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El Gobierno catalán avisa a Sánchez de que sin un referéndum el conflicto político en Cataluña “no se acabará”

El Ejecutivo central rechaza radicalmente esa opción y considera que el ‘procés’ finaliza tras la reforma del Código Penal

'consellera' de Presidencia, Laura Vilagrà
La 'consellera' de Presidencia, Laura Vilagrà, el pasado miércoles.Quique Garcia (EFE)
Àngels Piñol

El Govern ha alertado este viernes al Gobierno de Pedro Sánchez de que el conflicto político continúa vigente en Cataluña y que no acabará hasta que se celebre un referéndum de autodeterminación. La portavoz del Ejecutivo catalán insistió en esa tesis el pasado martes, al término del Consell Executiu, y lo ha vuelto a reiterar este viernes la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà. La Moncloa rechaza de forma enérgica la propuesta. “Sabemos que es complejo y que el camino no será fácil. Pero estamos absolutamente convencidos de que es la línea para conseguir que el conflicto político se acabe”, ha dicho Vilagrà en una entrevista a Efe. “Sin la votación de la ciudadanía de Cataluña, el conflicto político no se acabará”.

La postura del Govern choca frontalmente con la de Pedro Sánchez que defiende, además, que el procés ha finalizado tras la reforma del Código Penal, añadida a los indultos, que ha permitido derogar el delito de sedición y reformar el de malversación. La modificación, que entrará en vigor la próxima semana, ha mejorado la expectativa penal de líderes del procés y de excargos del Govern que se enfrentan a juicios. Vilagrà reconoce los avances jurídicos, pero recalca que en esta segunda fase ERC quiere centrarse en el referéndum y en culminar una amnistía. “Pedro Sánchez se estaría equivocando si pensara que solo por haber abierto la línea de la desjudicialización el conflicto se ha acabado. Al contrario, Simplemente mirando para otro lado no se acabará. Esa carpeta, más pronto que tarde, la tienen que abrir”.

Tras el enorme revuelo formado por la reforma del Código Penal, el Gobierno decidió de entrada enfriar la mesa de diálogo y no celebrar el encuentro que estaba previsto para el pasado mes de diciembre. El Ejecutivo catalán aceptó el pasado martes a regañadientes esa postura, pero desdramatizó la anulación de la convocatoria al esgrimir que iba a ser solo una foto para mostrar los acuerdos sobre la malversación y sedición. Queda la duda de cuándo se celebrará la próxima mesa con las elecciones municipales a la vista y con el desgaste que ha sufrido el PSOE con una elevada apuesta. El Govern avisa de que quiere que la próxima cita sirva también para mostrar resultados.

Desde el principio de la negociación, ERC defiende que el referéndum es la fórmula más democrática para resolver el conflicto, pero se ha topado con el rechazo infranqueable del Gobierno. El diagnóstico es divergente: Sánchez sostiene que se ha acabado el procés, que se ha abierto una etapa de “convivencia y concordia” en Cataluña y que es el momento de superar la fractura “de una vez por todas”. Los socialistas catalanes rechazan también el referéndum por ser “divisivo” y abogan por mirar adelante. Todo el independentismo, y no solo ERC, rechaza ese análisis. El president Pere Aragonès reivindica un “pacto de claridad” que fije las condiciones de un referéndum como las de que necesariamente vote la mitad del censo y en que se dé por válido el “sí” a la independencia si logra el 55% de los votos.

El Parlament rechazó en septiembre, en el debate de Política General, esa propuesta de Aragonès que solo logró la complicidad de En Comú Podem (Junts se abstuvo y el resto de fuerzas votaron en contra). Los comunes habían defendido en el pasado una idea similar, pero este jueves Jéssica Albiach, su líder parlamentaria, reconoció que en la Cámara “no hay una mayoría suficiente” para ese pacto y emplazó a Aragonès a convocar la mesa de partidos catalanes para decidir “entre todos” cuál es “la gran propuesta de país”. ”Lo primero es llegar a acuerdos en Cataluña”, rebate Vilagrà. “Las ideas a menudo necesitan una cierta maduración para que tiren adelante y en próximos meses trabajaremos para poder obtener una coalición potente para ir fuertes a Madrid”.

El PSC reprocha desde hace meses a Aragonès que no convoque esa mesa de partidos catalanes cuya celebración figuraba en los acuerdos entre el Gobierno y ERC. Salvador Illa, primer secretario del PSC, suele recriminar al president que debería predicar con el ejemplo cuando reivindica siempre el diálogo. Y no solo eso. El también jefe de la oposición en Cataluña pidió a ERC que deje de “mentir” y tenga el “coraje” de decir la verdad. “Cataluña ha pasado página al procés y no va a haber un referéndum. Ya basta de fantasear”, dijo Illa en diciembre visiblemente molesto cuando reiteró que los catalanes votarán en un futuro un acuerdo pero solo sobre el autogobierno.

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Con las elecciones municipales en el horizonte, ERC y PSC se disputarán ser la primera fuerza política. Desde hace semanas, negocian los presupuestos catalanes cuya suerte es ahora una incógnita. De momento, el Ejecutivo ha tenido que prorrogar las cuentas. Con solo 33 escaños y una frágil mayoría parlamentaria, el Govern necesita a PSC (33) o Junts (31). Las conversaciones han encallado porque el PSC exige contrapartidas políticas para desencallar grandes proyectos (ampliación del aeropuerto, la Ronda B-40 en Barcelona o el complejo lúdico Hard Rock Café) para aprobarlos.

Frente a su estrategia en el Congreso, ERC rechaza las peticiones porque dice que no se pueden negociar en el marco de los Presupuestos cuestiones que desbordan el proyecto. En una carta a la militancia sobre el curso política, Illa ha reivindicado la necesidad de que Cataluña tenga unos presupuestos. “Con papeles, con números, con métodos. Sin trompicones y sin volantazos”, afirma.

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