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Barcelona atrae a personas sin hogar cuando agudizan su proceso de exclusión

El 60% de las 300 personas encuestadas admite que la primera vez que durmió al raso fue en la capital catalana

Personas sin hogar Barcelona
Una persona sin hogar prepara el lugar donde dormir en Barcelona, en una fotografía de archivo.Gianluca Battista (Foto: Gianluca Battista)

La mitad de las 895 personas sin hogar que pernoctan en las calles de Barcelona hace menos de 5 años que residen en la ciudad, a la que llegan a medida en que profundizan su proceso de exclusión, según un informe del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB). El estudio estima que en 2021 había un mínimo de 1.493 personas sinhogar en el área metropolitana de Barcelona, de la que 1.120 pernoctaban en la calle (895 en Barcelona, 92 en L’Hospitalet de Llobregat, 48 en Badalona, 28 en Santa Coloma de Gramenet, 19 en Sant Adrià de Besòs,14 en Ripollet, 4 en Gavà, 3 en La Palma de Cervelló y 1 en El Papiol).

El trabajo confirma el crecimiento de la exclusión residencial y sin hogarismo en el área metropolitana de Barcelona y resalta que es un fenómeno que crece en toda Europa desde hace varias décadas. La investigación del IERMB, que hace por primera vez una aproximación a las trayectorias de exclusión de la vivienda y la movilidad de las personas sin hogar atendidas en los equipamientos de Barcelona, analiza también la situación de “vivienda insegura” y resalta que en 2021 se practicaron en el área metropolitana de Barcelona más de 3.300 desahucios.

El jefe del área de cohesión social y urbana del IERMB y uno de los autores de la investigación, Sergio Porcel, ha explicado que “el 77% son a causa de impagos de alquiler y el resto de impagos hipotecarios” y ha resaltado que “el sobre esfuerzo en el pago de la vivienda sitúa la metrópoli de Barcelona, junto con Cataluña y España, en uno de los niveles más elevados del contexto europeo”. El estudio indica que alrededor del 40% de los hogares metropolitanos que viven de alquiler destinan más de un 40% de sus ingresos a hacer frente a los gastos de la vivienda.

Sin embargo, también subraya que durante 2021 “la incidencia del marco normativo desplegado y los esfuerzos en la mediación” han hecho que, a pesar del impacto social de la crisis pandémica, el número de lanzamientos practicados no ha superado los niveles previos a la pandemia. Los autores del informe destacan que la información disponible sobre el fenómeno del sinhogarismo en Barcelona “es muy grande gracias al trabajo conjunto de entidades sociales y del Ayuntamiento en el marco de la Red de Atención a las Personas Sin Hogar (XAPSLL)” y que en la ciudad, entre 2008 y 2021, han aumentado un 136%, hasta las 2.808, el número de plazas en equipamientos y recursos residenciales específicos para personas sin hogar.

Para Albert Sales, investigador del IERMB y experto en sin hogarismo,”lo que es preocupante es que este aumento en las plazas no haya detenido el incremento de personas que viven en la calle, que han pasado de 658 (2008) a 895 (2021)”. Según Sales, “lo que falta es prevención y políticas estructurales para combatir la exclusión social”.

El número de personas que vive al raso ha aumentado un 36% respecto a las de 2008
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La encuesta a las personas sin hogar atendidas en los dispositivos del Programa Municipal de Atención a las Personas Sin Hogar de Barcelona, llevada a cabo entre abril de 2021 y enero de 2022 y que ha contado con la participación de 315 personas, ha revelado, además de que la mitad de la población atendida en la ciudad de Barcelona es de llegada reciente, que ha crecido el número de personas extranjeras que duermen en la calle de la ciudad.

El estudio observa diferencias por género en cuanto al tiempo de estancia en la ciudad de las personas sin hogar y certifica que la proporción de mujeres que están en Barcelona desde hace más de 4 años sin ser originarias de la ciudad o país es significativamente superior a la de los varones. Preguntadas sobre dónde vivían antes de llegar a Barcelona, sólo un 13,5% afirmaron haber vivido siempre o desde la infancia, un 29,5%expresan proceder de otro municipio catalán, un 25% de otro municipio español de fuera de Cataluña y un 30% dijeron que residían en el extranjero antes de instalarse en la ciudad.

Otro dato del estudio es que el 51% de las mujeres atendidas en servicios sociales específicos para personas sin hogar no habían dormido nunca en la calle y sólo un 22% informan de trayectorias de calle de más de un año. Un 33% contestaron que estaban en pensiones pagadas por los servicios municipales mientras esperan plaza en un centro y un 17% estaban en una pensión, un hostal o una habitación de realquiler por sus propios medios. Un 57,7% de las personas atendidas en equipamientos municipales de Barcelona aseguraron que la primera vez que tuvieron que dormir en la calle fue en la capital catalana.

La conclusión, según los autores del estudio, es que existe un desplazamiento hacia el centro de la metrópoli (municipio de Barcelona) de las personas a medida que profundizan en su proceso de exclusión y que las personas migradas tienen más riesgo de quedarse sin hogar y que cuando lo sufren tienden a buscar estrategias de supervivencia en la ciudad de Barcelona. Según Albert Sales, “Barcelona es el punto geográfico de llegada de situaciones de exclusión residencial que tienen un recorrido muy largo que no se ubica necesariamente en la ciudad misma”.

Un 27,6% de las personas atendidas en los equipamientos municipales de Barcelona estaba en una vivienda propia, de propiedad o de alquiler, antes de quedarse sin hogar, mientras que el 23,5% vivía en pisos compartidos y el 21,3% en casas familiares. “Esto constata la poca frecuencia con la que las personas que requieren apoyo de los servicios residenciales han tenido acceso a la tenencia de una vivienda”, ha concluido Sales.

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