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Unidas Podemos echa el resto para mantenerse en al menos seis comunidades

El discurso de las derechas sobre ETA desdibuja al socio minoritario de la coalición, que aspira por primera vez a ser clave para conformar gobiernos en Asturias, Cantabria o Extremadura

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la secretaria de Organización de Podemos y secretaria de Estado para la Agenda 2030, Lilith Vestrynge.Foto: BARCELONA EN COMÚ | Vídeo: EPV
Paula Chouza

Todo está en el aire. A menos de una semana para la cita con las urnas y tras un inicio de campaña marcado por la polémica en torno a la inclusión de 44 condenados por terrorismo en las listas de EH Bildu, los principales líderes de Unidas Podemos se afanan en movilizar al electorado de izquierdas. Su voto es clave para retener gobiernos autonómicos y municipales e impedir mayorías absolutas de la derecha, según los últimos sondeos. Pese a que las encuestas han vaticinado durante meses una bajada generalizada respecto a los comicios de 2019, fuentes del espacio reconocen que el éxito o fracaso de la convocatoria se medirá más por su capacidad de resistencia en plazas simbólicas, fundamentalmente, la Comunidad Valenciana, Madrid y Barcelona. El socio minoritario del Gobierno también aspira a ser clave para conformar por primera vez coaliciones en Asturias, Cantabria y Extremadura.

El escenario está tan abierto que el 28-M los partidos de UP pueden perder su presencia en los ejecutivos de hasta seis autonomías, o, por el contrario, dar la sorpresa y ampliar su poder territorial. Todo, además, a las puertas de unas negociaciones para una coalición amplia de izquierdas en las generales bajo el liderazgo de Yolanda Díaz que ha puesto a prueba ya las costuras del espacio.

“Prudencia” es una de las palabras más repetidas por distintos dirigentes de Podemos e Izquierda Unida, conscientes de los márgenes de error y los pronósticos iniciales a la baja. Fuentes de la formación admiten, además, que el discurso sobre ETA agitado por PP y Vox durante más de 10 días ha desdibujado a sus candidatos, interesados en hablar de su gestión en los gobiernos, o reivindicar un perfil propio frente a los socialistas en materias como la vivienda, uno de los ejes de esta campaña. En la formación de Ione Belarra confían, en todo caso, en que el argumento contra los abertzales pierda fuelle en la última semana.

Los partidos del grupo han aparcado también la batalla interna por la refundación de la alianza de izquierdas de cara a diciembre. La pugna de Podemos con Sumar, el proyecto que lidera Díaz, fue llevada al límite antes de la presentación en abril. El pulso no dejaba hueco a otros asuntos y lastraba sobremanera las opciones de sus propias candidaturas el 28-M, muchas de las cuales reclamaban la foto con la vicepresidenta en campaña. En una especie de tregua, estos días, todos los ministros evitan la polémica y ponen en valor la unidad lograda en 10 de los 12 territorios con IU.

En Madrid, la entrada en la Asamblea regional es vital para evitar una mayoría absoluta del PP, pero también para la supervivencia de Podemos, que compite directamente por el electorado de Más Madrid, otro de los actores que negociarán a partir del 29 de mayo la coalición con Díaz. Contra ellos cargó este domingo Belarra, al tildarlos de “izquierda cuqui”, durante un modesto mitin en una plaza de la capital.

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Las encuestas los sitúan al borde del 5% necesario para mantenerse dentro —4,9%, según el último estudio de 40Db. para EL PAÍS y la Cadena SER—. La cabeza de lista, Alejandra Jacinto, parte como la más desconocida, aunque en su formación son optimistas. Para Podemos, Madrid es especialmente relevante. En clave interna, es el territorio que vio nacer al partido hace más de nueve años y donde vivió su primera gran escisión (Más Madrid). Hacia fuera, el PP lleva gobernando 30 años la comunidad y consideran que es más necesario que en cualquier otro territorio “darle la vuelta” al proyecto emprendido por el Gobierno regional.

En el ámbito municipal, en 2019, tras la ruptura con la entonces alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, Podemos optó por no presentarse al Ayuntamiento. Ahora, la hipotética entrada de la candidatura encabezada por el exatleta Roberto Sotomayor podría servir para quitarle la mayoría a José Luis Martínez-Almeida (PP) y negociar un ejecutivo local con Rita Maestre, de Más Madrid, y la exministra Reyes Maroto, del PSOE. Pero muchos sondeos los sitúan fuera.

El desempeño de la coalición Unides Podem en la Comunidad Valenciana es también muy importante para la lectura nacional del 28-M. De su mantenimiento en las Cortes depende la mayoría de la izquierda para revalidar el Govern en la Generalitat y una victoria del PP —el mayor éxito que podría arrogarse Alberto Núñez Feijóo en estos comicios— tendría un efecto negativo también para Pedro Sánchez de cara a las generales. Aunque los dirigentes territoriales confían en que el ruido de Madrid no contamine la campaña, las ministras de Podemos (Ione Belarra e Irene Montero) han multiplicado su presencia en actos con el vicepresidente autonómico Héctor Illueca y esta misma semana será Díaz quien dé el espaldarazo definitivo al candidato en un mitin en Alicante. UP compite aquí con Compromís, otra de las formaciones que la líder de Sumar quiere atraer a su proyecto, aunque en estos 15 días no habrá apoyo específico a su aspirante, Joan Baldoví, por el que en su día la vicepresidenta mostró preferencia.

La batalla por Barcelona

La dirigente gallega se ha volcado en estos comicios con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la que acompañará hasta en cuatro ocasiones en campaña. Los comunes son esenciales para Sumar y la ciudad es la más importante que gobierna ya el espacio. Sin embargo, el PSOE y el propio presidente del Gobierno han redoblado esfuerzos para recuperar el poder en la capital catalana, la joya de la corona y donde tienen posibilidades de vender una gran victoria.

Los intereses de Díaz y Sánchez chocan en esta plaza, porque la derrota de Colau, principal aliada de la titular de Trabajo, amenaza con dejar tocado el proyecto de la vicepresidenta. Fuentes de los comunes no ocultan su malestar con la estrategia de los socialistas y buena parte del mensaje de la alcaldesa en campaña, que pide concentrar el voto progresista en su candidatura, se basa en agitar un posible pacto entre el PSC (Jaume Collboni) y Junts (Xavier Trías) para arrebatarle el gobierno local. Desde el entorno de Díaz se lo toman muy en serio y lanzan también una advertencia a Sánchez: “Barcelona no se puede aislar del proyecto del Estado”.

“Espero que el PSOE sea muy consciente de lo que nos jugamos en todas partes”, resume una dirigente de Podemos. Todos saben que las municipales y autonómicas funcionarán como una suerte de primera vuelta de las generales. Además de pelear por mantener Aragón, Navarra, La Rioja (a priori más complicado), Comunidad Valenciana, Baleares y Canarias, la alianza del partido con IU tiene opciones de completar la mayoría en Cantabria, donde en 2019 quedaron fuera del Parlamento autonómico, o entrar en el Gobierno de Extremadura (Guillermo Fernández Vara pelea por mantener la absoluta). Saltándose el pacto de no agresión, este domingo Díaz criticó al PSOE en un acto en Mérida junto a su candidata a la presidencia, Irene de Miguel, al proclamar que la sanidad pública se defiende “todos los días, no solo con anuncios electorales”, en referencia a los 580 millones de refuerzo que tiene previsto aprobar el próximo Consejo de Ministros. Izquierda Unida también ha priorizado Asturias y aspira a ser llave para un Ejecutivo con el socialista Adrián Barbón. Pero la fotografía es borrosa y la horquilla de los sondeos impide echar las campanas al vuelo.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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