se atreverá a hablar de cosas que antes no se hablaba y que nunca se han hablado”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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