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Elecciones municipales de Barcelona: por qué los ‘números dos’ son importantes para las candidaturas

Los candidatos que ocupan el segundo puesto en las listas de los comunes, Junts, PSC y ERC cobran un protagonismo inusual en caso de que los cabeza de cartel decidan abandonar el Ayuntamiento

De izquierda a derecha: Jordi Martí Grau (comunes), María Eugenia Gay (PSC), Neus Munté (Junts) y Elisenda Alamany (ERC).
De izquierda a derecha: Jordi Martí Grau (comunes), María Eugenia Gay (PSC), Neus Munté (Junts) y Elisenda Alamany (ERC).

Con la elección de los número dos en las listas electorales, los partidos políticos suelen buscar tirón electoral: perfiles atractivos o que complementen las cabeza de cartel y permitan pescar votos más allá del caladero tradicional de cada formación. Pero en Barcelona, en las elecciones del próximo 28 de mayo, los nombres elegidos por los cuatro partidos más bien situados asumen un protagonismo inusitado: si los cabezas de lista no ganan y abandonan el Ayuntamiento alguien tendrá que tomar el mando de los respectivos grupos municipales y capitanear los pactos o la travesía en el desierto de la oposición. Ada Colau (Barcelona en Comú) no responde cuando se le pregunta, pero su entorno da por sentado que no se quedará si no repite como alcaldesa. Xavier Trias (Junts) asegura que será “alcalde o nada”. Jaume Collboni (PSC) y Ernest Maragall (ERC) afirman que se quedarán en la oposición, pero fuentes próximas a su entono lo ponen en cuestión. Collboni es la tercera vez que lo intenta, alertan. Maragall la segunda, y su edad, 80 años, pesa, aunque él defiende que está mejor que nunca.

Jordi Martí, número dos en la lista de Colau. El actual teniente de alcalde de Educación y Cultura se enroló con Barcelona en Comú en 2015, tras conocer a la alcaldesa Ada Colau y tener los dos un flechazo profesional. Gran conocedor de la maquinaria municipal desde su época como socialista al frente de Cultura y como expresidente del grupo municipal. En las elecciones de 2019 ocupó el número cinco en la lista de los comunes y, además de ser teniente de alcalde, ha llevado el peso del diseño de los presupuestos. Martí celebra ocupar el segundo lugar de la lista: “Me lo han pedido y estoy encantado de contribuir al proyecto de transformación de Barcelona emprendido en 2015″. Mientras, Colau no revela si se quedará en el Ayuntamiento en caso de no repetir como alcaldesa, aunque su entorno asume que se marchará tras dos mandatos. En este contexto, Martí evita hablar sobre una eventual clave sucesoria: vista la magnitud del liderazgo de la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), la pregunta de quién capitaneará el proyecto el día que Colau se marche es un melón de tal calibre que Barcelona en Comú ni si quiera lo ha abierto.

ERC busca repetir “fórmula ganadora” con Elisenda Alamany. Fue el fichaje sorpresa de ERC en 2019: procedía de los comunes y su condición de mujer joven era el contrapunto perfecto a un Ernest Maragall que superaba los 75 años. Alamany ya ocupó el segundo lugar de la lista entonces. Este miércoles, el candidato defendió que repite la “fórmula ganadora” de 2019, y que ha colocado de número tres a la delegada del Govern en Madrid Ester Capella, rompiendo la cremallera hombre-mujer y para lanzar un mensaje en clave feminista. Al ser preguntado si la elección es en clave sucesoria, Maragall respondió que la lectura es errónea, porque piensa quedarse de concejal aunque no gobierne, por responsabilidad institucional. Alamany comparte ese compromiso: “Me parece irresponsable abandonar la ciudad aunque no gobiernes. Collboni incluso ha abandonado a la ciudad estando en el Gobierno y poniendo el partido por delante”. Ante unas encuestas cada vez menos halagüeñas para el que fuese el ganador de los pasados comicios, la búsqueda del ticket electoral fue asumido por los republicanos como la manera de animar la contienda. No faltó incluso quien, en conversaciones informales, propusiera incluso a la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, cuya inhabilitación ya ha sido levantada. Muchos ojos también estaban en Capella, que ya había estado en el Ayuntamiento y tiene una dilatada experiencia en la Generalitat y el Congreso. Algunas fuentes entienden que el candidato la ha relegado a la tercera posición para que no le haga sombra.

Maria Eugènia Gay, el guiño del PSC al orden. La competencia por el voto de orden será clave en las elecciones para la alcaldía de Barcelona. De ahí que las candidaturas se vayan recolocando y busquen perfiles que seduzcan a esos sectores en liza. Ahí se inscribe la decisión de los socialistas de ubicar a la delegada del Gobierno en Cataluña, Maria Eugènia Gay, en la segunda posición de la lista que lidera Jaume Collboni. La también exdecana del Colegio de Abogados, que cada vez parece mostrar más interés en comenzar una carrera política, permite a la vez atraer a un votante que posiblemente antes apoyara a Ciudadanos y que, ante la irrupción de Trias, dude sobre a quién darle su voto. La abogada pone en valor la lista del PSC: “Es una candidatura transversal, mi perfil es de mujer, plural e independiente, que conoce bien la ciudad, porque he ejercido de abogada y conozco los problemas de los ciudadanos”, asegura. El nombre de Gay, sin experiencia en la política municipal, también está bien visto en el PSOE, para quien obtener la alcaldía de la capital catalana es una de las metas a conseguir para intentar soslayar la previsión de malos resultados. Collboni domina la estructura del PSC de Barcelona, con lo cual tiene margen para pilotar la sucesión en caso de malos resultados. La más afectada con el aterrizaje de Gay ha sido Laia Bonet, que aunque irá en tercer lugar ha tenido que asumir el papel complicado (y desgastante) de ser la cabeza visible de la coalición con los comunes.

La eterna candidata Neus Munté. Xavier Trias, candidato de Junts al Ayuntamiento, ha tenido carta blanca para hacer la lista con la que espera volver a gobernar. Cuando el pasado mes de diciembre oficializó su candidatura, el exalcalde dijo que después de su nombre, en la papeleta, irían, en orden, el de Neus Munté y Jordi Martí Galbis. La decisión de Trias respetaba así la arquitectura con que el grupo municipal había sobrevivido la renuncia de Elsa Artadi a ser la alcaldable y la entrega de ambos políticos a mantener vivo el proyecto neoconvergente en la ciudad en momentos complicados. Pero aunque Trias tenga todo el control, algunas voces de exaltos cargos de Junts que han recalado en su entorno si intentaron abrir el debate sobre si no era más conveniente que tras seis años como eterna candidata, Munté pasara a una segunda línea. Proponían a la exconsejera de Acció Exterior, Victòria Alsina, como su reemplazo. Munté ya ha conducido al partido en la travesía del desierto de la oposición y el propio Trias, según explican en su equipo, les ha instado a que, de manera coral, reflexionen sobre el proyecto a largo plazo y aborden también el tema su sucesorio pues, incluso siendo alcalde, descarta volverse a presentar.

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