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“Cuando se me acabe la batería del patinete tendré que volver andando”

Los vehículos unipersonales eléctricos desaparecen de los transportes públicos el primer día en que se prohíbe su acceso en toda Cataluña

Alfonso L. Congostrina
Un usuario del metro con su patinete eléctrico en la estación de Catalunya.
Un usuario del metro con su patinete eléctrico en la estación de Catalunya.Albert Garcia

Arturo (no quiere revelar su apellido) ya hace varios meses que trabaja en Glovo repartiendo comida de punta y punta de la ciudad de Barcelona. Es de los pocos repartidores que hace su trabajo a bordo de un patinete eléctrico. “Para mi es el medio más cómodo. No tengo que dar pedales, no tengo que tener seguro ni echarle gasolina”, remata. Hasta este miércoles su modo de transporte tenía una ventaja asociada que ha desaparecido: Arturo reparte comidas en toda la ciudad pero, hasta hoy, cuando se le acababa la batería subía en el metro y el autobús con su patinete y regresaba a casa o continuaba haciendo pedidos en transporte público. Hoy esta ventaja se ha acabado con la entrada en vigor de la prohibición que impide subir patinetes en autobús, metro, tranvía o trenes de los medios de transporte de toda Cataluña.

“No he tenido que llamar la atención absolutamente a nadie por intentar entrar en patinete”, así de contundente se ha mostrado este miércoles un vigilante de seguridad en el hall de la estación de plaza Catalunya de Barcelona, uno de los nudos que sirve de acceso y salida a los usuarios de Metro y Renfe en la capital catalana.

A partir de este miércoles está prohibido acceder con patinetes a autobuses, metros, trenes y tranvías de toda Cataluña. Una prohibición que se alargará durante los próximos seis meses. La nueva restricción lleva anunciándose desde finales de 2022 y, de un día a otro, los usuarios han cumplido mayoritariamente la nueva norma. “También ha ayudado mucho que todo el mundo sabe que si entras con el patinete son 200 euros de multa. Eso ha frenado mucho a los que llevan patinete en la Renfe y el Metro”, advierte un informador de Renfe, también en la estación de plaza Catalunya.

Arturo es uno de los que se ha resignado. Enseña orgulloso su patinete al que ha adptado una segunda batería y ha recubierto la conexión con varias capas de cinta aislante: “Tengo 45 kilómetros de autonomía pero no es suficiente como para no tener que subir en el metro. Ahora veo que si se me acaba la batería en Sarrià tendré que volver caminando hasta mi casa en el Raval”.

Nadie puede sorprenderse por la prohibición de subir los patinetes en el transporte público ya que todos los operadores llevan semanas inundando de carteles y letreros alertando que el patinete no subirá a los medios de transporte. “Prohibido el acceso de patinetes y monociclos eléctricos más allá de las máquinas de validación”, así de contundente es el mensaje que se puede leer en las estaciones de metro. El problema es que este mensaje es intermitente con otros como el que obliga a llevar mascarilla, una norma que muy pocos cumplen y que acabará el próximo 7 de febrero. “La diferencia es que las normativa de mascarillas es estatal y solo la policía podía denunciar mientras que con los patinetes sí que podemos sancionar”, aseguran fuentes cercanas a Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Pese a ello, tanto TMB como Renfe mantienen que durante los primeros días se limitarán a informar sobre la prohibición de acceder con patinete eléctrico (aunque esté plegado) y procederán a sancionar dentro de unas semanas. “Hoy he visto como a un chico, que quería acceder a la estación de metro de la avenida del Carrilet en l’Hospitalet de Llobregat, los vigilantes le impedían el acceso”, alertaba Oriol Puig, uno de los usuarios que coge el metro a diario. “Pero fuera de ese incidente lo cierto es que han desaparecido los patinetes dentro de los vagones”, alerta.

La prohibición de acceso responde a los riesgos para la seguridad de usuarios y trabajadores que suponen estos vehículos de movilidad personal, entre los que se señalan los causados por la explosión e inflamabilidad de las baterías. Solo ha habido un incendio de estos vehículos dentro de un vagón pero ha sido suficiente para prohibir el acceso de estos vehículos. Fue el pasado 17 de noviembre en el interior de un vagón de los Ferrocarrils de la Generalitat cuando circulaba entre Sant Boi y Molí Nou (Barcelona). Se desconoce que provocó la explosión que causó cinco heridos pero la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) mantiene que el vehículo no estaba cargándose. En lo que sí están de acuerdo todos los operadores es que no pueden exponerse a otro incidente similar que podría provocar consecuencias muy graves.

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El patinete es una solución perfecta para los trayectos intermodales de usuarios que se desplazan a lugares como polígonos industriales u otras zonas con medios de transporte público deficiente. Por ese motivo, la ATM utilizará estos seis meses para elaborar una propuesta de regulación sobre el acceso de patinetes a los transportes públicos minimizando el riesgo de explosión.

Encontrar este miércoles un patinete en la red de transporte público de Barcelona era buscar una aguja en un pajar.

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